Los orígenes de los denominados mormones en San Juan se remontan a una pequeña rama presidida por el elder Summer Smith en 1959. En ese entonces, los bautismos eran realizados en los baños termales de La Laja, ya que no había pila bautismal. En 1973 se dedicó la primera capilla y el 22 de enero de 1980 se formó la estaca San Juan, con Ricardo Ontiveros como presidente y Dino Zambonini y Pedro Mayo Mazitelli como consejeros.
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Ariel Noriega, docente y padre de familia, miembro del área de Comunicaciones de la Iglesia, dialogó con Tiempo de San Juan sobre la importancia del templo recientemente inaugurado en Mendoza.
“Siendo niño mis padres conocieron la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a la que se unieron enseguida. En mi caso, me uní unos pocos años después, hasta tener la edad correspondiente”, indicó, para agregar: “Los templos revisten gran valor para los miembros de la Iglesia, pues en ellos se realizan ceremonias sagradas que trascienden nuestra vida mortal”.
Recordó que la Iglesia no tiene un clero pago; se sostiene mediante el voluntariado.
“Se espera que cada hombre o mujer líder logre autosuficiencia personal o familiar mediante su profesión, oficio o emprendimiento, y luego aparten tiempo para prestar servicio a los demás en la Iglesia”, aclaró.
Noriega recordó que el primer templo en Sudamérica se construyó en São Paulo, Brasil, por lo que llegar allí para un sanjuanino requería fe y sacrificio.
“A principios de los 80' se erige el templo de Santiago de Chile. Recuerdo con cuánto anhelo mis padres juntaban el dinero para llegar al templo y casarse e incluso sellarse a sus pequeños hijos por la eternidad. Fue muy emotivo y justificó todos los esfuerzos”, evocó. El “sellado” reviste una gran importancia en esa Iglesia.
Pocos años más tarde se dedicaría el templo de Buenos Aires. “Eso fue un hito para la feligresía argentina”, indicó el referente, quien agregó que viajar al templo representó siempre un sacrificio muy simbólico del camino a la vida eterna.
La construcción del templo de Córdoba –manifestó-- sería una bendición para la gente del interior del país desde 2015.
“Y es de imaginar el júbilo que ocasionó el anuncio de la edificación del templo de Salta y luego el de Mendoza. Quien anheló algo por muchos años entiende el porqué de las lágrimas emocionadas de tantos de nuestros hermanos”, ejemplificó.
Los más de 17 millones de miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en todo el mundo; 500 mil en la Argentina y 36 mil distribuidos en la zona de Cuyo hablan a las claras de la decisión de haber emplazado en Mendoza este templo majestuoso que acaba de ser inaugurado sobre la avenida Champagnat, en la zona oeste, al pie de la precordillera de Los Andes.
Un templo de características singulares que no es común y corriente. Solo en el país, se emplazan cuatro de la misma magnitud, todos situados en ciudades importantes como Buenos Aires, Córdoba y Salta. Otros tres están próximos a inaugurarse también en ciudades estratégicas: Bahía Blanca, Rosario y un segundo en Buenos Aires.
Así, en estos días se están desarrollando las jornadas de “puertas abiertas”, que se extenderán hasta el 7 de septiembre. Hasta ese momento, quienes deseen conocer la obra podrán hacerlo en forma gratuita de lunes a sábado de 9 a 21. Luego, su ingreso se limitará únicamente a los fieles. Muchísimos sanjuaninos, fieles y público en general, se están acercando al templo.
Pero ¿Quiénes son los mormones? ¿Qué tipo de actividad religiosa llevarán a cabo en ese lujoso espacio? ¿De qué trabajan? ¿Cómo sostienen una obra de semejante envergadura?
¿Cómo se sostiene económicamente?
A lo largo de las distintas ciudades pueden observarse numerosos centros de reuniones y capillas. Llama la atención la prolijidad y pulcritud de cada uno de estos complejos.
“Nosotros consideramos que esta es la Casa del Señor”, aclaran los fieles, para fundamentar la perfección que se observa en cada espacio y en cada templo.
Los miembros de la Iglesia de Jesucristo tienen una práctica religiosa que es el diezmo. Según la definición bíblica esto significa una décima parte de su ingreso anual.
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“Cada persona lo paga según su integridad y honor, nadie le exige revisar sus recibos de sueldo ni nada por el estilo”, aclaran. Con estos fondos y otras donaciones caritativas se financian las construcciones y mantenimiento de las instalaciones de la Iglesia, como también programas mundiales humanitarios, educativos, misioneros y de bienestar para brindar ayuda a la comunidad.
Una arquitectura exquisita y obras de arte originales
Entre las numerosas pinturas e ilustraciones de la vida y el ministerio de Jesucristo y los paisajes que se encuentran en el templo, hay dos obras originales: “Nacimiento del río Tunuyán”, de Oscar Campos, argentino, nacido en Cutral Co, Patagonia y “Argentina, Monte Aconcagua”, del artista Kimbal Warren, de Utah. Criado a la sombra de las montañas rocosas, aprendió a dibujar a temprana edad. Capturar la naturaleza en el lienzo se ha convertido en su pasión y a menudo ensilla sus caballos y se dirige a las montañas para pasar una semana pintando.
La arquitectura se inspiró en otros diseños religiosos de la región. La estructura simétrica es de hormigón y acero estructural, revestida con piedra caliza Moleanos extraída de Portugal. El interior tiene un piso principal y una torre central que se eleva a una altura de 33,6 metros.
Además, en el terreno a ambos lados del templo se emplaza una capilla y un edificio anexo. La capilla será un centro de reuniones tradicional para los servicios de adoración dominicales y otras clases y actividades. El edificio anexo servirá como centro de llegada del templo e incluye espacio para los departamentos de los líderes del templo.
La cúpula, con un diseño similar a otros templos religiosos de la región.
Los vitrales artísticos fueron diseñados y fabricados por Holdman Studios, en colaboración con NWL Architects y BMA Architects y muestran la flor de jarilla que es nativa de la región.
También incorporan patrones geométricos y de rombos que se encuentran en los motivos del diseño en todo el templo, inspirados en los azulejos de la plaza España. Las acequias, canales de agua característicos de la región de Mendoza, también influyeron en los elementos del diseño.
En los jardines que rodean al templo se sembraron diferentes árboles, arbustos y plantas perennes nativas de Argentina. Se seleccionaron por su durabilidad y para complementar el templo con sus colores al florecer, texturas y sombra.