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Derechos Humanos

El sanjuanino que complicó más al represor Malatto en la justicia italiana

Con su crudo testimonio, Alberto Rivas agravó la situación judicial del genocida que actuó en San Juan durante la Dictadura. Malatto se encuentra refugiado en aquel país en un barrio top de Sicilia.

Por Natalia Caballero

Carlos Luis Malatto está acusado de ser el segundo jefe de ejecución del plan de tortura, violaciones, secuestros, muertes y desapariciones que aplicó la Dictadura en todo el país. Malatto actuó en San Juan, está acusado de crímenes de lesa humanidad y se encuentra prófugo de la Justicia. Recientemente, un fotógrafo lo ubicó en un barrio de lujo de Italia, país en el que es investigado por cuatro homicidios. Alberto Rivas, un sanjuanino que pudo contar lo que vio en el Penal durante la Dictadura, se convirtió en un testigo clave en el mega juicio local y también en el país europeo, donde complicó la situación judicial de Malatto y con que el que pronto se enfrentará cara a cara en un careo. Su testimonio detallado y preciso fue publicado en Il Corrieri della Sera y hasta en The Guardian, uno de los diarios más prestigiosos del mundo. 

Luego del testimonio de Rivas, la Justicia italiana solicitará la presencia de Malatto en Tribunales. Alberto lo ubicó en las cuatro causas que pesan sobre el genocida: el homicidio de Marie Anne Erize, Alberto Carvajal, Arias y Russo). Se viene un encuentro con Malatto, un careo. "Va a ser como cuando lo declaré acá, decirle a Olivera que Dios le había dado un don que era no envejecer, que está igual y con Malatto pasa lo mismo. Malatto tiene la misma sonrisa cínica que yo describí, a estas dos personas Dios les dio el mismo don, eso dije en Italia", indicó. 

Rivas estuvo detenido por robo durante el Golpe de Estado. Realizaba tareas de mantenimiento en distintos puntos del Penal de Chimbas. Fue cumpliendo con su labor en la cárcel como se convirtió en un testigo clave. Gracias a lo que fue atesorando su memoria de elefante, en el presente los familiares de los desaparecidos pudieron reconstruir parte de la historia de sus seres queridos, sobre quienes no tuvieron más respuestas desde que los secuestraron. Durante muchos años Alberto optó por el silencio. Fueron varios los factores que pesaron sobre él para decidir callar. Callar lo llevó a dormir con los dientes y los puños apretados. A pensar en el sufrimiento de los familiares de los desaparecidos, que no sabían qué les había pasado a sus seres queridos. Después de un impulso inicial que no se concretó -incluso con desaliento de funcionarios que le decían que su testimonio no tenía validez o que había perdido su oportunidad- Rivas habló. 

"Después de una charla casual con Eloy Camus decidí hablar. Yo sabiendo que hacía investigaciones sobre desaparecidos nunca toqué el tema con él. Una vez en la Legislatura hablábamos de una persona que quería cobrar por la información y se me ocurrió decir si estos supieran lo que yo sé cuánto querrían cobrar y él me preguntó que sabía. Nos tomamos un café y le conté parte de la historia. Me preguntó que si me animaba a hablar con otra persona y le dije que sí. Esa persona era el hermano de Alberto Carvajal", recordó. Fue así como se enfrentó cara a cara con Víctor, quien tuvo respuestas.

Cuando Alberto cuenta, se emociona. Haber vivido aguantando semejante historia, le generó una gran mochila. Alberto contó cómo fue la charla con Carvajal: "Estaba la emoción mía ligada a la emoción de él. Cuando yo recordaba a Carvajal me preguntaba si habían hermanos, si había una mamá, si habrían familiares que se preguntaran por qué se suicidó cuando yo sabía que no se había suicidado. Cuando charlé con Víctor, a quien yo no conocía hasta ese momento, me dijo que había una mamá que pensaba que no había educado a su hijo para que se suicidara y lo más triste fue saber que con el pullover que le había tejido su mamá lo cuelgan para simular que se había ahorcado". 

En el juicio, Rivas contó todo lo que vio. Antes de llegar al edificio del Rectorado, hubo una tarea muy importante para que pudiera declarar y que no fuera "apretado". En el inicio del megajuicio, Víctor Carvajal lo nombra como testigo clave y así lo llaman a dar su testimonio. Le pidió al juez que no lo interrumpiera en su relato y que después le hicieran todas las preguntas que quisieran. Era la primera vez que hablaba. No hubo preguntas de los defensores de los militares. "Después que declaró el Alberto la gente estaba llorando, fue tremendamente emotivo. Todos salieron conmovidos", recordó Eloy. 

"En el juicio dije que me había sacado una mochila. Yo describí tantas cosas, los ventiletes, las camas, el lugar del interrogatorio con manchas de sangre (me mandaron a limpiarlo tres veces). Di datos cuando lo vi a Carvajal, el interrogatorio en la última noche, les dije que había ido una mujer pero no sabía un nombre y ese era un dato muy preciso. En el juicio le pido disculpas a los familiares por no haber hablado antes", contó Alberto. 

Rivas espera viajar nuevamente a Italia. Se enfrentará a Malatto. Será su primer cara a cara después de 43 años. 

La situación judicial de Malatto

El pedido de captura internacional y de extradición por once casos de tortura realizado por el juez argentino Rago Gallo fue rechazado en el 2014 por la Corte Suprema de Italia ya que los delitos que se le imputaban a Malatto no están tipificados en el Código Penal italiano y la figura más cercana prescribe a los dos años de su comisión.

Si bien no está tipificado el delito de lesa humanidad en Italia, el de homicidio cometido con alevosía no prescribe. Dos agrupaciones de derechos humanos italianas -Proyecto de Derechos de Roma y Asociación 24marzo- denunciaron a Malatto en julio del 2015 por los asesinatos de Marie Anne Erize, Juan Carlos Cámpora, Jorge Bonil y Ángel José Alberto Carvajal.

Además de las agrupaciones de derechos humanos, también son partes denunciantes en el juicio a Malatto Víctor Carvajal, hermano de Alberto; y Marie Noel Erize y Esteban Erize, ambos hermanos de Marie Anne Erize. Por este caso, pesa sobre Malatto un juicio en Francia. 

La presentación recayó ante la fiscal Tiziana Cugini. La mujer tuvo que solicitar la autorización del ministro de justicia para proceder. El pedido fue concedido y desde el 2016 está en proceso un juicio por los cuatro homicidios mencionados. 

Malatto vive en Italia desde el 2011 pero luego de que se conocieran todas las acusaciones en su contra desapareció. No fue visto más hasta que una investigación realizada por el diario La República lo descubriera en Messina, en un complejo turístico de lujo de Protorosa, en el que se ven desde yates hasta autos de lujo. Malatto se encerró rápidamente luego de que supiera que quiénes lo fueron a buscar eran periodistas. 
 

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