Con una remera de Vegeta Super Saiyan, personaje de Dragon Ball, y un collar de River Plate, Franco Castro recibió a Tiempo de San Juan y evidenció cuáles son sus dos grandes pasiones. El joven de 20 años, quien vive en el barrio Manzini (Santa Lucía) y también es fanático de la Selección argentina, no demostró ser un campeón en el fútbol, aun mejor, es campeón de la vida. A su corta edad, este chico con síndrome de down e hipoacusia le ganó a la leucemia y brinda grandes gestos de alegría y superación a todo su entorno, hechos por los que se ganó el apodo de “El Ángel”. Además, aprovechó la oportunidad para hacer un pedido muy especial: la implementación de la lengua de señas en las escuelas sanjuaninas.
“Franco es muy importante en nuestras vidas. Es muy cariñoso y servicial. Nos enseña cómo luchar y vivir con alegría”, relató Silvia Leske, la madre del chico, a este diario. Sobre otras virtudes, destacó que es “el mañoso del barrio”. “Muchos le dicen ‘Franquito’, pero ya tiene 20 años. Todos los quieren, él es muy amoroso y hasta pegajoso. Además, sabe mucho los sentimientos de las personas, conoce si alguien está mal o triste”, abundó.
Así como la vida de Franco no fue fácil, tampoco lo fue para su familia. Según contó su mamá, a los tres años le diagnosticaron hipoacusia. “Nos dimos cuenta durante la estimulación temprana y cuando iba al jardín maternal, porque no escuchaba casi nada. En ese momento se me cayó el mundo”, dijo Silvia.
“Franco nos enseña cómo luchar y vivir con alegría”, dijo Silvia, su madre. “Franco nos enseña cómo luchar y vivir con alegría”, dijo Silvia, su madre.
Por este motivo, hizo un curso básico de lengua de señas y después aprendieron los demás integrantes de la familia. “Ahora todos saben lo básico y quieren aprender más. Unas primas de Franco llegaron a estudiar para hablar con él”, indicó.
La vida le dio otro desafío cuando le detectaron leucemia durante su adolescencia. “Empezó con un dolor articular en el hombro, estaba muy cansado y tuvo mucha fiebre. Primero le hicieron estudios, pero no le salió nada, pero en diciembre de 2016 lo internaron y la enfermedad se confirmó en enero de 2017”, recordó Leske. Para su madre “fue un golpe muy duro, y pensé: ¿por qué todo a él?”.
A pesar de este mal trago, Franco tuvo una fuerza enorme para combatir el cáncer y su coraje contagió a su familia y a sus compañeros que padecieron la misma enfermedad. “Sabía que estaba enfermo, pero no tenía mucha noción de la gravedad. Sí le chocó mucho quedarse sin pelo, pero se bancó como un campeón las punciones cada dos semanas, todos los días de quimioterapia y sin llorar”, rememoró.
“Él siempre estuvo contento y les daba fuerzas a todos los chicos y a sus familias. Por eso, en el Hospital Rawson lo apodaron el ‘Ángel de Oncopediatría’”, contó la madre. Durante ese tiempo, ayudó mucho a un amigo, Agustín, quien estaba en estado depresivo y Franco lo obligaba a comer y le prestaba sus juguetes de Dragon Ball. “Empezaron a hacer las quimios juntos. Lamentablemente, Agustín falleció y tuvimos que explicarle que su amigo no iba a estar más con él”, abundó.
El pedido de inclusión por parte de Franco
Castro, quien asiste a la Escuela de Educación Especial Bilingüe para Sordos, aprovechó la entrevista para solicitar la inclusión de la lengua de señas en todas las instituciones educativas de San Juan. “Quiero decirles que es muy importante aprender lengua de señas para comunicarnos mejor. Muchas gracias”, explicó el joven.
El "Ángel" del Manzini: el campeón que venció la leucemia y pide la inclusión de la lengua de señas
Su madre señaló que cada vez que quiere comunicar algo o le quieren decir cosas, ella tiene que estar a su lado. “En el hospital siempre tuve que estar con él porque la gente no sabe de lengua de señas y soy consciente que no estaré toda la vida”, explicó. Por ello, piden que salga la ley nacional.
Sobre el día a día, su familia comentó que es el único chico con síndrome de down en su escuela. “Él se comunica con otros chicos. Ahí está su mundo”, contaron.
Su hermano, su gran compinche
Cristian, su hermano mayor, es su gran compañero. Fue el encargado de transmitirle sus pasiones por Dragon Ball y River Plate. El joven, quien es locutor, evidenció que Franco siempre lo acompaña cuando trabaja con bandas de cuarteto, género musical que le fascina bailar.
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“Es muy bailarín. Es el primero que sale a bailar en las fiestas y a la primera persona que ve, la invita”, contó sobre su hermano menor. Además, relató que Franco puede escuchar algunos sonidos graves y agudos, hecho que le posibilita entrar en rito y tirar “los pasos prohibidos”.
“Durante mi adolescencia había mucha discriminación, pero fui aprendiendo varias cosas y eso me ayudó mucho. Por suerte, hoy en día hay mucha aceptación a las personas con discapacidad y más personas se insertan en varios ámbitos”, destacó. “Hasta que tenga vida, siempre estará conmigo”, finalizó.