Independiente volvió a respirar. En un Libertadores de América con clima de alivio, el conjunto de Avellaneda derrotó 3-0 a Platense en el partido pendiente de la fecha 6 del Clausura, postergado por los incidentes ocurridos ante Universidad de Chile. Con una actuación sólida y efectiva, el equipo consiguió su primera victoria en el torneo y rompió una sequía de 15 partidos sin triunfos, algo que pesaba demasiado en el ánimo del plantel y los hinchas.
El primer golpe llegó en el primer tiempo, cuando Gabriel Ávalos abrió el marcador luego de una jugada que dejó dudas por una posible posición adelantada. Pese a la protesta de los jugadores del Calamar, el gol fue convalidado y el Rojo empezó a soltarse.
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Ya en el complemento, el equipo mostró otra cara: más confianza, más intensidad y más claridad. Felipe Loyola amplió la diferencia con una gran definición tras una jugada colectiva, y sobre el final Lautaro Millán cerró la goleada con un remate potente que desató la ovación de todo el estadio.
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El triunfo significó mucho más que tres puntos: fue un desahogo colectivo después de semanas difíciles, críticas y frustraciones acumuladas. Independiente volvió a ganar, gustó por momentos y se ilusiona con que este sea el punto de partida para cambiar el rumbo.