El 30 de octubre se celebrará en Brasil el balotaje, la segunda vuelta de las elecciones que definirán entre el actual presidente Jair Bolsonaro y el ex presidente con dos mandatos cumplidos, Ignacio Lula Da Silva quién conducira los destinos del gigante sudamericano los próximos 4 años.
Durante el proceso electoral, desde el bolsonarismo se apeló a todo, desde la fake news, pasando por los insultos en los debates y las denuncias preventivas de fraude, hasta el asesinato de militantes.
Pero la acusación contra el candidato opositor de tener un pacto con el diablo (seria, no como chiste) no se había visto en esta campaña en Brasil, ni en ninguna otra campaña política, al menos, de Occidente.
La insólita secuencia tiene, como todo, un contexto. Bolsonaro se ha hecho fuerte entre los poderosos sectores evangélicos brasileros, que constituyen el 30% de su electorado.
Muchos de estos, que votaron por el capitán Presidente por su costado religioso, se vieron sorprendidos con la difusión de un video en el que se lo ve a Bolsonaro participando de un acto en un templo de la Masonería, rodeado de elementos de ese culto, que los cristianos asocian con Satanás.
https://twitter.com/dinlenrau/status/1577381972522967040
De paso, en el acto se mandaban la celebración del golpe militar de 1964, que instauró una dictadura que gobernó Brasil hasta 1985, dejando 421 detenidos desaparecidos reclamados por sus familiares, y miles de víctimas más entre indígenas y campesinos que jamás fueron registrados.
Muchos cuestionaron incluso el slogan bolsonarista de “Dios Patria y Familia”, y comenzaron a llamarlo “el falso mesías”.
Ante esto, para girar el eje de la polémica, desde el bolsonarismo impulsaron en redes sociales, donde son fortísimos, el pacto entre Lula y Belcebú, o el Malo, o Astaroth, o el Diablo, o como quieran mencionarlo.
El impacto fue tan fuerte entre los sectores religiosos (vayan tomándole el peso a las cosas que los conmueven) que desde la campaña del candidato se vieron obligados a comunicar que “Lula no tiene pacto ni jamás conversó con el diablo”, y a ratificar en una serie de puntos la fe cristiana del ex sindicalista.
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