"Cuando se perdió la plata mis vecinos me pedían que no me ponga nervioso, que estuviera tranquilo. Y la verdad es que estaba calmado, la plata era mía, producto de mis años de trabajo, no se la había robado a nadie". Sereno, como aquel día que extravió su mochila roja con casi 270 mil pesos que había cobrado de su jubilación, Víctor Agüero recibió a Tiempo de San Juan en la vereda de la casita que soñó hace más de una década cuando volvía de trabajar en la finca y pasaba en colectivo por la Ruta 20, por el departamento 9 de Julio. Es de La Rioja, pero desde hace 50 años vive en San Juan. Primero residió en 25 de Mayo, pero en 2017 se mudó a Las Chacritas, un lugar que revolucionó hace una semana después de sufrir un infortunio con el pago de su jubilación.
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Víctor contó que aquel dramático día en el que perdió la plata se levantó tempranito para dirigirse al centro, donde iba a cobrar en mano en el banco. Señaló que iba acompañado de su mochilita roja, la que lo acompaña cada vez que hace el viajecito desde Las Chacritas al microcentro sanjuanino. Allí, después de cobrar, compró un poco de mercadería y regresó hacia su casa. Se subió al colectivo, puso la mochila en el asiento acompañante y después de transitar casi 17 kilómetros, se bajó en la Ruta 20 y caminó hacia su casa. Ya cuando estaba en su hogar, se percató que ya no tenía la mochila.
"La busqué en el dormitorio y no estaba. Fui a la panadería a preguntar también y nada. Entonces le llamé a un vecino, a Pedro, y le conté que olvidé la mochila en el colectivo, que tenía ahí toda la plata de la jubilación. Entonces él le llamó a un conocido que tenía en la empresa de la Red Tulum y le avisó lo que había pasado. Entonces desde la empresa mandaron una foto de una mochila que habían encontrado, pero no era la mía", dijo de antemano el hombre.
En medio de la intensa búsqueda, los vecinos empezaron a hacerse eco de la noticia y a copar su hogar. Todos preocupados, iniciaron personalmente distintas gestiones para dar con la mochila y su sueldo: "Acá al ratito estaban enterados todos de lo que me había pasado. Me decían que iba a tener suerte, y finalmente la tuve. Fue por momentos un poco angustiante, porque justo me había venido muy cara la boleta de luz, 96 mil pesos. Y contaba con esa plata para pagar aunque sea la mitad".
Horas más tarde llegó el llamado esperado. Una chica se comunicó con él y le dio la noticia que tanto anhelaba. "La mochila apareció", le dijeron, para que Víctor recuperara rápidamente la sonrisa. Fue a través de otro vecino, de apellido García, que el jubilado recuperó la jubilación. Justamente el joven es el mismo que antes le cobraba la jubilación porque él no le entendía a los cajeros. "Tengo la suerte de estar rodeado de buena gente. Yo siempre he tenido esa suerte. Porque al muchacho le contaron que un tal Víctor Agüero había extraviado su mochila, porque en la misma estaban mis documentos, y dio la casualidad que me conocía. Entonces ese mismo día apareció junto al chofer del colectivo para entregarme todo".
Fue clave también la intervención de un niño, quien fue el que halló la mochila en el rodado y se la entregó al chofer, Gustavo Gavia. "Los chicos son buenos. Sé que hay gente buena y mala, pero por ahí hay gente más grande por ahí media pícara. Yo la verdad es que al final no me hacía mucho problema. Me pedían que no me pusiera nervioso, pero no lo estaba porque la plata era mía y no me la había robado. Me preocupaba más el tema de los documentos, las tarjetas. Yo sabía que la plata podía no aparecer, es tentadora", señaló.
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Víctor le agradeció a todas las personas que participaron de la "cadena de favores". Contó también que cuando apareció el chofer de la Red Tulum, le dio un fuerte abrazo: "Me dijo que había que hacer el bien. A mí también me pasó, yo también devolví celulares que encontré en dos oportunidades. Y le expliqué que en el fondo, yo estaba tranquilo y tenía fe".
Víctor vive de su jubilación de casi 300 mil pesos. Está solito en su casita, ya que la mujer con la que compartió cuatro décadas, falleció en 2017. No tiene hijos, pero sí el cariño de un montón de vecinos que se movilizaron por él y por su historia. "Vivo de mi jubilación. Ya no tengo fuerzas para trabajar. Trabajé muchos años en fincas y hasta hace poco estuve vendiendo flores en el centro, me iba bien. Pero me agarró artrosis y las piernas me duelen un poco. Pero ando bien, con lo que cobro me la rebusco", expresó.
Embed - Habló Víctor, el abuelo que recuperó su sueldo gracias a un chofer de la Red Tulum