Embed - Video bailarines de tango
Entre familia y niñez, el tango es parte de la vida
Joli se define como reservada. Es muy cuidada con sus palabras porque sabe el poder que tienen, pero esa timidez desaparece cuando se sube a los tacos y un tango comienza a sonar. Si bien hoy esta danza nacional es la que más impera en su vida, no inició por ahí su experiencia con el movimiento.
De pequeña comenzó a tomar clases de danzas árabes en una academia. Fueron algunos años en donde estuvo indagando en ese mundo cuando lo dejó entrando en la secundaria. “Lo extrañé mucho cuando lo dejé y quería volver. A los 18 años, cuando tuve que elegir qué hacer, decidí volver. Averigüé para estudiar e hice el profesorado de danza en el Instituto Isadora Ducan”, comenta.
Siempre movilizada por la inquietud y conocer qué hay más allá de una sola disciplina, comenzó a incursionar en otros ambientes, tomando talleres y conociendo personas que como ella compartían el amor incondicional por el movimiento. Fue entre esas personas que conoció a Fer, durante la preparación de un Pre-Cosquín. De la mano de él, llegó el tango a su vida.
Fernando por su parte tiene el oído “adiestrado” por los compases que regalan los tangos. Era con su abuela cuando siendo un niño bailaba, mientras ella cocinaba. “Mis abuelos para su casamiento no bailaron un vals, sino que bailaron un tango. De ahí viene”; comenta con el recuerdo aun danzando en su mirada.
Ese baile improvisado enseñado por su abuela solo convivía en la casa familiar, hasta que en la adolescencia unas amigas lo llevaron obligado a un taller de tango. Sucede que en la mayoría de las danzas que son en parejas suelen faltar hombres y los que hay son bastante disputados. “Ellas se aburrieron y dejaron de ir, pero yo seguí. Después, por la curiosidad, pensando la danza desde un lugar mas integral fui tomando clases, conociendo otros mundos, otras miradas sobre la danza, todas muy enriquecedoras”.
Con el tango como línea principal de formación, movilizado por la inquietud de crear espacios donde poder vivir una danza desde lo disruptivo es que da forma a Proyecto Tango, grupalidad a donde es invitada Joli.
Del encuentro a la química, de la química a pensar un mundial, todo sin escalas
La invitación llegó durante el 2023. Si bien Joli sabía algo de tango, no contaba con una vasta experiencia comparada con la formación de Fer; pero ese no fue un limitante para construir un camino que los terminó poniendo juntos.
“Estuve mucho tiempo sin compañera, desde la pandemia. En el tango hay que tener la famosa química, porque sino no funciona. Es muy difícil cuando no conjugan las energías”, señala Fer. Afortunadamente el diálogo entre ambos fluyo no solo desde lo verbal, sino desde el movimiento. Esos primeros tangos que compartían hacían parecer que llevaban una vida bailando juntos.
Confianza, forma, silueta, cuidado, miradas. Todo combinado en una armoniosa aura que los rodea cada vez que sus manos se toman fue lo que los impulsó a entrenar juntos, como una pareja estable donde el aprendizaje por parte de ambos fue mutuo y gradual.
En ese proceso, Joli decidió subirse a un micro e instalarse un mes en Buenos Aires con un solo objetivo: absorber la mayor cantidad de conocimiento posible sobre el tango, sus formas, sus maestros, las mañas y la técnica. Allí conoció al “inventor de la pólvora”, la persona responsable que ambos estuvieran entre las filas de las parejas que este año formaron parte del Mundial.
Entrenamiento en tiempo récord, los ángeles de la vida y una experiencia que nadie podrá borrar
Cuando el maestro de Buenos Aires llamó a Joli para decirle que quería prepararla para el Mundial, lo primero que ella pensó fue en comunicarse con su pareja. “No podía tomar una decisión sin preguntarle, porque la pareja debe ser de a dos, ambos debemos ir hacia el mismo lado. Le llamé y ahí nomas Fer me dio el Ok y comenzamos”, comenta entre risas.
Aceptar solo era el primer paso de un arduo camino que debían emprender. Elegir la música que iban a bailar, descifrarla, armar una coreografía, ser coacheados por alguien que no vive en la provincia y ensayar se terminó sintetizando en alrededor de seis meses, que fue el tiempo destinado para entrenar.
A los tres ensayos semanales con Proyecto Tango, la pareja sanjuanina se reunía tres veces más, donde ensayaban de dos a tres horas, incluso más. No solo era tener un tema y armar figuras bonitas para el ojo del espectador. El desafío era componer una historia que pasara por diferentes momentos, cuyo movimiento acompañara esa decisión, y sintetizar un mundo de emociones en poco más de tres minutos.
“El proceso de armado es muy rico. Esto permite pensar, evaluar, analizar energías, niveles, sensaciones, imágenes. Era mucho para pensar y está bueno que sea un montón”, comenta Joli; mientras Fer acota: “Elegimos ´Los Mareados´ de una orquesta que no es muy conocida. En mi caso escuché una infinidad de veces la canción, la letra. El coach nos dio un dibujo, enfatizó sobre las miradas, las manos y el torso. No solo era el movimiento, sino como contribuye a la historia. Nos creamos momentos y de ahí armamos”.
Así como apareció un maestro, muchas personas fueron apareciendo y ayudando. Orientar con la paleta de colores, confeccionar el vestido de Joli, ayudar para que pudieran viajar a Buenos Aires. Incluso la comprensión de sus entornos a la hora de suspender sus vidas en la provincia mientras se encontraban en el Mundial. Todo eso se dio de manera tal que parecía estar escrito en las líneas del destino.
La experiencia durante el Mundial sin duda será inolvidable, como cada momento icónico que forma parte de la vida de una persona. Encontrarse con otras parejas sanjuaninas les hizo sentir menos ajenos. La primera palabra de afecto de quienes los habían visto pasar por la primera ronda de clasificaciones generaba la seguridad de estar en el camino correcto. Poder desplegar una maravilla de movimientos y la confianza en la otra parte de un todo generó que cada instancia fuera mejor que la anterior.
“Fue una locura hermosa. A veces no comprendo cómo fue que sucedió todo, pero sucedió. Y lo abrazamos”, asegura Joli.
Que el tango no desaparezca, rompiendo roles y estereotipos, la mirada sobre lo que se viene
Pasar por un Mundial no es el techo para estos bailarines de sangre joven y ganas en la voluntad. Seguir creciendo como seres que interpretan el movimiento de manera individual como en pareja es una de las ideas que tanto Fer como Joli comparten.
Los desafíos están puestos en seguir construyendo y aprendiendo, en continuar con el camino disruptivo donde prevalezca el perfume del tango sin casarse con las formas ortodoxas. Aprender desde los dos roles, entendiendo la dinámica de la danza soltando la idea de “hombre-mujer” forma parte de los planes de la pareja a futuro.
“Podemos seguir trabajando y explorando. Desde que la conocí creo que hay un camino para andar y seguir andando”, señala con seguridad y convicción Fer; mientras Joli lo mira de costado asistiendo, segura que aquella decisión que tomó cuando aceptó la invitación para sumarse a Proyecto Tango fue una de las mejores que pudo haber tomado.