Cuando conoció el turf y todo su mundo, con apenas 13 años, Juan Carlos Noriega jamás hubiese imaginado que un día iba a ganar en Palermo, en San Isidro, en Arabia Saudita o en una clásica del interior del país como lo es el Gran Premio Domingo Faustino Sarmiento. Es que ese mismo hombre que este jueves se subió al escenario del Jockey Club para recibir una ovación tras conquistar la 72º edición del clásico sanjuanino, creció en la más absoluta humildad: con un padre que falleció en un accidente cuando él era apenas un niño y con una madre que, con coraje y sacrificio, se las ingenió para criar a sus siete hermanos y a él.
Se podría decir que el turf le cambió la vida. En plena adolescencia y gracias a su hermano Hugo, empezó a montar en carreras cuadreras y poco después dejó su pueblo para perseguir un sueño. De aprendiz pasó a jockey profesional, y ahora, con casi cuatro décadas en la profesión suma más de 4.500 victorias, entre ellas cuatro veces el Gran Premio Nacional, tres veces el Pellegrini y decenas de clásicos en cada rincón del interior argentino.
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En San Juan volvió a dejar su sello. Ya había ganado el Sarmiento en 2018 y en 2022, y este jueves repitió la hazaña con una sonrisa tan grande como la primera vez. “La verdad que es el clásico más importante que tiene la provincia de San Juan. Lo disfruto muchísimo. He tenido la suerte de correrla tres veces y las tres veces tuve grandes caballos que me llevaron al disco”, dijo el protagonista a Tiempo de San Juan
Noriega agradeció la confianza de quienes lo convocaron, el dueño del caballo (Gastón Ávila) y el cuidador (Sergio Perona), y subrayó lo que más lo moviliza: “La satisfacción más grande que me da es poder participar en esta reunión con gente del interior, que para ellos es muy importante y para mí también. Disfruto como lo disfrutan ellos, a la par de ellos”.
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A sus 51 años, el “Chupino” no baja la guardia. Entre semana sigue trabajando como el aprendiz que alguna vez fue y ya piensa en lo que viene: “¿La cuarta? Esperemos que sigamos en la brecha y que pueda venir otra vez. Para mí es un honor que todavía me tengan en cuenta en San Juan”.
Los sanjuaninos lo recibieron en el escenario de pie, con el aplauso largo que se le dedica a los grandes. Y es que la historia de Juan Carlos Noriega no es solo la de un jockey con victorias, es la de un hombre que, desde la más profunda humildad, se convirtió en leyenda.