A veces las grandes historias deportivas no nacen en una final, sino en el día a día, entre la rutina del estudio, los entrenamientos y la búsqueda del equilibrio.
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SUSCRIBITEEl sanjuanino Carlos Bustos, de 26 años, logró la medalla de bronce en el Torneo Nacional Clausura 2025 de judo, disputado en el Estadio Aldo Cantoni. Estudiante de Ingeniería y judoca desde hace 9 años, combina su formación académica con la pasión por un deporte que considera una verdadera escuela de vida.
A veces las grandes historias deportivas no nacen en una final, sino en el día a día, entre la rutina del estudio, los entrenamientos y la búsqueda del equilibrio.
Esa es la historia de Carlos Bustos, un joven sanjuanino que logró convertir el tatami en su segunda aula, y que hoy protagoniza un nuevo episodio del ciclo ALMATEUR. Bustos combina su carrera de Ingeniería con una pasión que lo acompaña desde los 17 años: el judo. Nueve años después, con una medalla de bronce conseguida en el Torneo Nacional Clausura 2025, sigue entrenando con la misma convicción con la que comenzó: disfrutar el proceso más que los podios.
“El judo me enseña a ser mejor que ayer. Me da resiliencia: caerse, levantarse y volver a intentarlo. Eso lo aplico todos los días, no solo en el deporte”, cuenta durante la entrevista.
Un deporte que forma carácter
Carlos descubrió el judo por curiosidad, después de pasar por otras artes marciales. Lo que empezó como una actividad física se transformó en una escuela de vida.
Aprendió a respetar al rival, a controlar la frustración y a valorar cada paso del aprendizaje, incluso cuando las cosas no salían como esperaba.
“El objetivo principal era disfrutar. Cuando uno atraviesa una lesión, lo que más extraña es volver al tatami, sentir la adrenalina de cada combate. Volver a vivir eso fue lo más lindo”, confiesa.
Ese equilibrio entre mente, cuerpo y disciplina es lo que lo mantiene firme, tanto en el dojo como en la facultad. “El judo me ordena. Me da una estructura mental que después aplico en mis estudios”, dice.
El valor de competir en casa
Hace apenas unas semanas, el Estadio Aldo Cantoni fue escenario del Torneo Nacional Clausura 2025, donde el sanjuanino se colgó una medalla de bronce en la categoría Q Graduado Masculino -66 kg.
Lejos de quedarse con la foto del podio, Bustos recuerda el torneo como una experiencia de reencuentro y aprendizaje.
“Competir en casa es distinto. Estás en tu zona de confort, con tu familia, tu casa y tus compañeros cerca. Eso te da calma y confianza antes de salir al tatami.”
El judo también se comparte
Entre entrenamientos, torneos y estudios, Carlos encuentra en su dojo un espacio de contención.
Bajo la guía del profesor Meritello, entrena en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas junto a una comunidad de casi cien judokas de distintas edades.
“Nos conocemos todos. Es un grupo muy unido, donde tiramos todos para el mismo lado”, resume.
“Y después de cada competencia, hacemos nuestro tercer tiempo: un asado entre todos, donde compartimos anécdotas y experiencias. Es la postal más linda del judo argentino.”
Lecciones desde el tatami
Entre las anécdotas que más lo marcaron, recuerda una en particular:
“Una vez en un nacional en Carlos Paz me pasé 700 gramos del peso límite y me subieron de categoría. Al principio fue frustrante, pero terminé ganando combates y quedándome en -66 kg. No hay mal que por bien no venga.”
Esa anécdota resume su forma de ver la vida: transformar cada caída en una oportunidad para aprender.
Por eso, cuando habla de sus objetivos, no menciona títulos ni rankings, sino crecimiento personal.
La entrevista completa para ALMATEUR:
 
  
 
   
   
  