La aparición de Augusto Pérez Garro en los pasillos de Tribunales llamó la atención el pasado lunes. El ex presidente de Sportivo Desamparados estuvo presente en una de las audiencias más duras del juicio por la muerte de Julieta Viñales, la adolescente de 18 años que falleció tras una operación de amígdalas. Lo hizo sentado junto a los familiares de Maximiliano Babsía, el médico acusado de mala praxis, justo en la jornada en la que los padres de la joven relataron entre lágrimas cómo vivieron las últimas horas de su hija.
A través de sus redes sociales, el exdirigente rompió el silencio y explicó que estuvo en la audiencia acompañando a un amigo: “Acompaño al doctor en este proceso judicial desde la primera audiencia y lo voy a acompañar hasta la sentencia. Lo acompaño porque es mi amigo desde la infancia, pero principalmente porque conozco enteramente su persona y no tengo la menor duda de su integridad moral, de sus principios, sus valores y su entereza ética como persona y, fundamentalmente, como profesional apasionado por lo que hace”.
Con un descargo extenso, Pérez Garro defendió al médico y destacó su trayectoria: “Pocos fuera de su familia conocen la historia de vida y las adversidades que tuvo que superar para ser hoy un profesional destacado. Allá afuera hay más de mil personas operadas por él, que gozan de buena salud, entre ellas mis hijas… y me consta que a varios de ellos literalmente les salvó la vida”.
El ex presidente puyutano también reconoció el difícil momento que atraviesan ambas familias: “Es difícil defenderse de las descalificaciones cuando hay una familia que llora una pérdida y a la que hay que comprender y, sobre todo, respetar en su duelo. Babsia guardó respetuoso silencio y fue prudente a la espera del debido proceso judicial que, esperamos, eche luz sobre tanto escarnio. (…) Hasta el mismísimo Dr. René Favaloro enfrentó juicios de mala praxis y nadie puede negar que fue una gran persona y una eminencia en su especialidad”.