Si se cumple el pronóstico de algunos analistas, en el segundo semestre el dólar paralelo llegaría a los 270 pesos. Esto, o echaría por tierra la idea de acortar la brecha entre la cotización blue y la legal, u obligaría al gobierno a llevar el precio oficial cerca de ese valor, lo que implicaría una devaluación similar a la que se sufrió en el gobierno de Macri, tras la derrota en las PASO presidenciales.
En este caso estaríamos hablando de una inflación que superaría cómodamente los 3 dígitos. El Gobierno enfrenta una serie de problemas para frenar una corrida e impedir una devaluación. Algunos son evidentes y fáciles de analizar.
En el segundo semestre el BCRA contará con menos divisas para hacerle frente a una estampida del precio del dólar, porque ya no contará con la liquidación de divisas del agro, que se da en el primer semestre.
Tampoco ingresará dinero por Ganancias y Bienes Personales. Estos tributos obligan, muchas veces, a que los contribuyentes tengan que vender los dólares atesorados para hacerles frente a estos impuestos, y esto provoca una baja de la moneda.
En el plano internacional se espera que los commodities se estabilicen, por lo que Argentina perdería cierta ventaja que tiene con respecto a sus principales productos de exportación.
En definitiva, el factor determinante que llevaría al Gobierno a enfrentar inerme una devaluación de facto es la falta de reservas. De este dato da cuenta un hecho que se informó en las últimas horas: mientras en esta semana se deberían gastar 500 millones de dólares en importación de gas, el BCRA sólo pudo acumular 40 millones de dólares en su caja.