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SUSCRIBITELa partida de Andrés De Lara disparó recuerdos de algunos amigos que tuvo dentro de su amado mundo de la música. Exigente como nadie, hasta aprendió a tocar la guitarra y compuso, pero compartió pocas de sus obras “porque para él siempre le faltaba un poquito más para terminarla”.
El 'Lata' De Lara, en su salsa, rodeado de música y amigos.
El ‘Lata’, conocido también como Andrés De Lara, disfrutó mucho de la música en su vida, al punto tal de ser señalados por muchos como un crack de la batería y un enorme creativo. Aunque, por sobre todas las cosas, fue su don de gente lo que más tiempo pululará por su querido San Juan.
De chico se inclinó hacia la música en una familia con fuerte trayectoria en lo comercial. Con el tiempo también el virus mercantil salpicaría al ‘Latita’, pero su gran pasión fue el rock, en especial la batería, a quien en los últimos años ‘engañó’ con la guitarra.
Si bien le costaba mucho exteriorizar sentimientos y lo que le pasaba por dentro, Andrés fue un enorme cultor de la amistad en la práctica. Era de esos tipos que estaban 24/7 si alguno necesitaba cualquier cosa. Generoso.
“He conocido tipos sensibles y el Lata. Tenía una enorme sensibilidad en lo humano y en lo musical. ‘Latín Latero’ le decíamos nosotros. Una persona con muchos sueños y gran laburante, siempre sin perder su humidad. Él se subía a los escenarios más importante que había en aquel momento en Argentina y cuando bajaba seguía siendo ese tipo de barrio”, lo recordó Luis ‘Chichón’ Hernández, uno de sus compañeros en el mítico grupo La Gente.
En dicha banda también estuvo Juan Carlos Rubio, quien con gran pesar le dedicó unas últimas palabras a su amigo: “Fue un hermano de la vida, sin duda la persona más bella que me crucé. Un gran músico y un gran compañero. Nos tocó compartir los mejores momentos con la música. Se va un gran tipo, a veces la vida es muy injusta”.
Tanto ‘Chichón’ como Juan Carlos y muchos otros músicos que tuvieron la posibilidad de tocar con el ‘Lata’ resaltaron el ‘tempo’ que él tenía cuando tocaba la batería. Por más que él siempre dijese que no era un gran batero y le quedaba mucho por aprender, era un dominador nato en la materia.
“El Lata nunca se equivocó en el tempo de una canción. Ni la iba apurar ni la iba a tirar más lenta. Era perfecto, como tenía que ser. Él marcaba que sus baquetas y ahí arrancábamos todos”, recordó Hernández.
Fabián Noriega también aportó su experiencia junto a este gran de la música y la sociedad sanjuanina: “El ‘Lata’ era la combinación de buena persona con gran músico, tipo educado y excelente amigo. Era un tipo genial. Desde el minuto uno me pareció una excelente persona. Él me ayudó mucho de corazón con el primer grupo que tuve y siempre fue igual”.
Tras la experiencia con la Gente y otras bandas, su retiro a los cuarteles de invierno fue una nueva excusa para seguir ligado a la música. Ahora a través de su casa de venta de instrumentos desde la que también ayudó a amigos o pibes que recién empezaban con créditos y algunos descuentos que tan bien les vienen a los músicos.
Entre acorde y acorde, también se hizo un tiempo para diseñar muebles y otras creaciones con madera. Aseguran que de haberlo querido podría tranquilamente haberse hecho un lugar en el ámbito de esta actividad artesanal.
El ‘Lata’, Andrés De Lara como lo conocen algunos, se fue a romperla en nuevos escenarios y a seguir cautivando amigos con su inmortal calidad humana.
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