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SUSCRIBITEHace 15 años, una historia de amistad, traición y muerte sacudió a General Las Heras. Cada 20 de julio, resulta imposible no recordar el crimen que dejó una herida abierta en la comunidad.
General Las Heras, un pueblo de poco más de 11.000 habitantes, no necesita fechas para recordar. Pero cada Día del Amigo, la memoria colectiva vuelve al mismo lugar: al restaurante Matute, al patio donde dos mujeres discutieron a los gritos y una terminó muerta. El 17 de abril de 2010, Silvia Luna le quitó la vida a su mejor amiga, Carola Bruzzone, con una maza de cocina. La acusaba de haber filtrado un video íntimo que expuso una infidelidad y arruinó su boda.
La historia tiene todos los ingredientes que suelen convertir una tragedia en un relato que trasciende: sexo, traición, violencia y una comunidad pequeña donde todos se conocen y los rumores son sentencia. A 15 años del crimen, los ecos de ese vínculo roto aún retumban en cada conversación, en cada brindis esquivo del Día del Amigo.
Silvia estaba a una semana de casarse con Juan. El vestido blanco, las invitaciones, el salón: todo listo. Pero entonces, comenzó a circular un video íntimo donde se la veía manteniendo sexo oral con un hombre que no era su prometido. Aunque el video había sido grabado más de un año antes, su aparición fue devastadora. La escena fue tema de conversación en cada rincón del pueblo: desde la plaza hasta la verdulería.
Las miradas se posaron rápidamente sobre Carola, su amiga de toda la vida, nacida el mismo día, confidente de años y compañera de trabajo. Algunos aseguraban que ella planeaba proyectar el video en plena fiesta de casamiento. Aunque esa versión nunca fue probada judicialmente, Silvia creyó en la traición. El enojo creció hasta el punto de quiebre.
El sábado 17 de abril, Silvia fue al restaurante donde ambas trabajaban. Llorando, llamó a su jefe para decirle que no volvería. Luego, enfrentó a Carola en el patio trasero del local. La discusión escaló, hubo gritos, forcejeos. En medio de ese caos emocional, Silvia tomó una maza de medio kilo —la misma que usaban para aplastar milanesas— y le dio un golpe en la cabeza.
Carola no cayó de inmediato. Se defendió. Ambas forcejearon hasta que la herramienta se rompió. Silvia se fue del lugar. Carola rechazó atención médica y se fue a su casa. Horas más tarde, su esposo notó que algo no andaba bien. Tenía un hematoma extradural. Fue operada tres veces. Murió el 26 de abril. Dos días después de la boda que nunca ocurrió.
Silvia fue detenida. En 2012, la Justicia la condenó a 10 años de prisión por homicidio simple. Un año más tarde, la pena se redujo a 4 años tras considerar que actuó bajo emoción violenta. Cumplió su condena en Florencio Varela y salió en libertad en 2013.
Hoy vive en el sur del conurbano. Estudió enfermería, tuvo un hijo con otro hombre y reconstruyó su vida lejos del pueblo donde todo ocurrió. Nunca más volvió a ver a Juan, ni a pisar General Las Heras.
La familia de Carola, en cambio, nunca se fue. Su viudo sigue viviendo en la misma casa donde ella empezó a convulsionar esa noche. Su hijo, que entonces tenía 20 años, se recibió de abogado motivado por el proceso judicial. Nunca apelaron la reducción de la pena: eligieron no prolongar el sufrimiento.
Aunque pasaron tres lustros, el caso sigue vivo en la memoria del pueblo. Aún hoy, turistas preguntan por “el restaurante del crimen”, como si se tratara de un punto de interés macabro. Pero para los vecinos, los familiares y quienes conocieron a ambas mujeres, el hecho sigue siendo una herida que no cierra.
En General Las Heras, hablar del Día del Amigo ya no es solo celebrar. Es también recordar que, alguna vez, la amistad más íntima terminó en tragedia. Una fecha que, en lugar de abrazos, revive el silencio, el desconcierto y una historia que nadie puede —ni quiere— olvidar.
Fuente: Infobae
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