Adicción a la comida: síntomas, consecuencias y estrategias para combatir este trastorno explicados por una sanjuanina
Comer en exceso, a repetición y de manera compulsiva puede ser un síntoma de adicción a la comida. Si a eso se suma una intensa necesidad de consumir alimentos específicos, quizá sea momento de pedir ayuda profesional.
Comer es, sin duda, uno de los placeres de la vida y en eso coincide casi todo el mundo. El problema surge cuando deja de ser un placer y pasa a ser una torturaporque la compulsión por la comida es más fuerte que el disfrute. Ahí surge la pregunta “¿soy adicto a la comida?” Lo cierto es que muchas veces se manifiesta con “atracones a repetición”, sobre todo del mismo tipo de alimentos (azúcares, harinas, entre otros), que no pueden ser controlados. Lógicamente que esto acarrea diferentes consecuencias para la salud física y mental. Florencia Peláez (MP:561), licenciada en Nutrición, especializada en Nutrición Deportiva, Infantil, Embarazo y Antropometrista, responde a todos los interrogantes sobre este tema.
-Si alguien es proclive a los atracones de comida ¿tiene que preocuparse?
A todos, en algún momento, nos puede dar por comer más de lo habitual o incluso darse un atracón, pero después ponemos freno a ese comportamiento. Esos momentos pueden ser normales cuando son ocasionales y los controlamos sin demasiados sobresaltos emocionales. Sin embargo, para algunas personas, comer cuando tienen hambre y en las cantidades adecuadas puede resultar un comportamiento complicado. En determinadas situaciones, se puede caer en la adicción a la comida, que impulsa a comer compulsivamente, a sabiendas de que se trata de una conducta perjudicial.
-¿Cuándo se considera que alguien es adicto a la comida?
Muchas personas experimentan una verdadera batalla con su propio cuerpo y su forma física. El mito de la delgadez y del cuerpo perfecto, presentado por los medios de comunicación, las redes sociales y la sociedad como el "modelo" de la persona de éxito, empuja a compararse con los demás y alimenta la insatisfacción y también el desamor personal. Otras personas encuentran en la comida una "muleta emocional", es decir, la utilizan como un soporte en el que descargar sus insatisfacciones, llegando a "comerse" sus emociones. Esto puede llevar a una auténtica adicción a la comida que, como muchas otras adicciones, implica ingerir una sustancia, que en este caso es la comida.A esto le sigue una fuerte sensación de pérdida de autocontrol; un sentimiento de vergüenza; sentido de culpa y de fracaso con uno mismo; malestar emocional; compromiso, que normalmente no se mantiene, para no volver a caer en este espiral.
comida3
-¿Cómo se diferencia de otros trastornos alimentarios?
A diferencia de la anorexia y la bulimia no se dan conductas compensatorias como los vómitos, el uso de laxantes o la actividad física excesiva. La adicción a la comida también se diferencia de los trastornos alimentarios porque implica el consumo de una clase específica de alimentos a los que la persona es adicta de manera compulsiva, imparable e incontrolable. Como suele ocurrir con las adicciones, la persona no quiere abandonar la sustancia, mientras que en quienes sufren un trastorno alimentario como la bulimia, los atracones son la consecuencia directa de restricciones alimentarias previas, de las que se deriva la pérdida de control sobre el comportamiento.
-¿Cómo se identifica esta adicción?
Reconocer la adicción a la comida puede resultar complejo, ya que sus manifestaciones a menudo se parecen a otros trastornos alimentarios o a otros hábitos poco saludables. Sin embargo, existen algunos síntomas y criterios que pueden ayudar a identificar esta situación. Es importante hacer hincapié en la conducta y no en los alimentos. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, aunque la adicción a la comida no figura como un diagnóstico independiente, comparte algunas características con otros trastornos adictivos. Algunos de los síntomas que suelen aparecer con mayor frecuencia incluye el consumo compulsivo de ciertos alimentos, sobre todo aquellos ricos en azúcares, grasas o sal, incluso cuando no experimenta hambre físico. Hay una pérdida de control que se manifiesta en la dificultad para detenerse o limitar la cantidad de comida ingerida, incluso después de intentos previos de control; persistencia a pesar de las consecuencias negativas, continuando el consumo excesivo aunque esto cause malestar físico y emocional. Identificar estos síntomas puede ser un primer paso para buscar ayuda y comprender que la adicción a la comida puede representar una dificultad real que merece atención y acompañamiento profesional.
-¿Qué relación hay entre la adicción a la comida y el hambre emocional o nervioso?
