Canal 13 San Juan
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En el coqueto ambiente del Palacio San Miguel y en torno de una mesa impregnada de buenos modales, se escuchó el reclamo de la secretaria de Industria de San Juan, Sandra Barceló, por la repentina apertura de las importaciones y su impacto cada vez más visible en el aparato productivo de la provincia. La voz de la emisaria del gobernador Sergio Uñac se acopló al coro de los voceros de cada distrito. El anfitrión del encuentro, el secretario de Emprendedores y Pymes de Nación, Mariano Mayer, tomó nota.
Fue el jueves 2 de septiembre pasado, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Barceló hizo un pedido concreto: alguna medida compensatoria desde Nación para mejorar la comercialización y venta de las manufacturas locales, frente al aluvión de productos importados que ya están ingresando al circuito interno con precios más competitivos. La solicitud bien pudo sintetizarse en: cuidar los puestos de trabajo.
La Provincia tiene aceitadas las líneas crediticias para adquirir capital de trabajo, para innovación, para pequeños emprendedores y tantos otros aspectos, con recursos propios, nacionales e incluso provenientes del Banco Interamericano de Desarrollo. El problema ahora es que nada de eso alcanza si lo producido no se puede vender, porque pierde en el mano a mano con los artículos importados.
En algunos casos el reclamo contra la apertura indiscriminada de las importaciones es preventivo. En otros, es el pedido desesperado ante los hechos consumados.
En el primer grupo podría contarse a la fábrica de mazos de cables para autos, iTEC. La apertura comercial argentina facilitará el ingreso de su principal competidora desde Brasil, Delphi. Irónicamente, la firma que le vendió las instalaciones en San Juan.
El caso de iTEC arrastra además los males de la industria automotriz en general, producto del achicamiento de la economía brasileña, principal destino de las exportaciones del sector. Temen que Delphi pueda entrar a jugar en el mercado argentino con precios más competitivos, amenazando los 470 puestos de trabajo de la planta santaluceña.
No solo iTEC sino que la industria del plástico en general se encuentra en alerta. La fábrica de marcadores Edding y la fábrica de films de PBC Pacal SA, ambas radicadas en San Juan, son tratadas con algodones por Barceló.
Pero a los avatares de la industria automotriz y plástica, se sumó la textil, un sector que gozaba de buena salud hasta no hace mucho. La mayor preocupación del gobierno de la provincia apunta a la planta de Levi’s, de la que dependen unas 90 costureras, la mayor parte sostén de familia. Los costos en este caso no permiten salir a competir de igual a igual con las prendas que ya están entrando desde el exterior.
Otro tanto ocurre con la industria del calzado, de la que dependen unas 180 familias en la provincia. La situación se presenta en idénticos términos que la que atraviesa la textil. La lista podría continuar pero la muestra alcanza para tomar dimensión de los temores que se viven por estos días en San Juan.
Hace meses comenzó la reducción horaria primero, las suspensiones acordadas con salarios reducidos después. Todo con la vigilancia de la Subsecretaría de Trabajo y los sindicatos de cada rubro, para evitar los despidos a como dé lugar.
Con estos datos Barceló encaró a Mayer, como funcionario de segunda línea del Ministerio de la Producción, encabezado por el mendocino Francisco Cabrera. En términos futboleros, le dejó la pelota en su área y ahora espera la respuesta. Aguarda un mecanismo compensatorio que diseñe Nación con total libertad, a la medida de las realidades locales. El secretario de Emprendedores y Pymes tiene previsto venir a la provincia el 22 de septiembre y abrigan la esperanza de que traiga alguna propuesta. Será en la víspera de la cumbre organizada por la Unión Industrial de San Juan para fin de mes, cuando, además llegará el secretario de la Transformación Productiva de Nación, Andrés Boeninger.
Con él también tuvo contacto previo Barceló. El pedido fue idéntico al presentado ante Mayer, con un aditamento: que la mesa liderada por Cabrera abra un espacio permanente para la provincia, que exista una voz constante en representación de los intereses locales frente al diseño macro de la política industrial.
El tema se instaló como el más reciente motivo de contrapunto entre Mauricio Macri y el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien propuso un proyecto de ley para restringir las importaciones. El presidente le retrucó con la recomendación de que se informe y haga propuestas más serias: "Hablar por hablar hace mucho mal", disparó.
En la cumbre del G20 en China, el mandatario argentino ratificó la decisión política de mantener las puertas abiertas al mundo. Con todo lo que ello implica. Señaló que el ministro Cabrera está dialogando sector por sector, "viendo cómo vamos a hacer planes de productividad a mediano plazo para cuidar los empleos".
Según publicó el sitio iProfesional el 4 de abril pasado, hacia fines de diciembre de 2015, apenas asumió el nuevo gobierno, aprobó "de un plumazo” casi 35.000 declaraciones juradas anticipadas de importaciones (comúnmente llamadas DJAI), para luego cambiar directamente el sistema restrictivo heredado del kirchnerismo e imponer las licencias no automáticas. En la práctica significó facilitar el ingreso de artículos de manufactura extranjera.
El mismo sitio especializado dio cuenta de la "inquietud” que comenzaba a percibirse en el empresariado nacional en el primer cuatrimestre. La importación aparecía como herramienta oficial a la mano para combatir la inflación.
El propio Macri lo había dejado en claro a fines de diciembre cuando advirtió a los industriales que, "en caso de que no veamos un acompañamiento, entonces recurriremos a abrir las importaciones para traer una oferta adicional que corrija el problema de los precios”. Más claro, imposible.