Corría el año 1967 y en un gesto que buscaba "hacer patria" y devolver al pueblo el apoyo incondicional al club, el icónico Boca Juniors, bajo la visionaria presidencia de Alberto José Armando, emprendió una iniciativa formidable: la donación de una escuela a cada provincia argentina. Entre las 23 instituciones educativas beneficiadas por este ambicioso programa, conocido como "Armando Escuelas", se encontraba la provincia de San Juan, que recibió con entusiasmo la Escuela Rabindranath Tagore, ubicada en Pocito, de nivel primario, ubicada en Villa Paolini.
Aquel septiembre de fines de los '60, con las finanzas del club en un momento de auge, Boca invirtió 2.500.000 pesos de la época –equivalentes a unos 150 mil millones de pesos en valores actuales– en este proyecto singular, que hasta el día de hoy no ha encontrado imitadores.
Las escuelas donadas poseían una estructura distintiva: tenían forma hexagonal, estaban construidas con chapa y madera, y abarcaban aproximadamente 170 metros cuadrados. Su interior y exterior, pintados de los colores azul y oro característicos del club, evocaban en algunos la forma de una Bombonera en miniatura, aunque para los niños resultaron ser más parecidas a una calesita, un apodo que se popularizó sin que muchos supieran de la existencia de otras iguales a lo largo del país. Así fue la flamante escuela que llegó a Pocito, con la noble intención de fomentar la educación y el sentido de pertenencia nacional.
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La escuela Tagore en Pocito (Foto compartida en Google por Andrea Matesich).
Las "Calesitas" Boquenses, entre el éxito y el olvido
Mientras la Escuela Rabindranath Tagore en San Juan comenzaba su andar, a lo largo y ancho de Argentina, las demás "calesitas" boquenses tejían sus propias historias, algunas de éxito rotundo y otras marcadas por el paso implacable del tiempo.
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Plano de uno de los ejemplares donados por Boca, que se encalló entre estructuras de ladrillo (foto TyC Sports).
A casi 60 años de aquella iniciativa, se estima que 15 de estas escuelas aún siguen en funcionamiento, como la sanjuanina, aunque solo cinco conservan su estructura original. Entre los ejemplos más destacados se encuentra el Jardín de Infantes Nº1 "La Calesita Encantada" en Tierra del Fuego, el primer establecimiento de nivel inicial en El Fin del Mundo. Desde 1972, ha sido un pilar educativo, aunque su estructura original, ahora sede de oficinas, ha cambiado los colores xeneizes por el celeste y naranja fueguino. A pesar de los cambios, su directora anhela una placa conmemorativa y restablecer el vínculo con el club que les brindó su origen.
En el otro extremo del país, en Tucumán, la Escuela Primaria Nº203 Tiburcio Díaz de Puesto Los Valdez, aunque anterior a la donación, recibió una de estas estructuras en 1969, usándola hasta 2008. Esta institución sí logró mantener un lazo con Boca, gracias a la gestión de su directora de secundaria, Magdalena Moreno, quien facilitó visitas de delegaciones del club entre 2016 y 2022, dejando como legado un mural pintado en conjunto. Otras escuelas que mantienen su forma original y continúan la labor educativa incluyen la Escuela Nº4102 Carmen Salas en Salta, la Escuela Nº48 Ricardo Guiraldes en Entre Ríos, la Escuela Nº300 Maestro Alilo Núñez en La Rioja, la Escuela Nº258 Campos Ramón en Misiones, y la Escuela Nº230 José Pedroni en Santa Fe.
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Visita de la fundación Boca a la Escuela Primaria N°203 Tiburcio Díaz en 2017 (foto: TyC Sports)
Sin embargo, no todas las "calesitas" corrieron con la misma fortuna. La escuela de Formosa, llamada José Ignacio Fernández Maradona –la única con un nombre que alude directamente a una figura ligada a Boca–, lamentablemente se derrumbó en la última década y tuvo que trasladarse. De manera similar, la escuela de Chubut sufrió dos incendios a pocos años de su edificación, obligándola también a buscar una nueva sede.
A pesar de los desafíos y las distintas trayectorias, el legado de "Armando Escuelas" perdura. Aquel día de septiembre de 1967, Boca Juniors no solo donó estructuras físicas; sembró la semilla de la educación en cada rincón del país, dejando una marca imborrable de compromiso social que, en lugares como San Juan, sigue siendo un testimonio vivo del poder del deporte para "hacer patria".
(Con información de TyC Sports)