El juicio que se desarrolla contra el cura Walter Bustos, acusado de abuso sexual contra un menor, tuvo su segundo capítulo este martes por la tarde, cuando el testigo clave de la causa procedió con su declaración y afirmó la postura de fiscalía. Se trata de Nelson Cuello, quien fuera sacerdote de Valle Fértil y, en medio de una confesión, se enterara sobre la presunta agresión y, luego, denunciara ante las autoridades correspondientes.
Si bien la defensa representada por Sandra Leveque se opuso a la testimonial, señalando una posible violación del secreto confesional, el tribunal que preside el debate oral, integrado por Federico Rodríguez, Celia Maldonado y Carolina Parra, no dio lugar al cuestionamiento y permitió que el testigo más sobresaliente -hasta el momento- testificara en el debate.
Es que Cuello habló con la presunta víctima en otros ámbitos por fuera del marco religioso y, en esas charlas, habría profundizado sobre su particular vínculo con Bustos. Según destacó el testigo que destapó el caso, promediaba el 2018 cuando el denunciante -que ahora es mayor de edad- le contó sobre el supuesto encuentro sexual que había tenido con el entonces vicario de la parroquia.
Consultado por los fiscales de la UFI CAVIG, Mario Panetta y Verónica Recio, el hombre que dejó los hábitos contó que el chico que tenía entre 16 y 17 años y que le "manifestó con mucho dolor lo que le pasó con Bustos". También le dijo que, además de mantener relaciones sexuales, se intercambiaban mensajes subidos de tono.
Sobre el supuesto episodio que investiga la Justicia, Cuello sostuvo que el chico le comentó que habían acordado verse en la casa parroquial y que, allí, el menor le practicó sexo oral. Dijo que, al verlo angustiado, le ofreció su ayuda; le prometió que denunciaría el hecho a las autoridades eclesiásticas y en la Justicia.
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El ex sacerdote Nelson Cuello declaró vía Zoom
El ahora docente recordó que acompañó al joven a su casa para que hablara con su familia y contara lo que había vivido. En ese momento, Cuello no se presentó solo, sino que estuvo acompañado por un seminarista. Ese testigo, Gastón Molina (actual diácono) también declaró en la jornada y con su relato corroboró aquel encuentro.
"El chico estaba decepcionado y angustiado. Sufría bullying en la escuela por su orientación sexual y en la parroquia buscaba protección. Sin embargo, no encontró eso", manifestó el ex sacerdote que, después de notificar a la familia del adolescente,, aseguró que viajó a la Capital y puso en aviso sobre la situación en el Arzobispado.
A partir de ese momento, se inició el proceso de investigación interna por parte de la Iglesia y, aunque Cuello estaba al tanto de la intervención, admitió que no tuvo participación directa. Acorde destacó, sólo observó de cerca el accionar de las autoridades. "Enviaron a un cura para que investigara un poco, el padre David Gómez, y él se entrevistó con el chico. Estuve presente un rato en esa reunión", aclaró quien agregó que el menor estaba solo, que se hizo un juramento sobre la biblia al principio y que se firmó un acta.
Después de eso, Cuello reconoció que no supo más nada sobre la investigación interna y que, mientras Bustos estaba detenido, por la otra denuncia de abuso (por la que fue condenado), radicó la denuncia en el CAVIG.
Tras las preguntas del Ministerio Público, la defensora planteó un sólo interrogante para el testigo y fue que si el chico le había comentado también si había mantenido relaciones sexuales con otros hombres, a lo que Cuello contestó que sí. Esa respuesta estuvo acorde al relato que presentó la primera testigo de la audiencia, cuya participación provocó chispazos entre la fiscalía y la defensa técnica.
La joven contó que la presunta víctima había denunciado un abuso en otra oportunidad y que la "causa" no había prosperado. La testigo concluyó que había quedado en la nada porque "era mentira" y la fiscalía la cruzó. Fue por eso que Leveque objetó las intervenciones de los funcionarios del MPF y los cuestionó por intentar direccionar el relato de su testigo.
El segundo juicio contra Bustos continuará en los próximos días, cuando se produzcan más testimoniales y el proceso se aproxime a las definiciones. Una posible condena enviaría directo al religioso tras las rejas, dado el antecedente penal que acarrea, un año y 8 meses de prisión condicional, el cual aún no está firme por las apelaciones interpuestas.
Sea cual fuere el resultado del debate contra el religioso, al terminar, el caso marcará un precedente y, entre tantas cuestiones, será recordado como aquel proceso en el que las audiencias, paradójicamente, iniciaban -cada vez que declaraba un testigo- jurando en nombre de Dios.