Los integrantes de una familia ensamblada tienen como desafío construir nuevos vínculos y vivencias. En la mayoría de los casos, los hijos llegan a naturalizar y generar vínculos sanos con la nueva tipología familiar, siempre que haya respeto, empatía, dialogo y amor.
Vamos a comenzar por hacer una hoja de ruta con las etapas que tiene la conformación de una familia reconstituida:
- Etapa de pre – ruptura: Aquí la pareja comienza a evaluar la continuidad o no del matrimonio.
- Ruptura: El momento de aceptar la inevitabilidad del divorcio y de arreglos legales.
- Familia conviviente uniparental: Los hijos permanecen en el hogar de uno de los progenitores o de ambos según se acuerde, modificando por lo tanto la relación con el otro.
- Cortejo o arreglo de pareja: Cuando aparece en uno de los miembros de la pareja la posibilidad de rematrimonio o convivencia.
- Re-Matrimonio o convivencia: Aparecen nuevas reglas y lealtades en la nueva familia constituida.
- Familia reconstituida estabilizada: Cuando se ha logrado una estructura clara donde cada uno de los miembros acepta el nuevo escenario.
La nueva pareja
Conocidas las etapas, una de las claves del éxito en la nueva configuración de la familia ensamblada es como presentamos y cuando, a la nueva pareja.
Nuestra experiencia nos dice que lo más recomendable antes de dar el paso ante los hijos es tener claro nuestro compromiso con la nueva pareja. Debemos tener un tiempo prudencial de conocernos, de conversar, de ajustar y de planificar cómo será la futura convivencia entre todos los integrantes del nuevo hogar, así como la asignación al nuevo miembro de la familia en su rol parental complementario al articular o coordinar con los roles de los padres si los hubiera.
De todas maneras, es recomendable planificar un acercamiento progresivo antes de iniciar la convivencia de la nueva pareja con los hijos de una relación anterior. Por esto, es recomendable:
- Ser sincero con los hijos. Hablar con ellos sobre lo que está sucediendo.
- No presentar la nueva pareja como un amigo. Los hijos perciben todo lo que sucede a su alrededor.
- Darles tiempo a los hijos y respetar sus sentimientos. No se los debe obligar a una cercanía que se construye con el tiempo y la confianza. Es recomendable no forzar las relaciones.
- Realizar un acercamiento progresivo entre la nueva pareja y los hijos, cuando la relación ya es estable. Debe propiciar un tiempo para que la pareja actual y los niños se conozcan.
- No se debe reaccionar de forma negativa ante los sentimientos de los hijos. Al contrario, se deben validar sus emociones. Si es necesario, buscar ayuda profesional para lograr un mejor ajuste ante la nueva situación familiar.
- Tanto los hijos, como la nueva pareja, no están obligados a quererse o amarse, pero si tienen que respetarse, el amor podrá surgir o no, eso dependerá de un trabajo empático, y de cómo se manejen dentro de la conveniencia.
- Cada uno de los adultos deberá ser tolerante y usar mucho el dialogo tanto a nivel de pareja como los niños, para evitar poner a su pareja en una situación de estrés constante o exposición permanente.
Como podrás observar son muchos los conceptos que hay que tener en cuenta cuando se decide dar el paso de crear una familia ensamblada por eso permítenos decirte que para empezar con buen pie debes armarte de mucha paciencia y mucho amor ya que habrá momentos complejos y complicados que traerán tensión, porque el error más frecuente en las familias de este tipo, puede ser la creencia de que cuando los adultos toman la decisión de irse a vivir juntos, ya está formada la familia, ya todos nos vamos a querer mucho y vamos a vivir felices y tranquilos y, nada más lejos de la realidad.
En primer lugar, porque el que una persona quiera mucho a su pareja, no quiere decir que vaya a querer mucho a sus hijos, ni que éstos la vayan a querer a ella, si deberán como hemos dicho de respetarla. En un principio es probable que pueda haber problemas relacionados con la aceptación de todos los miembros de la familia y será algo normal que se deberá trabajar.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta que, todos los miembros de una familia de este tipo, tanto los adultos como los niños, vienen de una ruptura anterior, es decir, de un duelo. Y, por lo general, no todos están en la misma etapa de ese proceso, ni en la misma sintonía de edades.
Por tanto, hay que dejar claro nuevamente que el ingrediente más importante para que se pueda formar una nueva familia, es mucha dosis de paciencia y cariño. A estos dos ingredientes súmenle el concepto constante de la negociación, hay que negociar casi todo, las normas, los horarios, las tareas, las necesidades de cada uno, los espacios privados, y un largo etc.
No cometas el error de hablar mal de las ex parejas, por muy de peso que sean tus argumentos que puedas tener, no contamines tu nuevo entorno con lo que ya fue, o con lo que te provoca tu ex.
Si tienes algo que opinar, o discutir, háblalo en privado, pero no delante de los niños. Eso puede crearles resentimientos hacia ti. Y seguro que no es eso lo que quieres, lo que querrás es que te tengan cariño y respeto. Su madre o su padre biológico lo van a ser siempre, eso no vas a poder cambiarlo.
Si los niños tienen que tomar alguna decisión con respecto a ellos, que lo hagan en su momento y por sus propias razones, no por las que tienes tú. Si por el contrario, eres la madre o padre biológicos, no les hables a los niños mal de la nueva pareja de su padre o madre. Vas a influir en ellos más de lo que te crees y, lo único que puedes conseguir con eso es crear conflictos entre todos y a la larga puede pasarte factura.
No asumas roles que no corresponden, hay que tener muy en cuenta, no intentes ocupar un puesto que ya está, o estuvo ocupado. Quiero decir con esto que, no asumas las funciones del padre o la madre de un niño, si tú no lo eres. Ese lugar en el caso hipotético que se dé, será por deseo de ambos y ganado con acciones y amor.
Armar una familia nuevamente es un desafío tremendo, cuya recompensa es hermosa, y solo será posible a través del respeto y el amor. Los que lo consiguen suelen ser miembros muy generosos y empáticos cuya inteligencia emocional es ejercitada a diario en beneficioso de una armonía familiar.
Escrito por: Carlos Fernández
Coach de Empresas y psicólogo
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