María Cristina Monserrat, la médica que recorrió muchos países, y Francia la eligió para vivir y trabajar
Vive desde hace 36 años en la “Ciudad de la Luz”, donde es una destacada médica. Allí transcurrió gran parte de su vida pero sigue muy ligada a la provincia, tanto que ya prepara con sus compañeras de promoción del Colegio Santo Domingo, la fiesta de 50 años de egresadas.
María Cristina Monserrat, médica sanjuanina, llegó a París, Francia, en 1989 convocada por el Hospital de la Pitié-Salpêtrière, uno de más importantes de ese país, donde pensaba estar unos meses y se quedó para siempre. No figura en sus planes volver a su Santa Lucía Natal, aunque San Juan es parte más que importante de su corazón. Tanto que a pesar de haber viajado por el mundo destaca la belleza de los viñedos, la montaña, los diques, la generosidad de los sanjuaninos, y por supuesto, el sabor único de las semitas.
Han pasado 36 años desde que puso su pie derecho y su talento en el hospital donde trabajaron médicos de la talla de Philippe Pinel, Jean-Martin Charcot (considerado el padre de la neurología moderna); el mismísimo Sigmund Freud; aunque muchos lo conocieron porque allí murió Lady Di. Transcurrido el tiempo de trabajo pactado y antes de regresar a Argentina, decidió recorrer Grecia y el Peloponeso, sin pensar que esos meses serían determinantes para su vida. Recibió tantas propuestas laborales que tenía para elegir y decidió quedarse para perfeccionar el idioma. Ocurrió muchísimo más que eso en casi cuatro décadas de trabajo en el país donde ejerce su profesión.
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Cristina cuenta que fueron sus sólidas raíces, una madre muy exigente, una familia que la respaldó, sus estudios en el Colegio Santo Domingo, en la Escuela Fray Luis Beltrán, en la Escuela Sarmiento, su paso por Fasta, todo lo que le ha permitido desarrollar una carrera en Francia.
Actualmente está jubilada pero sigue trabajando sin parar, desde las 8.30 hasta las 17.30. Claro que los días libres se da el lujo de caminar por los bellos parques parisinos o ir a actividades culturales o artísticas gratuitas que abundan en la bella ciudad.
“Estoy siempre en contacto con mucha gente de San Juan, y al tanto de todas las noticias de Argentina por canales de Buenos Aires y de la provincia a través del noticiero que conduce Marcela Podda”, cuenta María Cristina que estudió hasta tercer año de medicina en la Universidad Nacional de Cuyo y luego en Córdoba en plena dictadura.
Realizó una formación en Ginecología en el Hospital de Clínicas en Buenos Aires, una residencia en Anestesiología, en Mar del Plata, y posteriormente pasó un examen para ser oficial de Marina Mercante que le permitió viajar a Japón y muchos otros lugares en 1988. Al año siguiente recibió la propuesta para trabajar en París, la ciudad que la adoptó como suya.
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“He tenido una vida ajetreada, sobre todo a partir de los 20 años, he sido muy inquieta. No puedo decir que he conocido el mundo, sólo he puesto un pie en muchos sitios. Yo digo que cuando uno llega a un lugar apenas puede oler su cultura“, dice Cristina.
Hace tres años que no viene a la provincia, y de esa manera “obliga” a los hermanos y a sus amigas a que la visiten. Además hay otro motivo: “San Juan es muy duro sin mi mamá”, asegura.
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Lejos de parecerse a una película francesa romántica, Cristina cuenta que fue difícil empezar. “No le aconsejo a nadie venirse con el nivel de francés que yo traía, aunque también es duro para quien tiene más nivel porque es otra cosa. Lógicamente que cuando no hay un conocimiento fluido de la lengua es difícil realizar contactos, pero una vez que te ganaste su confianza, es para siempre. Los franceses no te abren las puertas fácilmente pero cuando lo hacen es definitivo. Además el francés es incapaz de juzgar o criticar a alguien. He hecho muy buenos amigos aquí”, relata.
Cristina revalidó sus títulos de médica y médica anestesista en España, aunque en Francia estudio un complemento de la especialidad en la Université Rene Descartes y en la Pierre y Marie Curie, ambas ubicadas en el centro de París, porque allí el título es de “anestesista reanimadora”.
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Confiesa que cada vez que viene a la provincia es para recargar pilas, y seguir adelante, tanto que a la distancia, prepara sus 50 años de egresados con sus compañeras del Bachillerato Humanista Santo Domingo.
Cristina está en condiciones de decir que ha cumplido muchos de sus objetivos de vida tanto a nivel profesional como personal. Ha viajado por los más diversos rincones del mundo, siempre inspirada por la historia que cuentan, aunque quedan algunas como Jordania y Siria a las que resulta difícil visitar por sus constantes guerras.
“A medida que conozco maravillas en el mundo más valoro las bellezas naturales de San Juan, sus cerros, sus viñedos y sus diques. Mención especial para los sanjuaninos con su generosidad incomparable y esas semitas únicas en el mundo”, agrega.
Vive en un departamento con jardín ubicado a pocos kilómetros del centro, en el medio de un parque al que ella denomina “un París dentro de París”. Por allí pasa la línea de metro más importante que lleva a todos los puntos turísticos y a los dos aeropuertos. “Es un lugar muy bonito, muy animado, y acá tener jardín es más valioso que tener un Ranger Rover 4x4 2025 . Es que después del Covid quedamos con la sensación de haber estado encerrados en cuatro muros, así es que apenas pude comprar algo con jardín lo hice. Además es una tierra súper fértil y puedo poner tomates, berenjenas , pimientos, tulipanes, rosas, de todo, es fantástico”.
Así entre sus plantas, su rica e inspiradora vida, su deseo de seguir trabajando y viajando por sitios llenos de historia, Cristina también cultiva su relación con San Juan a través de su familia y amigos para quienes está siempre presente.