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Columna de opinión

Las patricias sanjuaninas: sujetos históricos de la campaña emancipatoria sudamericana

En esta columna te roponemos entender la participación histórica de las mujeres sanjuaninas desde una perspectiva de género, destacando cómo, a pesar de haber sido relegadas en la historiografía, su influencia fue crucial en el proceso de liberación continental.

Por Hernán Videla

A partir de una consulta al Archivo General de la Provincia se han revelado evidencias sobre la participación de mujeres en la campaña libertadora entre 1812 y 1816. Aunque se documentan testimonios oficiales y contribuciones de más de 150 mujeres de San Juan, no nos proponemos enumerar exhaustivamente sus nombres y aportes, ya que otros autores lo han hecho. Buscamos entender la participación histórica de estas mujeres desde una perspectiva de género, destacando cómo, a pesar de haber sido relegadas en la historiografía, su influencia fue crucial en el proceso de liberación continental.

Al abordar el término “patricias”, nos enfrentamos a un concepto ambiguo que refleja una visión androcéntrica de la historia, resaltando la necesidad de resignificar el papel de las mujeres en la narrativa histórica y reconocer su valiosa contribución a la emancipación. Este enfoque integral es esencial para comprender su legado en la historia argentina. Las voces “patricia, patricio o patriota” se relacionan con la palabra patria, derivada del latín pater (padre), que designa el rol del varón en el hogar y la sociedad. Algunos las consideran parte del patriciado local, una aristocracia americana o elite criolla con un buen pasar financiero, mientras que otros vinculan este término a su trabajo patriótico y el sentimiento criollo por la defensa de América. Este enfoque es propio de la época en que las excolonias se rebelaron contra la “Madre patria ”. Los nativos comenzaron a llamarse españoles americanos para diferenciarse de los españoles y reafirmar su identidad. También se difundió un concepto sentimental de patria que implicaba un amor renovado por la tierra. Patriota es el hombre que ama su terruño y se esfuerza por mejorarlo (Rodríguez, 1997, p. 47).

La variación parece haber sido una comprensión inicial del término, abarcando a las mujeres americanas que amaban su territorio y se comprometieron a trabajar por él. Al indagar en los documentos, encontramos la primera alusión a las sanjuaninas que trabajaron por la independencia, muchas veces relegadas por no haber empuñado armas. Es interesante que el término, que sufrió modificaciones, fue utilizado por un protagonista contemporáneo del proyecto hace más de doscientos años. En la recopilación de comunicaciones de Augusto Landa (1941), se menciona que el teniente Gobernador de San Juan, José I. de la Roza, se refiere a sus coterráneas como “las Patriotas” en octubre de 1815, quienes se encargaron de confeccionar los uniformes militares en su correspondencia con José de San Martín.

Según Claudio Vera, San Martín, durante su visita a San Juan el 9 de julio de 1815, se reunió con casi doscientas mujeres preparadas para el trabajo (Ferrá, Clavel y Tello, 2010). Aun así, después de dos siglos, sigue siendo interesante desentrañar el significado de la construcción historiográfica de las mujeres sanjuaninas en la guerra de independencia. Muchos autores las han considerado un grupo homogéneo y estático, casi mitificándolas. Es un reto evitar caer en lo que J. Scott llama el anquilosamiento de una historia que gira del hombre universal a la mujer universal (Lamas, 1966), suprimiendo sus complejidades históricas y particularidades étnicas, socioeconómicas y geográficas.

Por otro lado, algunos escritores consideran la participación femenina como un mero accionar anexo en la campaña libertadora, un apoyo subsidiario que complementa el esfuerzo patriótico (Echagüe, 1933, p. 125). Se asocia a las mujeres con los grandes varones de la política (Salinas y Vico, 1978), otorgando mayor prominencia a los hombres, quienes desempeñaron roles trascendentales desde una óptica androcéntrica. Este enfoque ignora el papel real de las mujeres en esa época, fundamentado en testimonios heurísticos y el contexto estudiado. La época estaba marcada por el proyecto revolucionario y la militarización de la sociedad (Ternavasio, 2009; Deleis, De Titto y Aguindeguy, 2001), donde todos los sectores de la comunidad participaban en la guerra, tanto patriotas como realistas.

