El Penal de Chimbas estrena un sistema inédito: así se ven los módulos de alta seguridad que ya están casi listos
Son estructuras livianas, similares a las usadas en la cordillera o para emergencias habitacionales, y están destinadas a internos con condenas muy cortas que ingresan por el Sistema Acusatorio.
La sobrepoblación que marca al Penal de Chimbas, que alberga a 1.840 personas cuando su capacidad oficial es de alrededor de 1.000, es combatida con estrategias innovadoras que buscan descomprimir el complejo. La última novedad es la instalación de novedosos módulos para presos, un sistema que se utiliza por primera vez en la cárcel de Chimbas.
Según informaron fuentes de la Secretaría de Seguridad a TIEMPO DE SAN JUAN, la instalación de estos módulos está prácticamente concluida, alcanzando un 95% de avance. Su ensamblaje comenzó en julio de este año y la idea es que estén funcionando en breve, alojando a los primeros internos.
Una solución inédita
El director del Servicio Penitenciario de San Juan, Carlos Suárez, explicó oportunamente que este sistema es toda una primicia para el servicio penitenciario sanjuanino. No se trata de una construcción tradicional de material ni tampoco son containers; son módulos habitacionales hechos de un material diferente, similar al que usan las empresas mineras en la cordillera o los que el Gobierno utiliza para afrontar emergencias habitacionales como sismos o tormentas.
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Este sistema modular completo está diseñado para sumar espacio para casi un centenar de internos, con una capacidad total de 96 plazas. El objetivo central de esta infraestructura es albergar a personas privadas de la libertad con delitos menores y condenas cortas, en el marco del Sistema Acusatorio. Específicamente, se destinará a personas con condenas no mayores a 90 días, 45 días o 50 días, ayudando a la implementación de esta nueva temática.
El sistema completo se compone de ocho módulos grandes. Cada uno tiene dimensiones aproximadas de 12,5 por 6 metros y capacidad para 24 personas. Los módulos están pensados para que cada interno cuente con su propio espacio físico gracias a la inclusión de separadores.
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Además de los módulos de alojamiento, la infraestructura incorpora otros espacios de apoyo esenciales: un módulo sanitario, uno para atención médica, uno para el personal técnico y profesional, otro destinado a visitas, y un módulo específico para el personal de guardia.
Para garantizar el control y la seguridad de este casi centenar de internos, el director del Penal comentó que, aunque el material no es el mismo que el de una construcción tradicional, es un material reforzado con un sistema que puede mantener la seguridad del lugar. El perímetro estará cerrado y vallado con tela, complementado con puestos de seguridad y un sistema de cámaras.
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Otras apuestas contra la superpoblación
La sobrepoblación histórica del Penal de Chimbas, que excede en unos 800 internos su capacidad, es un problema que se combate en varios frentes. La instalación de los módulos livianos, aunque fundamental, no es la única obra. A mediados de septiembre de este año, se inauguró el Pabellón número 5, una obra de ladrillo que sumó inmediatamente 236 plazas al complejo carcelario.
Además de lo ya inaugurado y de los módulos que están por terminarse, el Servicio Penitenciario proyecta la construcción del Pabellón 6, con características similares al Sector 5. Este futuro pabellón podría añadir poco más de 200 plazas carcelarias adicionales, aunque su edificación demandará un llamado a licitación, destinación de fondos y podría demorar unos años.
El crecimiento constante de la población carcelaria, impulsado por el Sistema de Flagrancia y el Sistema Acusatorio, viene llevando al Servicio Penitenciario a seguir creciendo en infraestructura. Un dato no menor es que estas obras se están encarando con presupuesto provincial, debido a la falta de desarrollo de obra pública por parte de la gestión de Javier Milei.
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El Penal de Ullum, en stand by
En este contexto de emergencia de plazas en Chimbas, el proyecto de un nuevo penal en Ullum, conocido como Penal de Matagusanos, quedó hace rato en stand-by. Este proyecto fue una de las apuestas más importantes de la provincia dadas su envergadura social y la inversión requerida, y en 2020 se había conseguido apoyo nacional para financiarlo.
Aunque se firmó un contrato y hubo un inicio incipiente de obra durante la gestión anterior, el avance fue muy limitado. En 2020, se anunció que los trabajos habían comenzado, pero la falta de progreso obligó al Gobierno local a intimar a la UTE original. Tras la reasignación de tareas y un avance de solo el 3,3%, una nueva UTE se hizo cargo en agosto de 2021.
La situación actual es de parálisis. En agosto de 2023, la obra del Penal de Matagusanos se declaró en un estado de neutralización, mientras se readecuaba el proyecto a nuevas solicitudes de la Secretaría de Seguridad, incluyendo un aumento en la cantidad de celdas. Posteriormente, se informó la intención de dejar el proyecto en manos de la gestión entrante.
La visión de la actual administración de Marcelo Orrego es avanzar con mejoras urgentes en el Penal de Chimbas. Esto se traduce en patear para más adelante el proyecto en Ullum. El director Suárez lo ratificó este año, señalando que el objetivo es concentrarse en los nuevos pabellones en Chimbas, aunque la posibilidad de crear más unidades penitenciarias a futuro, a largo plazo, sigue en evaluación, ya que hoy Chimbas es el único complejo existente. El complejo de Chimbas ya está dividido en cinco sectores y se proyecta un sexto.