La estadía de Hugo Ibarra en el banco de Boca tiene los días contados. Aunque el propio técnico se muestre entero, aunque los referentes puedan manifestar su respaldo en público y pese a que desde el Consejo filtren a los medios que no piensan en despedirlo, el ciclo está agotado. Solo falta la estocada final. Quién la dará, de qué manera y cuándo, son las páginas que restan escribir en el libro su corta estadía como entrenador del club que lo vio brillar como jugador en el lateral derecho.
El Negro, que llegó para reemplazar a Sebastián Battaglia, continuando la sucesión de interinatos y de promoción de técnicos de la Reserva que se hizo costumbre en Boca, tuvo un buen arranque pero se fue desinflando y llegó con lo justo a abrazar un campeonato que estuvo a un paso de escaparse, por un penal pateado por Jonathan Galván a 4 kilómetros de la Bombonera. Ni esa vuelta olímpica le dio el aire suficiente al entrenador para garantizarse "el premio" de dirigir la Copa Libertadores de América, el gran anhelo del club.
Las caídas en finales de copas nacionales contra Racing agravaron los cuestionamientos y el triunfo de hace tres semanas atrás contra Patronato en la Supercopa Argentina quedó rápidamente eclipsado por tres golpes en filas: empate sin goles de local contra Defensa y Justicia, caída contra Banfield en el Sur y derrota con Instituto en la Bombonera.
Ese último domingo el hincha de Boca, que respeta y quiere al Negro por su gloria como jugador, terminó de bajarle el pulgar a un ciclo en el que nunca se sintió plenamente identificado. Los silbidos del final marcaron que la relación está rota.
Tras el partido se especuló con una posible salida del entrenador en la semana, pero como un náufrago aferrado a la última tabla, después de mucho patalear, llegó a una isla: el partido contra Olimpo por Copa Argentina. Allí un triunfo con autoridad lo mantendrá en el cargo, pero cualquier otro resultado terminará con su estadía en Boca. Pasar por penales o perder es más o menos lo mismo para el ciclo.
Y tras ese primer paso, si lo da, vendrán otros. Con rivales de distinto calibre, con clásicos en el horizonte cercano y la Libertadores a la vuelta de la esquina. Demasiado que aguantar para quien ya no tiene espalda.
Fuente: Canal 13