Tenía las horas contadas y lo que se daba por descontado se concretó este viernes por la mañana. El agente penitenciario del penal de Chimbas, que cosechó decenas de denuncias por estafas con supuestas inversiones financieras y promesas de jugosas ganancias que quedaron en versos, fue detenido en el mismo edificio de Tribunales. Se habla de un fraude de 130 millones de pesos en perjuicio de sus compañeros.
El subayudante Alejandro “Tati” Jofré fue apresado en la puerta de la UFI Delitos Informáticos y Estafas por pedido del fiscal Guillermo Heredia y de la ayudante fiscal Gabriela Blanco, en el marco de una causa por presuntas estafas reiteradas. El agente había concurrido a Tribunales a preguntar sobre su situación judicial a partir de las denuncias en su contra, del escrache en redes sociales y de la publicación del escándalo en TIEMPO DE SAN JUAN.
En principio se dijo que eran más de 40 denuncias, pero este viernes aclararon que oficialmente son 24 presentaciones: 20 fueron hechas por efectivos del Servicio Penitenciario Provincial y el resto de los denunciantes son familiares de estos efectivos, que también confiaron su dinero a Jofré y a su familia, atraídos por la posibilidad de hacer plata fácil a través de negocios financieros
Jofré fue el único que cayó preso, pero en la causa también están implicados su supuesta novia, de apellido Zalazar, su padre, su hermana y hasta su expareja. Todos ellos conocerán el próximo lunes los cargos que pesan en su contra, confirmaron fuentes judiciales. Se habla de una serie de estafas similar a la modalidad conocida como el Esquema Ponzi.
Esa maniobra consiste en invitar a las personas a invertir dinero con la promesa de obtener altas ganancias y una rentabilidad segura en poco tiempo. En realidad, los beneficios no provienen de una actividad productiva genuina, se generan a partir del aporte de nuevos inversores, cuyo dinero se destina a pagar a los anteriores. El esquema aparenta éxito mientras siga entrando capital fresco, pero cuando esa rueda se frena, la cadena se quiebra y el sistema colapsa, dejando a la mayoría de los ahorristas con fuertes pérdidas.
En el caso que involucra al penitenciario, las denuncias señalarían que este recaudaba el dinero y en algunos casos les decía que lo invertiría en proyectos de construcción o en la compra y reventa de harina, por ejemplo. La propuesta resultaba tentadora porque ofrecía jugosos intereses en poco tiempo. Hay quienes dicen que prometía ganancias de hasta el 30 o 50 por ciento, aseguró un penitenciario.
Además de Alejandro Jofré, hay otros implicados en la causa penal. Los denunciantes involucraron a la novia, a la expareja, a su padre y a su hermana, según fuentes del caso.
Otros guardiacárceles contaron que le entregaron distintos montos, desde 1,5 millones hasta 20 millones de pesos. En principio, pagó los compromisos asumidos. Eso atrajo a más inversores, pero con el correr de los meses ese flujo de dinero se cortó y empezaron los problemas para quienes habían entregado todos sus ahorros.
Jofré tenía una oficina en el centro y se presentaba como un exitoso prestamista y agente financiero, pero desapareció una vez que se desató el escándalo. En el penal de Chimbas no trabaja hace meses debido a que estaría enfermo psicológicamente, aunque otros penitenciarios aseguraron que esa fue su mejor excusa para esconderse y no responder a los reclamos para que devuelva la plata. Según fuentes judiciales, se estima que Jofré se quedó o causó un perjuicio por más de 130 millones. Y si bien se habla de 24 denuncias formales, no descartan que aparezcan más damnificados.