El micro sin frenos que trasladaba obreros de la construcción y protagonizó la peor de las tragedias viales de los últimos años, cuando cayó a un barranco el 14 de octubre del año pasado en la Quebrada de las Burras y dejó 4 muertos y 29 heridos, sigue sumando desgracia: el martes murió María Celia Nieto (49), la mujer de uno de los obreros fallecidos y madre de dos de los jóvenes que resultaron heridos y a quienes sus padres se les murió en los brazos.
Según informó María Cortéz, cuñada de la mujer, “los médicos nos dijeron que se dejó morir por la depresión en que la cayó”. Lo peor es que Raúl (18) y Jorge (14) Bazán, los dos hijos de la mujer, ahora quedaron sin padres y aún no logran cobrar el dinero por el seguro que debió gestionarles la aseguradora Mapfre. Además, por las secuelas del accidente, aún no pueden trabajar con normalidad.
A esto se agrega que, según la familia de constructores, la empresa Ecotrans, quien los contrató para hacer una obra eléctrica en la localidad calingastina de Puchuzum, nunca les pagó por el trabajo que había terminado en un 70 por ciento al momento del accidente, lo que representaba unos 130.000 pesos, según explicó Marcelo Cortéz, otro de los sobrevivientes.
Esa tragedia vial se produjo en un mundo de irregularidades aún sin respuestas. Por un lado, el micro había sido adquirido por la empresa transportista Gallardo a la empresa La Positiva el mismo día del accidente. No tenía revisión técnica ni seguro. Minutos antes del accidente, el micro había sufrido dos desperfectos mecánicos que habían sido solucionados sobre la marcha por el chofer. Y, al momento del accidente, los obreros no tenían ART, cuyos trámites fueron completados ante la subsecretaría de Trabajo después del accidente.
Las cuatro víctimas fatales fueron Luis Miguel Palma, chofer del micro; y los obreros de la construcción Miguel Angel Alvarez; Segundo Alejandro Cortez; Pascual Amado Bazán, marido de la mujer fallecida en esta semana. Los tres últimos domiciliados en Chimbas, la mayoría en la Villa Unión.