Una sesión picante de principio a fin con duros cruces y el enojo del rector Tadeo Berenguer. Este jueves, el Consejo Superior de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) aceptó reconsiderar la denuncia de una empleada nodocente contra el decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Rodolfo Bloch, por acoso sexual, psicológico y laboral. El cuerpo que integra a todos los estamentos del cogobierno universitario presentó una contramarcha en su accionar. Volvió sobre sus pasos y debatirá nuevamente una causa que estaba archivada. Hay cuarto intermedio hasta el 5 de diciembre a las 17.
El 19 de septiembre, en una sesión —no tan— secreta, el Consejo Superior no convalidó que el pedido de la desvinculación del cargo pase al terreno de la Asamblea Universitaria, máximo cuerpo de decisiones, el único que puede echar al titular de la unidad académica. Hubo una clave: la abstención de los decanos. En ese momento, el decano Bloch zafó de la destitución gracias al voto de sus pares. En rigor, los consejeros superiores apoyaron mayoritariamente la desvinculación del acusado. Hubo diecinueve votos afirmativos —nueve de los estudiantes—, apenas seis en contra, y trece abstenciones, con los jefes de las facultades a la cabeza. De manera que no se consiguieron los dos tercios (veintiséis) del total del cuerpo.
Dos meses después hubo un volantazo en la decisión del Superior. La denunciante, una nodocente de nombre Mariela Suárez, que buscó ser parte del gabinete del decano, reaccionó en contra del archivo de la causa. En una entrevista con Radio Sarmiento, la mujer aseguró: "Sentí una lluvia de trompadas al enterarme del resultado. He estado golpeando puertas, la tibieza de las autoridades del Rectorado es deplorable". Pidió la reapertura de la causa y contó con el respaldo del gremio APUNSJ.
Tanto el sindicato de personal universitario, conducido por Daniel Durán, como el abogado de la presunta víctima, Roberto Correa Esbry, argumentaron que el pase a archivo careció de fundamentos sólidos. Remarcaron que hubo trece consejeros que se abstuvieron de votar y no explicaron las razones de su decisión, lo que generó cuestionamientos sobre la legitimidad del proceso. Principalmente porque tanto la parte instructora sumariante como la Oficina de Igualdad de Género de la UNSJ pidieron desplazar a Bloch del cargo desde febrero.
Este jueves, el Consejo Superior definió reconsiderar la denuncia de Suárez contra Bloch. El decano de Exactas participó inicialmente de la sesión, pidió que lo notifiquen automáticamente de toda la documentación que ingrese a la universidad en relación al sumario —algo que le fue denegado— e incluso tuvo tiempo para respaldar una declaración de la casa de estudios sobre la importancia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y puso en valor la unidad integrada UNSJ-INTA. Luego el rector Berenguer le solicitó que se retirara para empezar la discusión sobre la reconsideración. "De todas maneras, me iba a excusar", respondió el decano, que se apartó y se quedó durante toda la sesión a un costado.
Ni bien Bloch abandonó la mesa del Consejo, los miembros discutieron sobre si la sesión debía ser secreta o pública. Hubo algunos integrantes que abogaron por un debate al estilo confidencial como el decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Marcelo Lucero, que afirmó: "La decisión que tomemos se va a judicializar. Es más prudente emitir una decisión escrita y no opiniones", y recibió una dura respuesta del consejero estudiante Facundo Thebault: "El único fundamento para una sesión secreta era el protocolo para resguardar a la víctima. No quiero pasar a sesión secreta por no hacerme cargo de lo que digo". Berenguer respaldó el razonamiento al relativizar la importancia de la confidencialidad, principalmente porque ninguna de las sesiones secretas relacionadas al caso Bloch revistió esa característica. Los medios de comunicación tomaron conocimiento a los pocos minutos de finalizados los debates.
El debate sobre la apertura de la sesión al público ingresó a un terreno caldeado después de la opinión del director de Asuntos Legales, José Luis Miolano. Al ser consultado por los consejeros, el funcionario respondió: "Finalizó el secreto de sumario y además la víctima relevó el secreto. No hay una sola norma que obligue a que sea secreta o pública". El consejero suplente Américo Sirvente tomó el micrófono y disparó contra los impulsores de la sesión abierta. "Me han extorsionado antes por la orientación de los votos", aseguró. "Publicaron mi nombre en la prensa después de una sesión secreta", rezongó. Inmediatamente, Berenguer lo increpó: "Haga la denuncia", y el consejero señaló —sin dar detalles— que ya hay un fiscal trabajando en eso.
Después de un largo rato, aunque con la oposición de los decanos, los consejeros definieron que la sesión fuese pública y pudieran permanecer los medios de comunicación y colaboradores del cuerpo. Los jefes de las unidades académicas estaban bajo la lupa por la abstención en el pase a archivo de la causa. El cambio en el sentido del voto era decisivo, sobre todo, a instancias de la opinión pública de la comunidad universitaria. Bloch pidió rechazar el pedido de reconsideración basado en la doctrina clásica del derecho, mientras que la mayoría del Consejo Superior —con los decanos incluidos— entendió que había que dar lugar a un nuevo debate, sustentado en la doctrina moderna que propuso la Dirección de Asuntos Legales. La votación fue categórica: 27 a 5, para desestimar la solicitud del acusado. Quedó abierta la reconsideración de la resolución.
Solo hubo una voz que mostró vehemencia en su discrepancia: nuevamente, el consejero Sirvente, que dijo: "Estamos actuando sobre algo que parece un delito, pero que no fue tal. No hubo una prueba más. Vamos a estar avalando un juicio que nos van a hacer. No tenemos elementos para rectificar una decisión que ya tomamos. Si vamos a cambiar la decisión, ¿cuál es el nuevo dato? No hay ninguno".
Con todo, no hubo instancia de discusión de la causa. ¿Por qué? Bueno, porque el director Miolano tuvo que irse. De manera que el Consejo Superior quedó sin asesoría legal. ¿Qué pasó? Los consejeros definieron ir a un cuarto intermedio hasta el 5 de diciembre a las 17. La dilatación del tratamiento provocó el enojo del rector, que espetó: "No van a tener nunca la suficiente información. Esto nos va a llevar puestos el año que viene y ahí sí la comunidad va a hablar porque no lo vamos a tener resuelto". Entretanto, a los costados de la mesa del Consejo, se escucharon murmullos en aumento y quejas. ¿Quién era la autora? Nada menos que la exconsejera superior Mónica Morvillo.
La mujer cuya denuncia logró que la Cámara Federal de Mendoza suspendiera las elecciones universitarias en el 2021 estaba en el tercer piso del Rectorado por otro tema. Fiel a su estilo, se levantó de las sillas de los alrededores y se acercó a los consejeros, que bromearon ante el equívoco de Berenguer. El rector la llamó "consejera Morvillo", ella lo corrigió, y el consejero nodocente Jorge Rodríguez lanzó: "Eh, es consejera mandato cumplido", ante la risa de los presentes.
Pese a la infinidad de detalles de la sesión en la Universidad Nacional de San Juan, quedó un interrogante: ¿Qué puede pasar con Bloch? Ahora que el Consejo Superior aceptó reconsiderar el pase a archivo y resucitar la causa, se abre un nuevo debate en torno a las pruebas y la culpabilidad del decano de Exactas. Los consejeros pueden reavivar la vía de la expulsión o considerar una sanción menor. De momento, hubo indicios sobre el cambio en el sentido del voto de los decanos. En caso de proponer nuevamente el pase de la desvinculación a la Asamblea Universitaria, puede haber sorpresas.