Una historia que comenzó con la emoción de ganar la lotería se convirtió en una tragedia para una familia en Villaviciosa, Asturias, España. Un joven comerciante local, cuya identidad se mantiene anónima, había ganado un sustancial premio tras el sorteo del EuroDreams el pasado 6 de noviembre. Sin embargo, seis días después, la euforia se transformó en dolor cuando el afortunado apostador falleció repentinamente antes de cobrar ni un solo euro de su premio.
El premio, que ascendía a 2 mil euros al mes durante cinco años, totalizando 120 mil euros, quedó sin ser reclamado por el ganador. Otto Gutiérrez, propietario de la agencia de lotería donde se vendió el billete ganador, expresó su asombro al enterarse de la noticia, especialmente porque el ganador tenía planes de casarse pronto y consideraba este premio como el regalo perfecto.
Según las normativas de Loterías y Apuestas del Estado para situaciones como esta, el premio debía pagarse durante cinco años. En el caso de fallecimiento del ganador antes del abono completo, el importe remanente se entregará en un único pago a sus herederos, de acuerdo con las leyes de sucesiones vigentes.
Este importe se distribuirá entre los herederos, redondeando hacia la unidad inferior, y se abonará cuando se cumplan los requisitos establecidos en las leyes de sucesiones y tributarias.
El EuroDreams no es exclusivo de España, ya que participan países como Bélgica, Luxemburgo, Austria, Suiza, Portugal, Francia, Irlanda y el Reino Unido. Los participantes eligen seis números del 1 al 40 y un número "Sueño" del 1 al 5 en su boleto, que tiene un costo de 2.50 euros.
Este dramático episodio en España no es único; un caso similar ocurrió en Irlanda hace una década. Margaret Loughrey, ganadora de 31 millones de euros en 2013 gracias a EuroMillones, experimentó una transformación devastadora en su vida. A pesar de la euforia inicial de ganar la lotería, Loughrey confesó que su victoria fue un "viaje de ida y vuelta al infierno".
Después de donar gran parte de su fortuna a obras benéficas, Loughrey sufrió robos y acoso, lo que llevó a una considerable reducción de su fortuna, quedándole solo 5,8 millones de euros. En 2019, antes de su trágica muerte, lamentó haber ganado la lotería, afirmando que esta experiencia destruyó su vida y la dejó triste y sola. Estas historias subrayan que la fortuna financiera no siempre garantiza la felicidad y puede, en algunos casos, traer consigo más desafíos y dificultades.