Dígale populismo de derecha, dígale plan platita, dígale como quiera.
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Lo cierto es que días antes del balotaje en el que se decidirá quién conducirá los destinos de Brasil los próximos años, Jair Bolsonaro decidió regar de reales la patria de Ronaldinho y Vinicius de Moraes.
La maniobra es sencilla, consiste en adelantar el Vale Gás, un programa social que consiste en un aporte de R$52,00, llamado así por representar el 50% del promedio del precio nacional de una garrafa de gas de 13 kg, del 18 y 31 de octubre al 11 y 24 del mismo mes.
El balotaje es el 30 de octubre, por lo que los dos desembolsos, y el buen humor de los preceptores, se ratificarían antes de la jornada electoral.
Esto se suma a un paquete de medidas económicas que le votó el Congreso en setiembre pasado, a través de una enmienda constitucional que habilita al capitán Presidente a disponer de la friolera de 41.000 millones de reales (8.000 millones de dólares) para planes sociales, subsidios en combustible y transporte gratuito para ancianos, entre otros.
Esto le permitió, entre otras medidas de alto impacto, eliminar muchos impuestos a los combustibles, que redundaron en una baja de la inflación hasta un guarismo negativo, lo que en los medios conservadores del subcontinente se propaló como una especie de “milagro brasilero”.