"¿Viste acá en la cintura?, tengo un fierro", fue la frase que pronunció Franco Molina para poder llevarse el celular de un menor de 16 años que estaba con su novia en la Terminal de Ómnibus.
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SUSCRIBITE"¿Viste acá en la cintura?, tengo un fierro", fue la frase que pronunció Franco Molina para poder llevarse el celular de un menor de 16 años que estaba con su novia en la Terminal de Ómnibus.
El adolescente, asustado, le entregó el teléfono y empezó a gritar para que alguien lo ayudara. Un agente, que hacía ejercicio en la plaza atrás de la terminal, escuchó el pedido y empezó a correr detrás del delincuente.
Se trataba del agente Páez Rubén, quien no estaba trabajando en ese momento, pero igual fue detrás del ladrón. En la calle Estados Unidos, el caco se escondió en la entrada de una casa y ahí fue detenido por Páez.
Según el relato de la Policía, cuando la situación parecía controlada apareció en escena Agustina Ferreyra ( 20), una trabajadora sexual, que intervino para ayudar a Molina de quien era amiga.
Ferreyra, según los uniformados, empezó a agredir al agente Paez para ayudar a zafar a Molina y cuando la situación se iba de las manos pasó por el lugar el sargento Alfredo Grodillo.
Gordillo, trabaja en la Unidad Rural N° 1 pero se acababa de bajar del colectivo para volver a su casa cuando escuchó los gritos. El sargento, intentó ayudar a su compañero y recibió varios rasguños por parte de Ferreyra.
Así las cosas, ambos efectivos tuvieron que pedir ayuda a la Comisaría 1ra, a cargo de Gregorio Díaz, quien envió personal femenino para que pudiesen detener a la trabajadora sexual.
Tanto el ladrón como su amiga terminaron presos, alojados en los calabozos de la seccional capitalina, acusados de robo, resistencia a la autoridad y lesiones. El menor, por su parte, pudo recuperar su teléfono.
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