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HISTORIA

Transformar el dolor en melodía: le escribió una canción a su pequeña hija con autismo

Leonardo Gatica es papá de dos niñas hermosas. Una de ellas fue diagnosticada con autismo cuando tenía solo 2 años. Un dolor, extrañar, y una historia de amor.

Leonardo Gatica es un joven sanjuanino que tiene a dos pequeñas hijas, Martina y Juana, de 9 y 7 años actualmente. La más grande de sus tesoros fue diagnosticada con autismo cuando tenía 2 años. Habitando en Buenos Aires, forjando un camino con sus dos pequeñas y la madre de ellas, las mujeres emprendieron el regreso a la provincia al tener que enfrentar esta situación con Martina y poder tener la ayuda de la familia. Esa separación temporal que tuvo Leonardo de sus hijas hizo que transformara el dolor una hermosa canción.

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Fines del año 2009. Leonardo y Carina Carmona armaron las valijas y se fueron a Buenos Aires a probar suerte, como quien dice, y buscar un futuro mejor para armar un proyecto de vida. La vida comenzó para ellos en Capital Federal, se casaron y al poco tiempo Martina llegaba a sus vidas.

“Nuestro sueño era tener una nena que tuviera una buena educación, fuera a un colegio bilingüe, que pudiera viajar por el mundo, ir a las mejores universidades”, relata Leo a Tiempo de San Juan.

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Siendo un joven amante del deporte, Leo abrió su gimnasio en la zona de Belgrano y empezó a tener mucho trabajo. “Estaba formándome en nuevas tendencias de crossfit, estaba comenzando, Martu era muy chiquita y de repente la diagnosticaron”, cuenta el personal trainer.

Martina comenzaba a crecer, pero Leo y Carina notaban que algunas cosas no estaban bien. “No podíamos compararla con otros bebés porque era nuestra primera hija, pero empezamos a tener nuestras dudas. Antes que nos dieran el diagnóstico yo veía que era una bebé que lloraba mucho, no dormía de noche, si la dejabas tres horas mirando televisión lo hacía sin moverse; o hacía cosas muy repetitivas como caminar 100 veces en diagonal por el departamento; o aleteos, cosas que ahora le podés poner un nombre, pero antes nos llamaba la atención con la madre porque no entendíamos qué pasaba”.

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Así fue que comenzaron un camino con profesionales médicos. “La primera vez que la llevamos a un especialista nos dijeron que era muy chiquita, que le veía algunas cosas pero que probablemente no era autismo, que le diéramos seis meses más, eso fue antes de los dos años. Nos fuimos de vacaciones y cuando volvimos ya notábamos que todo se profundizaba, habían más alarmas y hasta la familia nos decía. Para cuando Martu tuvo dos años un psiquiatra infantojuvenil la diagnosticó con autismo”, explicó Leo.

Perdido y sin saber cómo seguir frente a la realidad que pasaba con su hija, la familia empezó a interiorizarse sobre el mundo del autismo. “Eso fue… uno tiene una imagen de cómo va a ser su hijo y de repente se desmoronó todo. Así fue al principio, pero después vas viendo con el tiempo que en las diferencias que ella tiene en realidad es un niño más, se divierte de la misma manera”, reflexiona Leo. Y explica que actualmente Martina “es prácticamente no verbal y solo dice algunas palabras”.

En medio de este nuevo aprendizaje, fueron papás otra vez, nació Juana en Buenos Aires. Y la situación de estar lejos de la familia, con una hija diagnosticada con autismo y una nueva integrante en el hogar, comenzaron a aparecer problemas en la pareja que derivó en una separación y de común acuerdo que las tres mujeres regresaran a San Juan, y luego él hacer lo mismo.

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“Ellas eran muy chiquitas, en la vorágine por ahí uno no se daba cuenta de muchas cosas y empezamos a no tener una buena relación. La familia estaba lejos, yo me encontré con una empresa que manejar y ella cuidando dos hijas chiquitas mientras yo tenía que salir a trabajar. Eso fue bastante caótico y decidimos que volvieran, acá estaban nuestras familias. Yo cuando pudiera arreglar todo me volvía, pero no podía regresar y no hacer nada”, cuenta Leonardo.

Año 2018. Carina, Martina y Juana estaban en San Juan instaladas y el padre de familia aún no podía volver definitivamente. Fueron tiempos donde Leo viajaba casi todos los meses, estando 10 días en la provincia y 20 en Buenos Aires. “Fue bastante difícil, cuando estaba acá tenía que trabajar a distancia y cuando estaba allá pensaba en mis hijas, hasta que logré vender el negocio y me vine para acá”, explicó. Y así fue en el año 2019 donde finalmente terminaba la odisea de estar separado temporalmente de las niñas.

EL AUTISMO, UN MUNDO NUEVO

Desde que el psiquiatra diagnosticó a Martina, los padres comenzaron a buscar por todos lados profesionales e interiorizarse sobre este trastorno psicológico.

