Por entonces la provincia tenía un convenio de ayuda mutua con Alemania y él, que habla alemán como si fuera su lengua materna, trabajó en Hualilán. A los alemanes les gustaba mucho esa mina que llevaba varios años abandonada. Hicieron un programa de explotación pero no lo terminaron. La propiedad era de Bataller y otro socio, y lo llamaron para que siguiera ese trabajo, cuenta el Ingeniero. Fueron sus primeros flirteos con esa mina de oro.
"Yo introduje la lixiviación con cianuro en lo relaves cuando me enteré que se podía sacar oro de ellos. Compré cianuro de contrabando, traje las muestras y probé. Creamos una empresa y revisamos toda la minería de oro del país y concluimos que lo mejor era Hualilán porque tenía muchos relaves viejos. Hualilán me gustó siempre, al punto que compramos parte de la propiedad minera”, dice.
Asegura que nunca hubo un accidente con cianuro y que parte del relave lo trasladaron a un predio frente a la fábrica Cattorini, donde hacían lixiviación. "Primero alquilamos la propiedad minera y luego compramos, hicimos un plan de trabajo para explotar, teníamos el crédito, pero vino un golpe de Estado y quedó sin hacer”.
Aún conserva su parte en la sociedad dueña de la propiedad minera. Se trata de Hualilán Norte, que es la mitad de todo el yacimiento y no es donde están las ruinas de la vieja mina, en la parte Sur, y fueron nombradas Patrimonio Cultural de la Provincia. "Nadie cuidó ese lugar, nadie hizo nada y se llevaron todo, hasta las piedritas. Nosotros entramos por otro lado, teníamos convenio para hacer explotación pero surgió otro pleito por la propiedad. Finalmente nos quedamos con la mina pero sin 5 centavos. Hasta el día de hoy seguimos tratando de ponerla en marcha”, asegura.
A Hualilán lo conoce de arriba abajo, tiene más de 50 informes realizados, "yo creo que eso, en algún momento, se va a poner en marcha”.
Preisz es actualmente auditor de Veladero para el Instituto Provincial de Exploraciones y Explotaciones Mineras (IPEEM). "Al principio discutíamos mucho con ellos no les gustaba que nos metiéramos, pero después entendieron que la mejor manera es que la gente que los controla les diga que están bien, le sirve a ellos y a la provincia”, dice.
Guillermo Preisz tiene 84 años pero no los aparenta. Sigue trabajando y eso lo ayuda a mantenerse en forma, podría pasar por 10 años menos. Su mente sigue fresca y con una memoria increíble. "Llevo 64 años con la minería”, dice, tratando de esquivar su edad.
Fue profesor en Ingeniería, de la UNSJ, durante 22 años y tuvo de alumnos a los geólogos e ingenieros más destacados del país. Escribió libros de minería, fue funcionario en el área y empresario minero. Trabajó en las empresas más importantes y su nombre es reconocido desde La Quiaca a Ushuaia.
Se inició en la docencia por una invitación de la Universidad, cuando aún no era la UNSJ, y dictó Explotación de Minas I y II; luego creó la cátedra Mecánica de Rocas, "porque no podía ser que un ingeniero en minas no supiera el comportamiento de la masa rocosa”. También creó Mensura Subterránea, para medir el interior y exterior de la mina. "Me gustaba la docencia y estuve 22 años enseñando hasta que consideré que le había devuelto a la facultad lo que me había dado y renuncié a las cátedras, no me jubilé. Quería hacer otras cosas”, cuenta.
Escribió el libro "El Norte de la Minería Argentina”, en épocas en las que no había señales visibles de la explotación a gran escala. "Yo tenía mucha confianza en la gran minería para San Juan, pero advertí que no hablaría de la minería metalífera porque se defendía sola, y puse el acento en canteras y caleras que eran las que había que empujar”.
