La historia de la Villa Hipódromo, el club que en dos años levantó su cancha, se metió a la liga y peleará por su primera corona
Pasó de ser potrero a afiliado de la Liga Sanjuanina de fútbol. Arrancó en la B, se adaptó rápido y le puso mucho corazón y trabajo para mantenerse. 74 años de historia y un sueño barrial por alcanzar la primera categoría del fútbol sanjuanino. A un paso de tocar el cielo con las manos: será rival de Defensores de Argentinos en la final por el ascenso.
Club humilde, de bajo recursos, de laburantes. Su nombre no tiene chapa, pero si un sentido de pertenencia marcado por el potrero, los pibes del barrio y toda esa magia que solo sucede en los rinconcitos. La esquina de Avenida Paula y Guayaquil vive momentos de pura felicidad, es que la institución de la familia está a un pasito de alcanzar la gloria. Dos años atrás, el sueño de la Villa Hipódromo era entrar a competir a la Liga Sanjuanina, y al cabo de un puñado de meses, es protagonista. Finalista. Y peleará con Defensores de Argentinos por el ascenso y su primer corona.
En la Villa Hipódromo la escena se repite cada tarde: un paredón inmenso, un portón abierto de par en par para los jugadores, un reducido en el centro de la cancha y las bicicletas amontonadas en los costados. Es un club de barrio, de los pibes, de las familias, de gente que siente la camiseta como si fuera una segunda piel. De los vecinos que se levantan y se acercan con el mate a ver la práctica. Los mismos que mientras riegan la vereda despiden con un gesto al plantel que va de regreso a su hogar. Cansado, pero con un sueño latente de Primera.
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El club nació hace 74 años y hoy tiene más de cien socios, prácticamente las mismas familias y vecinos que crecieron con la institución. Durante décadas, no pudo competir oficialmente porque no cumplía con los requisitos que imponía la Liga Sanjuanina de Fútbol. Todo eso empezó a cambiar en 2023, cuando los propios jugadores y dirigentes de aquel entonces decidieron cambiar la historia.
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El alambrado olímpico, por ejemplo, se levantó ladrillo a ladrillo, con hinchas, dirigentes y jugadores trabajando codo a codo cada día. Entre ellos, Gustavo Naveda, el capitán y referente, quien en su visita a Entretiempo, el streaming de Tiempo de Sa Juan, contó como fueron esos días de sacrificio por amor a sus colores: "Todo fue a pulmón. Después de entrenar nos quedábamos hasta la noche trabajando. No había mate, solo coca y tortitas. El que pegaba los ladrillos era el mismo que al otro día corría en la cancha".
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El plantel no es numeroso, pero sí tiene identidad y mucho sentido de pertenencia: la mayoría son chicos del barrio, pibes que crecieron viendo la cancha desde la vereda y hoy sueñan con defender la camiseta en el la final porel ascenso.
En la Villa Hipódromo no se habla de sueldos. Los futbolistas trabajan de albañiles, en empresas o manejando aplicaciones de transporte. Llegan al entrenamiento con la ropa todavía húmeda de laburar todo el día, pero sin perder las ganas.
La institución también ofrece futsal masculino y femenino, fútbol 11 femenino, escuelita e inferiores, vóley y kick boxing
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Hoy, la conducción del club está en manos de Cristian González, acompañado por Carlos Regalado y Juan Zalazar. Lo que se respira en la Villa es ilusión pura. Un trabajo a pulmón, un barrio empujando junto, un plantel que sueña despierto con el ascenso y la primer corona del club en el fútbol sanjuanino.