En medio de la vorágine por su trabajo, el apuro por buscar a los chicos en la escuela y la intención de llegar lo antes posible a su casa, Mariana López esperaba que pasaran los autos para cruzar la calle tras salir de hacer un trámite en el Centro Cívico. Pero al mirar hacia abajo vio algo que la frenó, justo al lado de sus pies había un pequeño audífono. Ese fue el inicio de un periplo que podría haber sido eterno, pero gracias a su empeño, logró dar con su dueña del aparato en menos de 7 horas.
Eran las 10:30 de ayer martes, cuando Mariana estaba detenida, con el audífono en las manos, mirando hacia todos lados para tratar de detectar a alguna persona que lo buscara. Pero pasaron los minutos y nadie se acercó. Entonces, siguió su camino. Fue en ese momento que le tomó la foto al aparato y armó un mensaje que puso en su estado de WhatsApp y en los grupos del servicio de mensajería que integra.
“Nunca pensé que iba a resultar de este modo, pero fue impresionante lo rápido que se viralizó y todos empezaron a hacer circular la imagen. Entonces, decidí seguir y poner también la publicación en Facebook junto a mi número de teléfono”, cuenta ahora a Tiempo de San Juan, Mariana.
Después de eso, la sanjuanina que es corredora inmobiliaria y tiene dos hijos pequeños, recibió un llamado telefónico que, según ella misma fue la clave del éxito para su búsqueda. “El primer llamado que recibí fue el de un hombre que no sé quién ni cómo se llama, pero me explicó lo más importante de esta historia. Me dijo que esa marca de audífonos sólo se vende en Mendoza y me recomendó llamar a la empresa para que me den el nombre del dueño, porque el aparato tiene un número de serie que queda registrado a nombre de quien lo usa”, cuenta la mujer.
Eso hizo ni bien cortó. Después de agradecerle y felicitarla por su gesto, desde la empresa mendocina le informaron la identidad de la dueña. Al respecto, Mariana dice, “yo no le dije a nadie el nombre que me habían dado y fue clave porque después de eso recibí como 12 llamados de personas que decían ser dueñas del aparato, o que era de su esposo o de su suegra. Incluso me ofrecían plata para que se los diera, jamás pensé que iba a pasar algo así”. Entonces, cada vez que atendía, ella preguntaba el nombre del supuesto dueño y, como no coincidía, decía “no, este no es su audífono”.
El panorama cambió pasadas las 17. La sanjuanina estaba en la puerta de un instituto al que asiste su hijo mayor cuando sonó su teléfono y la voz del otro lado dijo, “hola, soy Lucía Sánchez, creo que usted encontró mi audífono”. Con sólo escuchar el nombre, Mariana sintió el alivio.
“Ella había ido el día anterior a un acto al Centro Cívico porque su nieta había recibido el título de Arquitecta. El audífono se le salió y, en medio del viento Zonda que corría, lo perdió”, relata Mariana sobre lo que le contó Lucía.
Ante la situación, le preguntó a la señora cuál era su dirección y 10 minutos después estaba en la puerta de su casa. “Me dijo que era jubilada y que era muy importante para ella recuperar el audífono. Nos abrazamos y me regaló un ramo de rosas y un dulce casero. Fue un gesto re lindo y yo sentí una satisfacción enorme”, confía ahora Mariana.