Cuatro presos protagonizaron violentas protestas en el pabellón de máxima seguridad en una semana
Dos reos intentaron quitarse la vida, otro llevó adelante una huelga de hambre y un tercero se prendió fuego. Todo, por las condiciones de detención. La Justicia ordenó que se tomen medidas.
El llamado Pabellón de Máxima Seguridad o de “Resguardo” genera preocupación. En el lapso de una semana, dos presos se autoagredieron, otro inició una huelga de hambre y un tercero se prendió fuego. El clima es de alta tensión y todo surge por los reclamos ante las malas condiciones en las que están alojados los internos en ese sector del Servicio Penitenciario Provincial.
En el Poder Judicial observan con inquietud la situación de los 20 reclusos confinados en ese pabellón del Sector 4, destinado a quienes presentan problemas de convivencia. Fuentes oficiales señalaron que el Juzgado de Ejecución Penal envió un oficio al penal de Chimbas para mejorar las condiciones y pongan en resguardo a los internos, pero desde la dirección respondieron que se trató de “hechos aislados” y que la situación “está controlada”, según afirmó el prefecto Carlos Suárez.
Fuentes judiciales confirmaron que recibieron denuncias de familiares y escucharon testimonios de los propios internos, quienes aseguran que solo disponen de una hora de recreo diario y que no reciben atención psiquiátrica por falta de profesionales especializados. En ese pabellón están alojados reclusos considerados “conflictivos” o con problemas de conducta.
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El patio central del Servicio Penitenciario Provincial.
Cuatro hechos encendieron las alarmas la semana pasada y reavivaron el temor de que la situación pueda desbordarse en cualquier momento. Uno fue protagonizado por un interno de apellido Andrada, que intentó quitarse la vida. Luego ocurrió el caso de Axel Rojas, quien ingirió un objeto metálico como forma de protesta y debió ser asistido por personal médico ante el riesgo vital. Más tarde se registró otra autoagresión, esta vez por parte de un reo identificado como Muñoz, y finalmente el episodio más grave, el de Lucas Mazzaforte, el preso que se prendió fuego.
Desde el Servicio Penitenciario Provincial desmintieron las versiones sobre las protestas. El prefecto Carlos Suárez, director del penal, aseguró que “fueron hechos aislados y no hay conflictos. Son personas ya individualizadas y que tienen problemas de conducta”. Y agregó: “el penal no es Disneylandia ni la Villa 1-11-14, pero tiene su particularidad. Más aún en ese pabellón, que es de resguardo”.
El funcionario aseguró que “los internos cuentan con recreación, asistencia telefónica, visitas de parientes y acompañamiento espiritual y psicológico, de acuerdo a las posibilidades de ese lugar. La diferencia es que no tienen el mismo régimen que el resto de la población carcelaria, por la calidad de las personas y sus antecedentes, que suelen generar alteraciones del orden y vienen con problemas de convivencia”.
El director también rechazó la versión de que solo disponen de una hora de recreo. “Los internos salen de sus celdas dos horas por la mañana y dos por la tarde, y a veces esos recreos se extienden. Los invito a visitar el lugar. Todo depende de las condiciones y del comportamiento de los internos. Algunos están alojados allí de forma provisoria y otros por más tiempo, y juntarlos puede ser un problema. Por eso se turnan para salir. Pero la situación está controlada”, afirmó.