Una historiadora local sostiene que este proyecto implicó grandes esfuerzos para la sociedad en su conjunto, sin distinción de etnias ni categorías socioeconómicas. En ese contexto, las relaciones de género se modificaron (López, 2001, p. 49). Las mujeres sanjuaninas asumieron no solo el mantenimiento del hogar, sino también espacios que antes eran dominio masculino, ahora involucrados en la guerra. Las mujeres, responsables de sus hogares, comenzaron a realizar tareas fuera de este ámbito, incluyendo el cuidado y la gestión de tierras y cultivos, actividades comerciales y trabajos artesanales para garantizar el sustento familiar y el desarrollo local.

La economía de guerra requería un sistema de hacienda para optimizar las recaudaciones fiscales. Muchos de los donativos mencionados en los documentos eran formas alternativas de pago impositivo en metálico o especie (AGP. CS Volumen 3. Libro 11. Folios 101 a 114), cristalizados por los mecanismos fiscales ante las presiones políticas para su recolección (AGP. CS. Volumen 3. Libro 11. Folio 118).

Los recursos materiales y monetarios no siempre fueron bien cedidos por las mujeres, generando reclamos y negaciones, ya que “muchas se resistieron a colaborar y trabajar por la causa” (Sánchez, 2013, p. 196). Estas resistencias eran motivadas por solicitudes de disminución de las cargas erarias o su suspensión completa. La resistencia femenina se documenta, y en ocasiones surtía efecto ante las presentaciones oficiales de las mujeres encargadas del sostenimiento del núcleo familiar, motivadas por la coyuntura político-militar del momento.

Los testimonios demuestran la posición social, económica y políticamente activa de determinadas mujeres en circunstancias de guerra (AGP. FT. Caja 3. Carpeta 97. Documento 16. Folio 3). Su rol en la campaña no siempre obedeció a un espíritu desinteresado, ya que, por su identidad de género, debieron soportar cargas adicionales. El doble trabajo, doméstico y público, recargaba a estas sanjuaninas en tiempos bélicos. El accionar económico femenino no solo se tradujo en aporte fiscal, ya sea material o monetario, sino en trabajo. Se dedicaron a la confección de vestuario, que era escaso, para evitar deserciones (Landa, 1941), y a la elaboración de alimentos como pasas de uva, higos y caldos, incluyendo vinos y aguardientes (Ferrá, Clavel y Tello, 2010).

Echagüe menciona que las mujeres de los arrieros no solo se hicieron cargo del gobierno doméstico, sino que también hilaban y tejían, y “practican por sí mismas si es necesario las cosechas frutales, elaboran alfajores, pasas, orejones, dulces y arrope para el consumo casero, cuyo excedente irá a engrosar las próximas cargas destinadas a la exportación” (Echagüe, 1925, p. 20). Patricia Sánchez es categórica al afirmar que “las mujeres han tomado sobre sí las tareas masculinas. A ellas y solo a ellas se les debe que no se detenga en absoluto la vida económica de la provincia” (Echagüe, 1925, p. 20).

Un elemento común entre varios autores es la insistencia en que el aporte subsidiario o la participación efectiva no obedecía a diferencias de clases. Videla (1972) sostiene que “la contribución de la mujer al esfuerzo común no se retaceó en ninguna clase social” (p. 451), mientras que Guerrero (1960) expresa que “fue la mujer de nuestro medio —de todas las clases sociales— la que primero dio muestras de su patriotismo” (p. 10). Reitera que las “mujeres confundidas en un solo ideal olvidan las diferencias sociales” (Guerrero, 1943, p. 43), reforzando la idea de que las mujeres estuvieron involucradas en el proyecto sanmartiniano. Sin embargo, los registros documentales han dejado constancia principalmente de los aportes de las damas que contribuyeron con joyas y especies que provenían de los sectores más encumbrados.

