La noticia cayó como una bomba en Villa Krause. Pasado el mediodía, Unión comunicó que Eduardo “Cachilo” Magallanes dejaba de ser el entrenador del primer equipo. Nada de explicaciones, solo un agradecimiento formal. Pero mientras el club mantiene el silencio, el DT abrió la puerta a una historia mucho más turbulenta. Estoy sorprendido con la noticia de hoy”, le dijo a Tiempo de San Juan, todavía en estado de shock. “Hace dos horas me llamaron y me dijeron que no seguía más, imaginate", agregó el entrenador.
La salida, asegura, no fue un hecho aislado, sino la consecuencia de un conflicto que venía acumulándose. “Vienen discusiones desde hace mucho: que tienen que jugar los refuerzos, que cambia el capitán, que no vayamos al parque a entrenar, que yo quería jugar el viernes para tener dos días más de recuperación y no, que tenía que ser domingo… Todo pelea de uno o dos que están metidos en el club”. Según él, el punto de quiebre llegó cuando se modificó la conducción del fútbol. “Desde que se va Mauricio Acosta y entra gente nueva empieza todo. Hay uno que quedó, que mete a otros, que está metido en la barra. Querían que cambie el capitán, que jueguen los de afuera, los refuerzos, porque tienen un solo representante. Vienen estos problemas de rato”.
Las tensiones, asegura, no eran solo rumores sino presiones concretas. “Sí, me apretaron. Este es el precio de no cobrar más la deuda, pero lo tengo que decir. Quieren que jueguen los de afuera porque les dan casa, porque los trajo tal representante. Y no es así. Juega el que tiene que jugar”. Describe además un desgaste cotidiano: falta de vitaminas para el plantel, prohibiciones para entrenar en el parque, choques constantes. “Esto viene de hace rato. Lo que pasa es que los triunfos taparon todo”.
A la puja deportiva y dirigencial se sumó lo económico. “Hay una deuda conmigo, más de dos millones. Me dijeron que me la iban a pagar, que me sacaban pero que me dejaban al día. No me lo esperaba”. La ironía es inevitable, ya que horas antes, Magallanes había sido elegido Mejor Técnico de San Juan en los Premios Moscatel. “Anoche me eligieron en Albardón, me fui con mi hijo, comimos un asadito. Nunca pensé que me iban a echar por resultados. Sacamos casi 90 puntos. Empatamos la en Media Agua y acá la íbamos a ganar...”.
Pero lo que más genera bronca en el DT es la versión que anda circulando y según él, salió del seno de la dirigencia de Unión. La misma se refiere a que el DT había “vendido” la final ante Desamparados, que se disputará el 17 de diciembre en el Bicentenario. Él lo niega con una mezcla de sorpresa e indignación. “¿Cómo vas a arreglar una final? ¿Cómo te vas a dejar ganar una final? ¡Es una locura! Yo quería jugar el miércoles pasado porque Sportivo estaba golpeado, tirado. Era para liquidarlo. Esto viene de ellos mismos. Hacen poner cosas a los mismos muchachos a los que les dan entradas gratis. ¿Cómo voy a vender una final si ya tenía el equipo armado? Me quieren ensuciar”.
Según Cachilo, lo que está atravesando hoy le genera "bronca": "Cuando yo llegué tenían 6 puntos y saqué 83. Salimos campeones invictos. ¿Cómo no voy a tener bronca?”. Aun así, no se siente solo. “Me llamó la mayoría del plantel. Están muy enojados, pero son empleados del club. No pueden hacer mucho”.
Mientras tanto, Unión enfrenta un problema inmediato: sin técnico, con el plantel convulsionado y con compromisos decisivos encima -la revancha ante General Belgrano por el Regional Amateur y la final del Clausura ante Desamparados-, debe encontrar un reemplazante en tiempo récord. Con el Bicentenario en obras y la posibilidad de que la final se adelante, la crisis se amplifica.