Mogna, el pueblo que resiste, espera para este jueves más de 15 mil personas para la Fiesta de Santa Bárbara
Como cada 4 de diciembre los devotos de la Virgen llegan a este paraje caracterizado por su agua salada, su tierra seca y sus tranquilos habitantes, para pedir y agradecer. Esta vez, Mogna espera a sus feligreses con la Casa del Peregrino renovada y la esperanza de un mañana mejor.
La historia determina. Tal como en 1751 cuando los habitantes de Mogna se resistieron a trasladarse a la fundación de Jáchal porque creían y querían a su tierra, siguen resistiendo a todas las adversidades. Esa historia que tiene la similitud de un viacrucis -el mismo que se replica en la calle de ingreso con la imagen de Jesús tallado en piedra por el artista Daniel Sarmiento, hasta completar las 14 estaciones-, vuelve a resurgir para cada Fiesta Grande de Santa Bárbara. Así es que para este 4 de diciembre se esperan más de 15 mil personas que llegan de distintos puntos de la provincia para participar de las misas y bautismos, o de la multitudinaria procesión que se realiza en horas de la tarde. Luego Mogna seguirá resistiendo.
Con la fe intacta. Por estos días de novena previa a la fiesta, circulan decenas de camionetas, autos, motos y hombres a caballo que llegan a cumplir, incluso muchos se quedan para aprovechar todos estas jornadas de devoción. Tampoco faltan los caminantes que arriban para agradecer o pedir un milagro. En ese peregrinar, este año se sumó un grupo de más de 20 runners de la Agrupación Albardón Trail Running que partieron desde la Ruta 40 hasta la parroquia en 4 etapas de 8 kilómetros cada uno.
MOGNAPRINCIPAL
El Viacrucis
Sería pretencioso decir que Mogna avanza porque son algunas pequeñas obras las que permiten a los 350 habitantes estar más cerca “de la mano de Dios”. Como por ejemplo la escuela secundaria que fue inaugurada este año y les permitirá a los jóvenes terminar allí sus estudios. También se puede mencionar en este párrafo la conectividad (que no es la mejor), pero al menos facilita a los pobladores en algunos puntos estratégicos tomar contacto con el mundo.
Por otro lado las casitas de los habitantes de siempre sobreviven al tiempo. El paisaje “urbano”, lo cambió la centena de casas que levantaron los fieles para tener donde estar y pasar cada festividad religiosa, o simplemente un fin de semana.
La cruz que cargan históricamente es el agua, aunque ahora se profundizó con la sequía que azota a todo San Juan. Los moquineros tienen agua de red que extraen de los pozos y es “potabilizada” por la Unión Vecinal pero sigue conteniendo alta cantidad de sales. Ni hablar de los (no) cultivos que sufren los avatares de la salinidad del agua y las cabras que resisten como su pueblo. Si las similitudes con un viacrucis -con caídas, condena y esfuerzo por resistir-, continúan, no es pura coincidencia.
La distancia como un castigo. Los aproximadamente 130 kilómetros que separan a Mogna de la Capital sanjuanina se hacen por Ruta 40 que está en mal estado en gran parte de los tramos hasta llegar al ingreso por Tucunuco. Esa huella de 32 kilómetros, compactada y cuidada-, conduce hasta la plaza principal. Este es el camino elegido por una gran mayoría, pero también se puede ir por el camino viejo desde Talacasto que tiene menos condiciones para los viajeros y el tramo de tierra es más extenso, o bien por el Salado en Albardón.
MOGNAHERMANDAD
Integrantes de la comisión directiva de la Hermandad de Santa Bárbara de Mogna, trabajan y permanecen en el lugar durante los 9 días de novena hasta que culmina con la procesión.