LOS ORÍGENES
Guillermo nació en Villa General Almada a 30 kilómetros de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos. El pueblo, una colonia agrícola, tenía apenas 200 habitantes y los caminos eran de tierra. Esa vida campera y la monta de caballos desde niño, fueron determinantes en su trabajo minero, cuando para explorar dependían de los animales.
Sus abuelos eran alemanes, llegaron al país con la Ley Mitre y en la casa se hablaba alemán. La escuela estaba muy cerca de su casa, ahí cursó hasta 2º grado y a la tarde era obligatoria la asistencia a la iglesia de pastores protestantes donde el idioma que se hablaba era sólo alemán. Cuando Guillermo tenía 12 años, sus padres vendieron el almacén de ramos generales y se instalaron en una zona donde no había escuela. Se juntaron los vecinos y contrataron a un maestro alemán. Los niños iban a escuela en sulky y estaban allí todo el día, el castellano se hablaba sólo viernes, cuando el maestro les contaba del gaucho "Martin Fiero” (sic). A los 14 se fue a estudiar a Gualeguaychú y tuvo que rendir varios cursos libres para ponerse a su nivel y se recibió de Perito Mercantil.
Guillermo siempre se sintió atraído por la tierra, quería seguir estudiando algo relacionado con ella. Agronomía no existía aún y buscando en la biblioteca de la escuela encontró Geología, lo más parecido a lo que quería, estaba en San Juan. Se vino a estudiar en el año ’51 y se quedó para siempre, aunque pasó muchos años trabajando afuera.
Se casó siendo estudiante con la sanjuanina Eufemia Hernández, con quien tuvo sus cuatro hijos: Elisa, Alba, Cecilia y Ricardo. Con el título de Ingeniero de Minas en la mano se fue a trabajar a Mina Aguilar, en Jujuy, donde estuvo 7 años. Se volvió a San Juan cuando la Facultad de Ingeniería le propuso dictar algunas materias.
Fue autor del proyecto de explotación de Farallón Negro, mina de manganeso y oro en Catamarca. Allí realizó el primer plano de representación de mina subterránea en 3 dimensiones cuando "no había calculadora, no había nada y requería una exactitud tremenda, estuve 8 años para hacer el plano completo, pero lo logré, cualquiera entendía ese plano”, dice.
Su currículum es tan extenso que haría falta un suplemento especial para contar todo lo que hizo como minero. Entre lo más importante, destaca que fue consultor de Yacimientos Carboníferos Fiscales en Río Turbio y representaba a la firma junto a cinco ingleses, él era el único argentino. Trabajó en el Centro de Investigaciones Matemáticas Aplicadas al Desarrollo de Empresas. Fue asesor de la Subsecretaría de Minería de la Nación y del Senado de la Nación. Participó del proyecto del Plan Atómico Argentino e hizo el proyecto para el destino de los desechos, plan que luego quedó en nada.
Para Petrobras fue consultor en la fabricación de explosivos con nitrato de amonio, "desarrollé toda la técnica y por primera vez en el país se hizo la primera fábrica de AN-FO, la hice yo y para canteras no había otra cosa”.
Con los planes de desarrollo de Fabricaciones Militares estudiaron el cerro Mercedario, allí hizo 250 metros de túneles por contrato, a 5.000 metros de altura. "Vivíamos sobre el glaciar y casi se nos rompe, por el calor se empezó a derretir el hielo”, cuenta.
