Durante la primera semana de septiembre, América Latina pone el foco en la epilepsia, una enfermedad neurológica crónica que afecta a más de 50 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El 9 de septiembre se conmemora el Día Latinoamericano de la Epilepsia, una fecha destinada a visibilizar avances médicos, desafíos y tratamientos para mejorar la calidad de vida de quienes conviven con esta condición.
Qué es la epilepsia
La epilepsia se caracteriza por crisis recurrentes y no provocadas, originadas por descargas eléctricas anómalas en el cerebro. Sus manifestaciones pueden ir desde ausencias breves hasta convulsiones generalizadas con pérdida de conciencia y control de esfínteres.
De acuerdo con la Liga Argentina contra la Epilepsia, el diagnóstico se confirma cuando una persona presenta al menos dos crisis no provocadas, es decir, sin causas externas inmediatas como fiebre, intoxicaciones o traumatismos.
Además de los riesgos físicos, la enfermedad acarrea estigmatización y barreras sociales, lo que refuerza la importancia del acompañamiento médico y familiar.
Tratamientos disponibles
El abordaje inicial de la epilepsia consiste en fármacos anticonvulsivos. Según la OMS, cerca del 70% de los pacientes logra un control total de las crisis con medicación y seguimiento adecuados.
Sin embargo, alrededor del 30% desarrolla epilepsia farmacorresistente, es decir, persiste con episodios a pesar de los tratamientos. En esos casos, los especialistas recomiendan evaluar alternativas como cirugía, neuroestimulación o la implementación de la terapia cetogénica.
La terapia cetogénica
Se trata de una dieta rica en grasas, moderada en proteínas y muy baja en carbohidratos. Este esquema nutricional provoca un cambio metabólico: el cerebro comienza a utilizar cuerpos cetónicos como fuente de energía en lugar de glucosa, lo que puede reducir de manera significativa la frecuencia de las crisis e incluso eliminarlas en algunos pacientes.
“La terapia cetogénica ha demostrado eficacia en hasta un 55% de los casos de epilepsia de difícil manejo, logrando control total o una reducción considerable de los episodios”, explicó la neuróloga infantil Gabriela Reyes, jefa del área de epilepsia del Hospital Garrahan. Y agregó: “Su implementación requiere un trabajo conjunto entre médicos, pacientes y familias, con controles constantes y seguimiento clínico”.
Instituciones como la Cleveland Clinic respaldan este enfoque, aunque advierten que los resultados varían y que la dieta debe ser supervisada por equipos especializados para garantizar seguridad y nutrición adecuada.
Un caso argentino
El testimonio de Sofía, una niña diagnosticada con epilepsia a los 5 meses de vida, refleja el impacto de este tratamiento. Su madre, Evangelina, contó que la pequeña llegó a sufrir más de 50 ausencias diarias. “Luego de la primera semana con la dieta cetogénica, las crisis desaparecieron. Pasamos de anotar cada episodio a llegar al final del día y decir: hoy cero. Fue un renacer”, recordó.
La experiencia de Sofía, sumada a la evidencia científica acumulada durante más de un siglo, muestra cómo la combinación de terapias médicas y acompañamiento familiar puede transformar el pronóstico de pacientes con epilepsia resistente a fármacos.