El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó que la tasa de desocupación descendió al 6,6% en el tercer trimestre del año. Esta cifra representa una caída de 0,3 puntos porcentuales respecto al 6,9% registrado en el mismo período de 2024. Además, la tasa de empleo aumentó, ubicándose en el 45,4% de la población ocupada. La baja de la desocupación se produjo específicamente debido a un aumento en el número de personas ocupadas.
Sin embargo, este dato sobre el desempleo convive con un deterioro en la calidad del trabajo. Economistas y expertos coinciden en que la caída de la desocupación se explica fundamentalmente por el aumento de la informalidad. El crecimiento del empleo se dio casi exclusivamente en el segmento de trabajadores informales.
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La tasa de informalidad laboral trepó al 43,3% de la población ocupada, registrando un aumento de 0,7 puntos porcentuales respecto a la medición anterior (42,6%). Esta situación es consistente con la destrucción de empleo registrado en las empresas.
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Características de la precarización laboral
El informe detalla que la informalidad y el cuentapropismo ganan protagonismo, mientras que el empleo asalariado formal retrocede. En comparación con el trimestre anterior, la participación de los cuentapropistas subió del 23,3% al 24,5% del total de ocupados.
Aunque el 71,9% de las personas ocupadas son asalariadas, el 36,7% de ese grupo no cuenta con descuento jubilatorio, lo que constituye empleo informal. De hecho, solo el 13,9% de los asalariados informales realiza aportes propios (monotributistas). Otros indicadores de precariedad incluyen que el 8,2% de los ocupados trabajó desde su vivienda y el 4,1% de los asalariados utilizó sus propias maquinarias o equipos.
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Esta tendencia es interpretada como una señal de que el mercado laboral no está generando puestos en empresas, forzando a los trabajadores a generar sus propios ingresos, a menudo en condiciones de subsistencia.
El análisis de los expertos
Los analistas señalan que esta dinámica laboral responde más a la caída del nivel de actividad económica que a cambios regulatorios. Para la creación de empleo registrado y la mejora de su calidad, se requiere fundamentalmente un crecimiento económico sostenido.
Como reflejo de esta presión persistente, el 28,7% de la población económicamente activa se encuentra bajo presión sobre el mercado laboral, una cifra que incluye a desocupados, subocupados, y ocupados que demandan trabajar más.