Calle General Acha entre Avenida Libertador y Laprida. En medio de los miles de transeúntes, los bocinazos y los vendedores ambulantes aparece una joya retro. Basta con verlo para transportarse a otra época, cuando los teléfonos públicos eran un furor en San Juan y los celulares pertenecían a unos pocos privilegiados. Se trata de un tubo verde que rompe el molde al montón de smartphones que circulan a diario, y aunque dejó de funcionar hace una década aproximadamente, todos lo ven con sorpresa: los más grandes para recordar viejos momentos y los más chicos para despertar su curiosidad.
El teléfono semi-público está hace 28 años en el kiosco de José Maldonado, la misma cantidad de tiempo que el comerciante lleva en ese rincón céntrico. Entre los noventa y los años 2000, los clientes utilizaban el artefacto con suma frecuencia. Era necesario tener una moneda de 25 centavos para utilizarlo, la cual debía insertarse en un hueco negro del lado superior de la caja azul.
José recuerda las dos modalidades del teléfono. Para uso público debía ingresar la moneda y para uso particular en quienes tenían que recibir alguna llamada. “Mucha gente me pedía el número y se paraban ahí. Esperaban y cuando sonaba, atendía”, contó el kiosquero.
El arribo de los celulares e internet produjeron el declive de los teléfonos públicos. La desaparición comenzó hace 15 años aproximadamente. En 2018 quitaron la mayoría de las cabinas callejeras y en 2022 retiraron la última, ubicada en la esquina de Santa Fe y Tucumán.
Por supuesto, a José también le llegó la noticia. Hace una década, su teléfono quedó obsoleto y desde el servicio telefónico le dijeron que iban a retirar el aparato. Los días pasaron, el comerciante esperó, pero nunca apareció nadie para sacarlo. Actualmente, el tubo continúa en su recinto y a la vista de todos.
IMG-20250505-WA0039.jpg
José está orgulloso de su teléfono, el que perdura con el paso del tiempo.
Es 2025 y el teléfono tiene otro uso. La diferencia de edad entre los transeúntes es notoria cuando ven el tubo. Los niños ven una rareza, un objeto bastante distinto a los smartphones. “¿Qué es eso?”, preguntan. Acompañado de sus padres, los mayores les explican y hasta muchos guardan anécdotas en el lugar. “Desde acá hablaba con tu mamá/papá cuando éramos novios”. Al conocer la respuesta, los pequeños quieren usarlo como una especie de juguete o para sacarse una foto.
Millones de conceptos se desprenden de las miles de mentes que pasan por la vereda Este de calle General Acha. José siente satisfacción al notar que el teléfono sigue generando algo en la gente. Sabe perfectamente que ese “fono”, que años atrás fue un gran método de comunicación, hoy se transformó en una pequeña contribución para volver al pasado.