Hoy asumió al frente del ministerio de Economía de Argentina Silvina Batakis. La ex ministra de Daniel Scioli en Buenos Aires se hizo cargo del hierro caliente sin equipo, sin los números finos del área que conducirá, “sin saber ni como se llama el mozo al que le tiene que pedir un café”, ironizaron desde la oposición.
Esta condición precaria en la asunción era merecedora, para algunos analistas y periodistas, de un “feriado cambiario”. Pero en este punto hay divergencias, incluso, entre especialistas del “mismo palo”.
En medio de todo este panorama incierto, especialistas del mundo económico coinciden en que la caída argentina va a arrastrar al peso
Para justificar esta promesa de devaluación, desarrollan algunos puntos, que podemos resumir en tres ítems.
Emisión
El gobierno argentino, pese al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que buscaba limitar la emisión monetaria, continuó con la práctica. La necesidad de no caer en default con títulos en moneda nacional podría acrecentar la tendencia, presionando sobre la inflación y, lógicamente, haciendo perder valor al peso.
Menos exportaciones agrícolas
La cosecha nuevamente récord que la Argentina tuvo este año se está quedando en los silo bolsas de los productores, que buscan recuperarse del aumento de precios de los insumos a la espera de una mayor cotización del dólar para, entonces sí, exportar.
Más importación de energía
Los dólares que el BCRA debería destinar a la protección de la moneda, deberán utilizarse para seguir importando energía, que solvente la demanda invernal, que aumenta y corre el riesgo de no ser satisfecha.
El escenario no cambiará, al menos, hasta que Argentina termine de solucionar sus problemas de infraestructura y el mítico, a esta altura, gas de Vaca Muerta pueda ser llevado por todo el país y exportado.
La guerra entre Rusia y Ucrania, cuyo fin no aparece en el horizonte cercano, promete gas y petróleo cada vez más caros.
La corporización en “la diaria” de los argentinos de estas realidades se materializaría en una inflación de tres dígitos, con una caída de los salarios imposibles de compensar por parte de los empleadores.