Esto no significa que las mujeres de familias con menos recursos no hayan participado. Probablemente, ellas fueron responsables directas del aprovisionamiento de las tropas, encargándose de la confección del vestuario y los alimentos. Las más ricas incluso tuvieron el derecho a solicitar la devolución de aportes o la disminución de las cargas, y sus donaciones en alhajas y metálico se destinaron al gobierno central (Guerrero, 1960) y no solo al equipamiento del Ejército de los Andes (Pigna, 2012). No se ha observado un reclamo oficial por los trabajos realizados por las mujeres de clases más bajas. Con J. Scott, podemos inferir que uno de los problemas en la historia de género es el acceso a las fuentes, que, cuando están disponibles, suelen ser construidas por hombres, manteniendo la invisibilidad de las mujeres, variable según su clase. Se ha demostrado que las mujeres no fueron inactivas ni ausentes en los acontecimientos históricos, sino que fueron sistemáticamente omitidas de los registros oficiales (Ramos, 1992).

Fuentes bibliográficas

  • Deleis, M., De Titto, R., & Aguindeguy, D. (2001). Mujeres en la política argentina. Buenos Aires: Aguilar.
  • Echagüe, J. (1925). José Ignacio de la Roza, Conferencia para la Junta de Historia y Numismática. Buenos Aires: Coni.
  • Echagüe, J. (1933). Paisajes y figuras de San Juan. Buenos Aires: Tor.
  • Ferra, M., Clavel, S., & Tello, S. (Eds.). (2010). Primer congreso Provincial de Historia: San Martin y el Bicentenario. San Juan: Junta de Estudios Históricos de San Juan.
  • Guerrero, C. (1943). Patricias sanjuaninas. Buenos Aires: López.
  • Guerrero, C. (1960). El aporte de la mujer sanjuanina a la gesta libertadora del General San Martín. San Juan: Archivo Histórico y Administrativo.
  • Guerrero, C. (1964). San Martin y sus vinculaciones con San Juan. San Juan: Archivo Histórico y Administrativo.
  • Guerrero, C. (Dir.). (1944). Boletín de la Junta de Historia de la Provincia de San Juan. San Juan, Junio de 1944, Año IV, N° 6.
  • Lamas, M. (Comp.). (1996). El género. La construcción de la diferencia sexual. México: PUEG.
  • Landa, A. (1941). Dr. José Ignacio de la Roza, teniente gobernador de San Juan de 1815 a 1820. San Juan: Boletín Oficial.
  • López, C. (Dir.). (2001). Mujeres rescatadas del olvido. San Juan: Papiro.
  • Mitre, B. (1890). Historia de San Martin y de la emancipación americana. Buenos Aires: Félix Lajouane.
  • Pigna, F. (2012). Mujeres tenían que ser. Buenos Aires: Planeta.
  • Ramos, C. (Comp.). (1992). Género e historia. México: Instituto Mora, UNAM.
  • Rodríguez, N. (Dir.). (1997). Nueva historia de San Juan. San Juan: Editorial de la Fundación de la Universidad/ Universidad Nacional de San Juan.
  • Salinas, O., & Vico, C. (2009). Las milicias de San Juan. San Juan: Archivo histórico.
  • Sánchez, P. (2013). Mujer y género en San Juan durante la primera mitad del siglo XIX (Tesis inédita de Maestría en Historia). San Juan: Universidad Nacional de San Juan, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, Departamento de Posgrado- Maestría en Historia.
  • Ternavasio, M. (2009). Historia de la Argentina 1806-1852. Buenos Aires: Siglo XXI.
  • Videla, H. (1972). Historia de San Juan. Buenos Aires/San Juan: Academia del Plata/Universidad Católica de Cuyo.

Fuentes archivísticas

  • AGP (Archivo General de la Provincia de San Juan). Catálogo sanmartiniano (CSM). Volumen 3, libro 11, folio 101 a 114, folio 118.
  • AGP (Archivo General de la Provincia de San Juan) . Fondo tribunales (FT). Caja 34, Carpeta 97, documento 16, folio 3
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