Los que ayudan a la resurrección
Como en el Viacrucis hay decenas de personas que ofrecen su vida a Mogna y se consagran a la Virgen, que es una manera de apoyar a sus habitantes. Es el caso de la Hermandad de Santa Bárbara cuya comisión directiva está presidida por el rivadaviense Roberto Ordines, acompañado por Silvia y Luis Cabrera, Alfredo y Alejandro Ordines, Diego Fernández, Daniel Sánchez, José Luis González, Luis Pontoriero, y el asesoramiento del Padre Daniel Ríos. Este grupo de fieles trabaja desde hace tres años (antes hubo otro equipo durante 30 años) en pos de mantener vivos esos valores. No sólo es un esfuerzo que demanda conseguir fondos para obras sino también un esfuerzo para trasladarse cada vez que hace falta o rotar para quedarse allí durante los días de la novena y el cierre de la fiesta.
Este nuevo grupo de la Hermandad ha estado ligado desde hace mucho tiempo a Mogna porque desde jóvenes se dedicaron a misionar con el Movimiento Círculo de Juventud. En este corto tramo han logrado que la capilla moquinera tenga misa todos los segundos domingos de cada mes a las 11 de la mañana. Un atractivo más para la gente de Fe.
Además de lo netamente espiritual este lunes terminaron de refaccionar la Casa del Peregrino donde se quedan los devotos cada vez que van a venerar a Santa Bárbara. Este sitio, ubicado frente a la iglesia, demandaba mantenimiento urgente, sobre todo en la parte eléctrica y de sanitarios por lo que ha sido reparada a nueva. El costo, sólo de materiales e insumos, superó los 6 millones de pesos, más otros tantos de mano de obra. Para ello han realizado una rifa que permitirá costear parte de los gastos.
“También traemos muchas donaciones que hace la gente para los pobladores, pero nosotros somos simples intermediarios. No haríamos nada sin la ayuda de todos. Los integrantes de la comisión nos encargamos de organizar tanto la Fiesta chica en Mayo como la grande de diciembre y es muy costoso. Lo bueno es que la fe sigue intacta y gracias a Santa Bárbara sigue existiendo Mogna”, indica Silvia Cabrera, secretaria de la comisión directiva de raíces moquineras.
Justo al lado de la parroquia se encuentra un salón de ventas de la Hermandad donde se venden estampitas y merchandising de la Santa para recaudar fondos que se destinan para arreglos de los refugios que usan los peregrinos.
Roberto Ordines hace 38 años que visita Mogna todos los años porque, primero, acompañaba a su papá que iba a caballo, aunque desde hace tres en su rol de presidente de la Hermandad. “Nuestra misión es mantener y mejorar todo lo que se ha hecho vinculado con la iglesia y Santa Bárbara. En este tiempo hemos arreglado la casa sacerdotal, la casa del peregrino y la casa parroquial. Además de los refugios para dar seguridad a la gente que viene a honrar a Santa Bárbara”, indica. A esto se suma la compra de tres tanques de casi 3 mil litros para guardar agua y así lograr la reforestación del camping que está totalmente seco.
Otro de los objetivos a cumplir que daría vida a la zona es el fomento del turismo religioso, sin contar que hay lugares tan bellos como el Valle Encantado que queda a solo 12 kilómetros antes de llegar al pueblo con paisajes inigualables. Por ahora no es más que utilizado por quienes hacen trekking por la zona o se detienen en el mirador para observarlo de lejos.
Así esta localidad marcada por la historia desde su fundación en 1753 (dos años después que Jáchal porque los pobladores no quisieron dejar el lugar), se niega, una vez más, a dejar de existir. Por el contrario, pide ayuda para avanzar aunque sea al ritmo de la Fe, y seguir trabajando su agricultura y su ganado, también demanda transporte público (pasa un colectivo una vez a la semana), infraestructura y fomento al turismo religioso y rural, entre otras cosas que son necesarias para poder continuar.
El Viacrucis parece ser infinito para sus 350 habitantes cuyos antepasados formaban lo que denominaron “Pueblo Indio”, y la resurrección parece estar más lejos que cerca. Eso sí, con la Fe inquebrantable.
mognaperegrinos
Miembros de ATR (Albardón Trail Running), llegaron hasta la parroquia de Mogna, unos corriendo y otros caminando. Misión Cumplida