Una pequeña fábrica de miel, reducida a cenizas. Oscar Abrego llora y lamenta haber perdido en cuestión de minutos aquel emprendimiento que fundó 13 años atrás, cuando su esposa, fiel compañera, estaba viva. "Esto me ha costado la vida, nadie me ha regalado nada", expresó con dolor el damnificado.
lunes 4 de noviembre 2024