El Reino Unido registró este martes la temperatura más alta de su historia con 40,2° grados centígrados a las 12:50 hora local, y se espera que siga subiendo. La nueva marca se alcanzó tras una noche que también había sido la más cálida nunca antes registrada en Inglaterra, al compás de una ola de calor que afecta a toda Europa y que golpeaba especialmente a la isla británica, más acostumbrado al clima suave y a la lluvia.
La Oficina Meteorológica británica dijo que las cifras provisionales mostraban que la temperatura se había mantenido por encima de los 25°C (77°F) en partes del país por primera vez durante la noche del lunes al martes.
Esta mañana el Met Office (Oficina de Meteorología del Reino Unido) comunicó que en Charlwood, condado de Surrey, se registraron los 39 grados que constituyen -solamente por ahora- un nuevo récorsd y confirman que será el día más cálido desde que se lleva registro en el país.
La meteoróloga de la agencia Rachel Ayers dijo que el martes se esperaban temperaturas máximas “sin precedentes”.
“La temperatura será muy alta durante todo el día, antes de subir hasta a 40°C, quizá incluso 41°C en puntos aislados de Inglaterra durante la tarde”, dijo. Buena parte de Inglaterra, desde Londres en el sur a Manchester y Leeds en el norte, está bajo la primera alerta roja del país por calor extremo, lo que implica que incluso personas sanas corren riesgo de muerte, conforme el tiempo seco y cálido que ha castigado la Europa continental durante el resto de la semana se desplaza hacia el norte.
Los termómetros llegaron el lunes a 38,1°C (100,6°F) en Santon Downham, en el este de Inglaterra, ligeramente por debajo del récord británico de 38,7°C (101,7°F) fijado en 2019. Se esperaba que el martes fuera más caluroso. Las temperaturas medias de julio en Gran Bretaña oscilan entre una máxima diaria de 21°C (70°F) y una mínima de 12°C (53°F), y pocas viviendas o pequeños negocios tienen aire acondicionado.
Mucha gente lidiaba con el calor quedándose en casa. El tráfico en las carreteras fue menor al habitual para un lunes. Los trenes funcionaban a baja velocidad por temor a deformaciones en las vías, o no circulaban en absoluto. La estación londinense de King’s Cross, uno de los núcleos ferroviarios más transitados del país, estaba vacía el martes, sin trenes en la bulliciosa línea de la costa este que conecta la capital con el norte y Escocia. El aeropuerto londinense de Luton tuvo que cerrar la pista de aterrizaje por daños provocados por el calor. El secretario de Transportes, Gran Shapps, dijo que la infraestructura británica, parte de ella construida en la época victoriana, “simplemente no se construyó para soportar esta clase de temperatura, y pasarán muchos años antes de que podamos reemplazar (...) con la clase de infraestructura que podría”.
Se reportaron al menos cinco ahogamientos en ríos, lagos y embalses en Gran Bretaña, donde la gente trataba de refrescarse.
Expertos climáticos advierten que el calentamiento global ha aumentado la frecuencia de fenómenos climáticos más extremos, y los estudios muestran que la probabilidad de que las temperaturas en Gran Bretaña lleguen a 40°C es ahora 10 veces mayor que en la era preindustrial. La sequía y las olas de calor vinculadas al cambio climático también han hecho más difícil combatir los incendios.
La ola de calor ha golpeado el sur de Europa desde la semana pasada y provocado incendios forestales en España, Portugal y Francia. Se han reportado casi 600 muertes relacionadas con el calor en España y Portugal, donde se alcanzaron los 47°C (117°F) la semana pasada. Miles de personas han sido evacuadas de sus hogares y lugares de vacaciones en la región de Gironda, en el suroeste de Francia, desde que comenzaron varios incendios en los secos pinares de la zona hace una semana.