A nivel biológico, la adicción a la comida está determinada por una alteración del mecanismo de control en el cerebro, en el hipotálamo. En cambio, el hambre emocional o nervioso es el tipo de hambre que se desencadena independientemente del estímulo natural (biológico) del hambre que sentimos cuando han pasado horas desde la última comida que hicimos. Esta sensación nos induce a comer más rápido de lo habitual, en grandes cantidades hasta que nos sentimos "a reventar" de saciedad, y entonces nos sentimos culpables y avergonzados. Es comer para aliviar el estrés o como recompensa luego de un día agotador.
pelaez
Florencia Peláez, licenciada en Nutrición, especializada en Nutrición Deportiva, Infantil y Embarazadas.
-¿Qué provoca la adicción a la comida?
Entre las causas más frecuentes de adicción a la comida y que provocan alteraciones en los procesos de equilibrio hormonal podemos encontrar, por ejemplo los cambios de humor repentinos, desajustes hormonales; períodos de estrés; baja autoestima; estados emocionales desagradables, como los ataques de ansiedad. A menudo, una vida agitada, con prisas entre el trabajo, la familia y las excesivas responsabilidades puede llevar a encontrar alivio en la comida como válvula de escape. Sin embargo, es importante prestar atención, ya que los daños de la adicción a la comida pueden llegar a ser muy graves. En estos casos, no es raro que aparezca también lo que se conoce como ansiedad por comer, un patrón en el que la necesidad de ingerir alimentos no está motivada por el hambre fisiológico, sino por una tensión emocional que busca aliviarse mediante la comida.
-¿Se puede prevenir?
Acostumbrarse desde la infancia a llevar una dieta variada y saludable es un factor de protección contra la alimentación compulsiva y desordenada.
-¿Cuáles son las consecuencias físicas de la adicción a la comida?
La adicción a la comida puede influir de manera importante en distintas áreas de la vida de una persona. Sus efectos no solo se relacionan con la salud física, sino que también pueden impactar el bienestar psicológico y las relaciones sociales. Entre las consecuencias físicas que suelen observarse se encuentran la obesidad, la Diabetes tipo 2 cuando hay una ingesta habitual de azúcares y grasas ya que eso aumenta la probabilidad de desarrollar resistencia a la insulina. También enfermedades cardiovasculares ya que el exceso de peso y una alimentación poco equilibrada pueden contribuir a la aparición de hipertensión, colesterol alto y dificultades cardíacas.
comida2
-¿Y a nivel psicológico y social?
Puede estar asociada a sentimientos de culpa y vergüenza ya que la dificultad para controlar la alimentación puede generar emociones como autocrítica y malestar. También puede ocasionar aislamiento social por temor al juicio de otras personas en encuentros donde la comida está presente. Por otra parte al sentirse insatisfecho con la propia imagen corporal y experimentar frustración por no lograr modificar los hábitos alimentarios puede favorecer la aparición de alteraciones en el estado de ánimo, baja autoestima y depresión. En el ámbito social, las dificultades pueden reflejarse en problemas en las relaciones interpersonales, el aislamiento y la preocupación constante por la comida pueden influir en la calidad de los vínculos familiares, de pareja o de amistad. Además puede disminuir el rendimiento laboral o académico.
- ¿Qué estrategias pueden ayudar a gestionar esta relación con la comida?
En primer lugar hay que afrontar la adicción a la comida y que puede requerir un enfoque integral que combine el autocuidado, la gestión emocional y, en muchos casos, el acompañamiento profesional. Existen distintas estrategias que pueden favorecer el control sobre la alimentación y contribuir a mejorar la calidad de vida. Algunas recomendaciones prácticas incluyen identificar los desencadenantes emocionales, observar en qué momentos y situaciones surge la necesidad de comer de manera compulsiva puede ayudar a anticipar y gestionar estos impulsos. Practicar la alimentación consciente -mindfulness eating-, que consiste en prestar atención plena al acto de comer, saboreando cada bocado y reconociendo las señales de hambre y saciedad, puede ayudar a reducir la tendencia a comer en exceso. Del mismo modo es muy constructivo establecer rutinas y horarios regulares de comida para evitar el picoteo constante y regular el apetito. Buscar alternativas saludables para gestionar el estrés como practicar deportes o hacer ejercicio físico, la meditación o el contacto social pueden aportar bienestar sin recurrir a la comida. Evitar la restricción excesiva de ciertos alimentos porque eso puede aumentar el deseo y favorecer los atracones. Es recomendable adoptar una actitud flexible y equilibrada hacia la alimentación. Poner en práctica estas estrategias puede ser un primer paso valioso para quienes desean afrontar la adicción a la comida. Es importante recordar que cada proceso es único y que pedir ayuda representa un acto de valentía.