Lorena Villaverde, diputada nacional y senadora electa por Río Negro, ha formalizado su renuncia a la banca que debía ocupar en la Cámara Alta, enviando una carta al presidente Javier Milei con fecha del 3 de diciembre de 2025. La decisión, también comunicada públicamente a través de sus redes sociales, se produce en medio de una serie de lo que ella calificó como “operaciones mediáticas obscenas, maliciosas y profundas”.
La dirigente vinculó su salida tanto a motivos personales y familiares como a una estrategia política para socavar el proyecto de gobierno.
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El escudo familiar
En la misiva dirigida al Presidente, Villaverde explicó que su renuncia se fundamenta en el bienestar de su familia. Aseguró que “Mis hijos están antes que cualquier cargo, porque ninguna ambición política vale más que su bienestar”.
La senadora electa remarcó que continuar en funciones bajo las circunstancias actuales “sería convalidar el daño y poner en riesgo” a su familia, algo que afirmó no estar dispuesta a hacer.
Villaverde insistió en que los ataques de los que fue objeto no se vincularon a discusiones políticas, sino que respondieron a “una violencia calculada contra una mujer, una madre y una dirigente que incomoda a la vieja política”. Estas operaciones mediáticas, según la carta, estaban dirigidas a “destruir, desgastar y humillar”.
La acusación política
Más allá de los motivos personales, Villaverde enmarcó su renuncia dentro de un contexto de lucha política.
Aseguró que sectores del “viejo régimen” buscaron intencionalmente usar su situación personal “como una herramienta para frenar las reformas, obstaculizar la conformación del bloque oficialista en el Senado y desgastar el proyecto de cambio”.
Con firmeza, la diputada manifestó su negativa a participar en esta maniobra: “No voy a ser parte de esa maniobra. No me van a usar como pieza para detener el rumbo que millones de argentinos eligieron”. Expresó que solo renuncia a ser usada como una herramienta para dañar al gobierno, a las reformas y al futuro de los argentinos.
Villaverde puso a disposición su banca y ratificó su apoyo al Gobierno, subrayando que su salida no implica un alejamiento del espacio político. Enfatizó que no renuncia a sus convicciones, a su compromiso con Río Negro ni al acompañamiento del proyecto de gobierno.
Finalmente, reafirmó su decisión tomada “con la serenidad de quien sabe quién es”, y con la convicción de que “ningún cargo vale más que la oportunidad histórica de que la Argentina rompa definitivamente con el fracaso estructural”.