A pesar de la masividad de la convocatoria de la Confederación General del Trabajo (CGT) en Plaza de Mayo en rechazo al proyecto de "modernización" laboral, el Gobierno Nacional optó por restarle importancia a la movilización, calificando la jornada como una de "normalidad". Un funcionario importante sintetizó la postura oficial, asegurando: “Es un día normal. No nos interesa mucho la protesta”.
Mientras las columnas de manifestantes se desplegaban en la porción de la Plaza liberada por el mega operativo policial, el presidente Javier Milei se encontraba en Casa Rosada desde las 14:15, siguiendo los acontecimientos desde su despacho. Aunque el mandatario suele permanecer en Olivos durante las protestas sociales, se trasladó a Balcarce 50 debido a un problema burocrático relacionado con la firma virtual.
Reacciones y estrategias del Ejecutivo
El círculo cercano al presidente buscó bajarle el tono a la acción, celebrando que la fecha elegida por el sindicalismo no coincidiera con actividad legislativa. Según un interlocutor del ecosistema libertario, “Lo importante es que hace hoy y no un día de sesión”.
Paralelamente, la ministra de Seguridad, Alejandra Monteoliva, monitoreó el minuto a minuto de la manifestación desde el Comando Unificado de Monitoreo. La cartera desplegó más de 1.500 efectivos y la instrucción principal fue evitar confrontaciones con el objetivo de garantizar una marcha "pacífica". El operativo implementó el "protocolo de siempre," coordinado con el Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.
Las fuerzas de seguridad llevaron a cabo operativos de encapsulamiento y seguimiento preventivo, con el objetivo de mantener las columnas en movimiento y garantizar el cumplimiento del protocolo anti-piquetes. Al finalizar la jornada, la ministra Monteoliva celebró en sus redes sociales: “EL PROTOCOLO SE CUMPLE. Una manifestación más donde garantizamos el cumplimiento del protocolo anti-piquetes. Nuestras Fuerzas garantizaron el orden”.
Desde el plano político, la jefa de bloque de La Libertad Avanza, Patricia Bullrich, reforzó el mensaje de minimización con un mensaje irónico a la central sindical: “Gracias a la CGT por sus palabras. Las tendremos en cuenta. Ahora volvemos a lo importante”.
En la Casa Rosada, la mesa chica del gobierno (incluyendo a Manuel Adorni, Luis Caputo, Diego Santilli, Santiago Caputo, Patricia Bullrich y Martín Menem) se reunió durante hora y media, un encuentro que tuvo lugar horas después del revés sufrido por el oficialismo con el Presupuesto 2026 en Diputados.
El ninguneo de la marcha se solidifica en la estrategia de seguridad y comunicación: el Gobierno monitoreó la protesta de cerca, asegurando el orden, mientras que, a nivel discursivo, la desestimó como un evento de poca trascendencia política.