En medio de una sesión cargada de tensión para el Gobierno, el Senado cerró una nueva paritaria que repercutirá tanto en los trabajadores legislativos como en los propios senadores. Según cálculos oficiales, desde noviembre los integrantes de la Cámara alta percibirán más de $10,2 millones brutos, producto de la actualización de los módulos que componen sus dietas.
El esquema actual fue aprobado en abril de 2024, cuando oficialismo y oposición acordaron que los haberes se compongan de 2.500 módulos, más 1.000 por gastos de representación y 500 por desarraigo, alcanzando así un total de 4.000. Con el valor del módulo fijado ahora en $2.554, la cifra bruta asciende a $10,2 millones. Si bien el sueldo en mano será menor por los descuentos de ley, el aumento generó nuevamente controversia política.
La paritaria también incluyó incrementos para los empleados del Congreso: subas mensuales de 1,3% en junio, julio y agosto, con un bono remunerativo de $25.000, y aumentos de 1,2% en septiembre, octubre y noviembre, más un bono de $20.000. En total, un acumulado del 7,52%.
La vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, ya había invitado en junio a los senadores a “adecuar o no” sus dietas, dejando a criterio de cada legislador aceptar los aumentos. En ese momento, bloques de La Libertad Avanza, el PRO, la UCR y algunas bancadas provinciales renunciaron al incremento, mientras que casi todo el kirchnerismo lo aceptó, salvo excepciones puntuales.
En paralelo, el líder del gremio de la Asociación del Personal Legislativo (APL), Norberto Di Próspero, fue reelecto esta semana, consolidando su poder de negociación en el Congreso. Pese a los reclamos por salarios, las relaciones con Villarruel y el presidente de Diputados, Martín Menem, se mantienen en términos cordiales, según fuentes parlamentarias.