“La madre es más activista en ese sentido y yo acompaño en todo lo que puedo. Estando en Buenos Aires dimos con una asociación que se llama “Brincar por un autismo feliz”, que es una de las asociaciones más importantes a nivel nacional, y conocimos a mucha gente. Este grupo está formado por familiares de niños, adolescentes o adultos que tienen autismo. Fue todo un mundo conocerlos porque además ellos nos derivaron a buenos profesionales. Con Martina muy chiquita veíamos lo que podía llegar a ser cuando tuviera 20 años o fuera adulta”, explica el joven padre.

Además Leonardo explicó que el gran trabajo que lleva adelante esa asociación lo estimuló a trasladar esas ideas a la provincia. “Queremos ayudar a la vida adulta de los chicos cuando sus papás no estén, armar una red de contención donde hayan profesionales o las mismas familias dándose una mano para que estos chicos nunca queden desamparados, que tengan por ejemplo un lugar donde vivir, controlados por profesionales y a la vez insertarlos en el área laboral. Si eso se llega a concretar en Buenos Aires la idea es tomar ese modelo para llevarlo adelante acá”.

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Con esfuerzo, Leo paga una obra social privada que lo ha ayudado mucho en la obtención de ayuda profesional para el progreso de Martina, y sin dudas la asistencia de una DAI (Docente de Apoyo a la Inclusión) es muy importante. “Mi hija tiene una obra social y eso me ayuda, porque si no no se podría; pero en el caso de la Obra Social Provincia hasta hace poco a los niños con autismo no les cubría una DAI y eso está mal, le estás cortando la posibilidad a un nene de insertarse en la escuela, es una locura”.

(TSJ)- ¿Qué le cuesta más a Martina?

(LEO)- Socializar es la pata que le falta. La discapacidad de Martu es la parte social, es casi no verbal y dice palabritas aisladas. Y frente a la no comunicación para un ser humano las rampas que ella puede tener o nexos son los seres humanos como la DAI, la familia o los amiguitos que puede ir haciendo en la vida.

La bella Martina fue creciendo, los años pasaron. Sus días actualmente los vive haciendo el 3º grado en el Colegio María Auxiliadora, con una DAI que la acompaña (Victoria); terapeutas que la ayudan a hacer la tarea; una ocupacional, una psicomotricista; además de una psicóloga y una fonoaudióloga, explica Leo.

Leonardo Gatica y su hija Martina

Afortunadamente el autismo no le trajo aparejado problemas de salud. “Es una nena típica que se puede subir arriba de un árbol en un segundo, tiene fuerza y agilidad. Lo que sí, es que como hace mucha puntita de pie y es propio del autismo, eso le puede generar alguna tendinitis en la zona del talón de Aquiles; o no tiene buena motricidad fina. Una de las características del autismo es la hipotonía, y por eso tiene menos masa muscular”, relata Leo.

Sus dos hijas viven con la madre, pero varios días a la semana están con él. Y el entrenador físico se emociona al contar que lo que más le gusta hacer a “Martu” es ir a tomar un helado, correr en el Parque y que como le gusta la música “a veces se engancha cuando tocamos la guitarra, de hecho las canciones de los dibujitos que ve se las memoriza y canta, tiene muy linda voz”.

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TRANSFORMAR EL DOLOR EN MELODÍA

Año 2018. Martina y Juana, sus dos hijas, ya estaban instaladas en San Juan pero Leo aún continuaba en Buenos Aires. Y toda esa mezcla de extrañarlas, la incertidumbre por lo que podía pasar, el repentino diagnóstico de la más grande, hizo que volcara lo que sentía en una canción.

“Pensaba que las tenía lejos por una cuestión laboral, habían pasado 20 días y no las veía, lo que había pasado con Martu y todo ese conjunto me hizo entrar en una angustia complicada que canalicé a través de una canción. Quizás ese fue el motivo, el no poder entender o hablarlo con ella, lo hice a modo de terapia”, contó. Así nació “Tu inocencia”.

Leo toca la guitarra desde muy joven. Es allí cuando recuerda que de chico tenía bandas de rock y hasta canta.

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Incluso una joven cantante que él seguía en las redes interpretó esta canción. “La seguía en las redes, me gustaba como cantaba y la onda que tenía para hacerlo. Le comenté que hice un tema, le dije que lo versionara ella y se copó con la historia; le salió muy bonito incluso porque lo hizo con el hermano que es guitarrista”.

Las palabras se transformaron en melodía, junto a su guitarra. Leo dejó salir el dolor de la forma más sana que encontró. Y un día, el tema que le dedicó a su dulce Martina, ella lo escuchó. “Es difícil explicarle; está en una etapa en la que aún ve un canal para bebés; y si le ponés una canción que no es para niños no te da pelota; entonces explicarle la realidad de esa canción es muy complejo, quizás más adelante lo comprenda”.

Acá te dejamos en video la canción que le compuso:

La hermosa cancion de un papá a su hija con autismo

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