Los violentos incidentes ocurridos en Avellaneda, durante el partido entre Independiente y la Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana, terminaron con la suspensión del encuentro y una fuerte polémica. El presidente del Rojo, Néstor Grindetti, se expresó con dureza contra los hinchas visitantes y pidió sanciones.
“Algo que debería ser una fiesta, como lo fue cuando estuvimos en Chile con nuestra gente, terminó en una cosa lamentable“, lamentó en diálogo con TyC Sports. Luego fue más contundente: “Corresponde, claramente, una sanción al club chileno y una liberación de responsabilidades a Independiente”.
El mandatario acusó a la parcialidad de la U de Chile de provocar los disturbios: “Un comportamiento repudiable de los simpatizantes de la U. Nos destrozaron los baños, tomaban los artefactos y los arrojaban por la tribuna. Una violencia inusitada, absolutamente injustificada. Lo que no se puede prever es cuando los comportamientos salen de parámetros normales, de un público absolutamente desquiciado”.
Tras el escándalo, la CONMEBOL deberá definir en las próximas horas cómo quedará la eliminatoria. Grindetti adelantó que ya se comunicó con la entidad: “Vamos a estar defendiendo los intereses de Independiente porque no ha tenido nada que ver en lo ocurrido. Si hay que viajar a Paraguay, vamos a viajar”.
Según el parte oficial, hubo 90 detenidos que son simpatizantes de la U de Chile, además de algunos heridos leves y un par de internados, sin riesgo de vida.