Un centro de investigadores sanjuaninos emitió una fuerte crítica a la normativa existente sobre el manejo del agua para riego de los cultivos, y propuso que llegó la hora de cambiar algunos artículos para evitar continuar derrochando en épocas de sequía.
Aseguran que por el mal uso de la distribución de riego se han perdido el equivalente a 4,5 diques de Ullum llenos en cinco años.
“Si queremos avanzar a un sistema más eficiente en la gestión del agua para riego, sí hay que cambiar por lo menos el artículo 127 del Código de Aguas”, afirmó Maximiliano Batistella, investigador del INTA San Juan y miembro del comité Científico del CIGGIA (Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación para la Gestión Integral del Agua en el Árido).
El último informe de coyuntura de octubre del centro se llama “Las restricciones de agua para riego y el falso dilema de la sábana corta”, y promete levantar polvareda.
Batistella explicó lo que se viene planteando desde hace unos años con el agravamiento de la sequía, que en San Juan existe un coeficiente uniforme de distribución del agua para toda la superficie con derecho de riego. “O sea, le corresponde la misma cantidad de agua, en el mismo momento; a toda la superficie con derecho, sin considerar si la superficie está efectivamente cultivada o no, o el tipo de cultivo que tiene, o el tipo de suelo sobre donde está cultivado, o el clima de ese momento, que son los factores que hay que considerar para hacer una gestión eficiente del riego”, dijo el especialista.
Los problemas de la ley
“Tenemos dos problemas a raíz de eso" dijo Batistella. El primero es que cuando hay una sobreoferta hídrica, "se producen los fenómenos de revenición, las napas freáticas se acercan a la superficie y se estima que el 50% de la superficie bajo riego en San Juan, esos años, tiene problema de salinidad, con un impacto muy negativo en la productividad".
Cuando se produce lo contrario, en los años de sequía, y sobre todo cuando esos años de sequía están muy sostenidos, como viene pasando desde hace más de una década, "lo que va pasando es que no hay recarga del acuífero, al no haber una gestión integral de las presas, estamos con nuestras presas por debajo de los niveles de seguridad, lo cual es un riesgo tanto para la infraestructura de la presa como para el agua potable”, aseguró.
El especialista destacó que la mitad del agua potable que consumen los sanjuaninos proviene del dique Ullum, es superficial, y la otra mitad es del acuífero. “Y como estamos distribuyendo toda el agua para riego, no se produce una recarga en el acuífero. Eso está haciendo que se produzca un proceso de sobreexplotación del acuífero, bajando los niveles a los cuales se encontraba en promedio el agua, e incrementando la contaminación salina y de nitratos en algunas zonas”, agregó.
La necesidad de reformar el Código de Aguas es porque el artículo 127 al que aludió Batistella, prohíbe explícitamente la asignación de coeficientes diferenciales al riego, y justamente lo que tendria que hacer San Juan es regar con diferanciales para evitar los problemas enumerados anteriormente.
El documento completo se puede leer a continuación:
El centro
El CIGGIA está integrado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), el Instituto Nacional del Agua (INA) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). El gobierno de San Juan también participa.