Una gran anécdota que recuerda Preisz es de la época en que era Director de Minas de la Provincia, cuando era gobernador Edgardo Gómez (1967-1969 de facto), al que le decían "El Plomo”. Tuvieron una entrevista con dos Generales, de Fabricaciones Militares, "entonces tenían mucho peso”, iba el Gobernador, el asesor letrado y Preisz. Lo Generales empezaron a explicar que pensaban hacer para explotar la minería en San Juan. El Gobernador les dijo: ‘pero acá todo queda para ustedes… ¿y para la provincia que queda?’. Los militares le dijeron: ‘A no, para la provincia nada, todo lo hacemos nosotros’. A lo que El Plomo les respondió golpeando la mesa: ‘¿Así que la provincia no va a tener nada? Entonces la provincia, bajo mi responsabilidad, no les da a ustedes nada. O San Juan recibe o no tienen nada!’. "Yo nunca vi parar a dos Generales de esa manera, se paró el Gobernador para irse y lo agarraron de vuelta y volvieron a negociar. Así empezó la búsqueda de minerales. Mi empresa empezó a explorar y fuimos los primeros en el Valle del Cura (donde está Veladero y Lama), y en Pachón”.
Susana Navarro, con quien está casado en segundas nupcias, se sienta cerca a escuchar la charla y hace algunos aportes. Preisz cuenta que cada vez sale menos al campo, pero que toda su vida de trabajo fue "gitaneando”, de aquí para allá. "Tengo 64 años con la minería”, y sabe que en eso no hay ninguno que le gane.
EL PODER DE LA PACHAMAMA
En la mina subterránea Aguilar no entraba ni mujer, ni cura, nada con pollera. Una vez entró un cura, recordó Preisz, y salieron de la mina más de 900 obreros. Había altarcitos para venerar a la Pachamama en el interior y todo el que ingresaba hacía su reverencia y tomaba su coca y su grapa. "Una cosa rarísima nos pasó en Aguilar. Se declaró una huelga general en la mina y teníamos 1.100 hombres parados, los 20 jefes entramos a parar motores. Pasaron 24 horas y la gente del sindicato, que era propio de la mina, nos informaron que no había llegado a la casa un obrero y no aparecía su ficha en el control de ingreso a la mina. Cuando entrabas te daban la lámpara y dejabas la ficha, el lugar de este obrero estaba vacío, como si no hubiera entrado nunca. Fuimos los jefes a buscarlo por todos lados, había muchos túneles abandonados y no lo encontramos. Al otro día le pedimos al sindicato que nos ayudaran a buscarlo, entramos todos y revisamos toda la mina, no lo encontramos. Al tercer día cambiamos el plan de ruta y como a las 2 de la tarde llegué al pit, un pozo de 300 metros que estaba a cargo de un peruano, Galarreta, teníamos teléfono de manija para comunicarnos, porque con la dinamita se acumulaban los gases tóxicos, el dióxido no es nada pero el monóxido te liquida rápido, entonces había que abrir la ventilación. Galarreta me dijo que no había revisado la chimenea, que era el pasaje vertical que unía los dos niveles de túneles. Llegamos y me pareció ver unas piernas y unas botas, seguimos subiendo y lo encontramos. Estaba muerto, así sentado, tenía 3 metros para bajo pero estaba sentado con el bolsito, una botella de Cinzano, grapa, coca. La tradición era entrar y hacer homenaje a la Pachamama parece que él no lo había hecho; estaba ahí y no había avisado a nadie. Esa es la Pachamama”.
FRASES
"Veladero sigue y está cumpliendo con lo proyectado; tiene hasta el 2025. Es una empresa de lujo”.
"Promisorios son todos los proyectos, Pachón, Los Azules, Altar, son buenísimos, es difícil decir uno para el despegue, están todos a punto de hacer algo y a la expectativa de ver qué pasa”.
"La ventaja que tiene San Juan es tenerlo a Gioja. Yo no soy político ni me meto en política, pero si no hubiera sido por él, la provincia no estaría en las condiciones que está, y son condiciones muy estables, tenemos al menos 11 años para mantenerlas”.
"Son perras mentiras que pasan cosas raras en el campo, a mi jamás me pasó nada, puede ser que alguna vez haya visto la ‘luz mala’, que no es otra cosa que la grasa de los animales muertos que flotan, son fuegos fatuos, y lo vi en Entre Ríos”.