Pasaron 46 años del momento en el que el suelo bramó con mayor fuerza en San Juan. Sin embargo, muchas personas aún pueden describir con pelos y señales la imposibilidad de mantenerse en pie y la necesidad de agarrarse de algo que estuviera estático, mientras todo se movía a su alrededor. Eso, la nube de polvo que invadió el departamento y los géiseres que se formaron de repente haciendo que chorros de agua caliente salieran de la tierra, es lo que más retumba en la memoria de los cauceteros, en un nuevo aniversario del terremoto de 1977.
Eran las 6:23 de aquel 23 de noviembre, cuando empezó el movimiento bajo los pies de quienes vivían en Caucete. Aquel terremoto, que se sintió en toda la provincia y gran parte de la región, tuvo epicentro en las Sierras de Pie de Palo y fue generado por un mecanismo conocido como “evento múltiple“, ya que consistía en dos terremotos seguidos, el primero de ellos actuó como disparador del segundo, siendo esto motivo principal de su larga duración.
De inmediato, las familias intentaron ponerse a resguardo, mientras veían que las paredes de adobe caían estrepitosamente, el agua salía de los canales y las copas de los árboles se ladeaban de un lado a otro; con aquel movimiento de Magnitud 7,4, que se produjo a sólo 13 kilómetros de profundidad y que tuvo una Intensidad de X, según el Instituto Nacional de Prevención Sísmica.
Los testimonios de vivir el terremoto de 1977
El golpe para el departamento del Este fue duro: la comunicación vial hacia la Ciudad quedó casi completamente destruida por las profundas grietas que corrían por la ruta. La red ferroviaria también tuvo dificultades, produciéndose algunos descarrilamientos. Además, se vieron afectados los servicios de agua, de electricidad y de telefonía.
Al mismo tiempo, cientos de casas y edificios quedaron en el suelo. Y lo más lamentable, el terremoto causó la muerte de 65 personas.