Largas filas y horas de espera en la ansiada vuelta de los sanjuaninos a los casinos
Este 1 de julio se habilitó la actividad del juego en el marco de la flexibilziación de la cuarentena en San Juan. Paso a paso, mirá cómo fue el regreso y las curiosidades de la primera jornada.
El mes de julio comenzó con más actividades permitidas en el marco de la pandemia por coronavirus en San Juan. Gracias al buen estatus sanitario, los casinos sanjuaninos volvieron a hacer andar el tragamonedas (hoy devenido a tragabilletes) con estrictos protocolos de sanitización y un máximo de 10 personas por sala. En las puertas se hicieron notorias las largas colas de los jugadores a pesar del frío.
Desde las 10 de la mañana de este miércoles, las seis salas habilitadas en la provincia abrieron sus puertas. Como determina el protocolo, solo diez personas pueden estar adentro jugando a la vez sin límite de horario. Algunos tardaron media hora y otros hasta tres. Afuera, varios aguardaban pacientemente el momento en el que alguien dejara de jugar para que la fila avanzara.
Ya desde la cola se hicieron sentir las medidas preventivas necesarias para que esta actividad se habilitara, como por ejemplo el metro de distancia entre cada uno. Llegado el momento de ingresar a la sala, comienza el proceso de sanitización. Allí, el ingresante tiene que limpiarse la suela de los zapatos, a la vez que se les coloca alcohol en gel en las manos, se le toma la temperatura corporal y se anotan los datos personales en una lista.
Una vez superada esta instancia, cada cliente tiene a su disposición una gran cantidad de slots (comúnmente llamados máquinas tragamonedas) para sentarse, siendo estos los únicos juegos habilitados. Sin la presencia de los típicos bares que siempre repartían café y bebidas, los jugadores pueden pasar la cantidad de tiempo que quieran en cada máquina ya que no hay límite. Cuando quieren cambiar de lugar, deben avisarle al personal para que higienicen el slot que habían usado. Los juegos que están muy cercanos entre sí, ahora están separados por una mampara de acrílico.
Las máquinas ya no funcionan con monedas, sino con billetes. Uno ingresa el importe que desee y cuando se retira de su slot, éste emite un ticket con el saldo del jugador, que luego puede usar en otro juego. En la sala de la calle General Acha entre Rivadavia y Laprida, por ejemplo, se registraron 40 personas desde las 10 hasta las 18. La capacidad de este lugar es de 415 personas, pero como indica el protocolo, no se permiten más de 10 a la vez. En el Bingo de calle Mendoza hay unas 270 máquinas de las cuáles el 50% están apagadas.
La espera fue dura no solo para los clientes, sino también para los empleados, quienes estuvieron cobrando el 75% de su sueldo. En total, en las 6 salas de la empresa Del Bono Park (Hotel Del Bono, las salas de bingo de calle General Acha en el centro, la sala de calle Mendoza y Mitre, el casino de Avenida Benavídez en Chimbas, la sala de Rawson y la de Caucete) hay más de 280 empleados.