Promesa y un destacado de la natación. Mauro Czybuk sigue batiendo récords y antes de viajar para sumarse a la Selección Argentina, se encontró con Delfina Pignatello en el Aeropuerto. Charla, foto y el elogio al 'Meolans' sanjuanino.
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SUSCRIBITEPromesa y un destacado de la natación. Mauro Czybuk sigue batiendo récords y antes de viajar para sumarse a la Selección Argentina, se encontró con Delfina Pignatello en el Aeropuerto. Charla, foto y el elogio al 'Meolans' sanjuanino.
Iván, el papá de Mauro, le contó a Tiempo de San Juan que el encuentro fue maravilloso y de mucha alegría para el nadador que se preparaba para viajar a Buenos Aires y luego a Brasil con la delegación argentina, para disputar el Trofeo Internacional de Natación Infanto Juvenil en Mococa, del 10 al 12 de octubre.
"La madre de Mauro la reconoció cuando entraba al Aeropuerto y le dijo que nuestro hijo viajaba a Mococa. Ella se acercó a saludarlo y cuando le comentamos que era seis veces campeón argentino, con tres récord nacionales, ella dijo 'Siempre he dicho que los fondistas somos valientes'", aseguró.
La ex nadadora y medallista felicitó a Mauro Czybuk por sus logros, siendo un deportista tan joven y teniendo un récord tan grande a su corta edad
Antes de tomar el vuelo, Pignatiello comparó el viaje a Brasil del 'Meolans' sanjuanino al que tuvo ella a la misma edad. Le aseguró que es una competencia muy buena y muy linda. Así y con una foto para el recuerdo, se fueron juntos al avión que iba directo a Buenos Aires. Delfi a sus pagos y Czybuk, a la cita de la Selección. ¡Qué encuentro!
Fugaz, efímera, pero con una huella que dejó más de un aprendizaje y no sólo para el mundo del deporte de élite en Argentina. La carrera de la nadadora olímpica Delfina Pignatiello logró generar reflexiones profundas sobre las presiones sociales, la exigencia, la salud mental de los deportistas y el uso responsable de las redes sociales.
Nacida en el año 2000 en San Isidro, la deportista tuvo un vínculo prolongado con la natación. Su mamá es profesora de educación física e instructora de natación, y la primera vez que Delfina se metió en una pileta tenía apenas ocho meses. A los 12 años comenzó a tomarse las prácticas con más dedicación y, con apenas cuatro años de formación, ya se metió en los andariveles de las competencias mundiales más codiciadas por los juveniles, donde cosechó importantes éxitos.
En 2016, en su primera competencia internacional, salió sexta en el Campeonato Mundial de de Piscina Corta. Pero la fiebre por Delfina subió en 2017, cuando quedó bicampeona de 800 y 1500 metros libres en el Campeonato Mundial Junior de Indiannápolis, en Estados Unidos. Se llevó también una medalla de plata. En los Juegos Sudamericanos de la Juventud, del mismo año, fue abanderada de la delegación y obtuvo tres medallas de oro, tres de plata y dos de bronce.
Al año siguiente, durante los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018, celebrados en Buenos Aires, se quedó con dos medallas de plata en 400 y 800 metros libres. Por sus éxitos y su juventud, también se convirtió en una figura pública de relevancia, con miles de seguidores en las redes sociales que admiraban sus progresos y seguían el día a día de sus rutinas.
En los Juegos Panamericanos de 2019, todas las miradas estaban puestas en Delfina, que no decepcionó: obtuvo la medalla de oro en 400, 800 y 1500 metros libres, convirtiéndose así en la primera nadadora argentina en ganar tres medallas de oro en Juegos Panamericanos. Esos laureles le permitieron ser la abanderada de clausura del torneo.
Ese mismo año, en el tour Mare Nostrum, rompió sus propios récords. Nadó 1500 metros en menos de 16 minutos y se quedó con la medalla de oro. Para los 800 metros tardó poco más de ocho minutos, lo que le dio una medalla de plata. También nadó 400 metros, y así se llevó otra medalla de plata y el récord argentino.
La popularidad de Delfina crecía a la par de la presión que sentía por tener siempre un buen desempeño. El fracaso no estaba permitido en su carrera, siempre en ascenso, y así llegó a la cita más importante de su carrera: los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020. Participó en los 1500 metros libres y quedó en la posición 29 con un tiempo de 16:33:69 y en los 800 metros libres, con un tiempo de 8:44:85 que la dejó en el puesto 27.
Después de tocar última la pared de esa piscina en Japón, no pensó en volver a los entrenamientos y en tomar ese tropezón como un paso más de una larga carrera deportiva que, como todas, tiene muchos sinsabores. No. Delfina pensó primero en los comentarios de las redes sociales. Le dolía pensar en las críticas que iba a recibir por no ser la mejor de todas. Y aunque hizo declaraciones a la prensa sobre la importancia de seguir intentado, pasaron pocos meses hasta que dijo basta.
"Es una carrera larga. Esto no es ni un antes ni un después. No hay nada tan importante ni nada tan terrible en la vida. Y quiero aprender de eso”, había expresado la joven desde Tokyo. Pero su cabeza estaba presa de otra cosa: los comentarios de desconocidos, que iban a criticarla con dureza por no cumplir con esos estándares imposibles de perfección que imponen las redes sociales.
“¿Cómo podía ser que lo que más me importara era la mirada de un montón de personas que no conocía? Ahí registré hasta dónde había llegado mi exposición y la comodidad con la que otros y los medios opinaban de mí, de lo que hacía o dejaba de hacer, de mis sueños y objetivos, tomándolos como suyos. Y yo esclava de eso”, reflexionó más tarde, en una charla TEDx.
En junio de 2022, y con apenas 22 años, anunció su retiro del deporte de alto rendimiento. Publicó en las redes una foto subida un podio limeño, cuando estaba en la cima de su carrera. Y aseguró que iba a seguir nadando, porque siente que el agua es su ambiente natural. Pero sin competencias, ni medallas, ni récords. Sin esa exigencia atroz de las redes sociales, que ponen la vara demasiado alta, como olvidando que detrás de las fotos de los triunfos hay una persona que siente.
"Ahora quisiera contarles que hace unos meses tome la decisión de hacer un paso al costado del alto rendimiento y la competencia. El deporte forma parte de mi vida desde otro lado, sigo nadando y estar en el agua seguirá siendo siempre mi lugar en el mundo. Me compré una cámara de fotos y emprendí un camino artístico el cual estoy explorando con mucha curiosidad, ganas de aprender y seguir creciendo. Me hace muy feliz y me hizo soñar devuelta", escribió Delfina sobre sus nuevas ilusiones, en una publicación que recibió el apoyo de sus fans.
En pocos meses, Delfina tomó partido de su experiencia para inspirar a otros. Se convirtió en oradora motivacional y creó un perfil en redes sociales con su portfolio de fotografías artísticas, que ya tiene 29 mil seguidores. Cámara en mano, recorre distintas latitudes para reflexionar sobre la presión y el uso responsables de las redes sociales, dos temas que atraviesan a la juventud.