Recién llegado de Buenos Aires, Nicolás Jorquera espera a Tiempo de San Juan en la plaza de Villa Krause acompañado de su padre Ricardo. Como cuando tenía 5 años y hacía sus primeros goles en la escuelita de Unión, como en su fugaz y soñado paso por San Martín, el hombre sigue siendo su máximo sostén en su carrera y aventura futbolera. "Mi familia siempre estuvo en las buenas y en las malas, por ellos también quiero llegar a Primera", confiesa a sus 17 años la nueva joyita sanjuanina de Racing Club.
El joven, oriundo del Lote Hogar 18, departamento Rawson, tiene en claro que sus padres, novia e hijo que viene en camino son una motivación especial para cumplir el anhelo de alcanzar la máxima división del fútbol argentino. Un poco tiene que ver con el poder retribuirles todo lo que hicieron por él: "De chico pienso que si llego a cumplir mi sueño también puedo ayudar económicamente a mi familia. Mi mamá Beatriz es ama de casa y mi papá Ricardo es trabajador ambulante, siempre vendió de todo un poco. Muchas veces lo acompañé a trabajar, hacía changas", dice el delantero.
No hay que olvidarse de donde uno viene. Mi familia me apoyó y acompañó siempre, con lluvia, con más de 40 grados de temperatura; siempre hicieron lo imposible par que yo pueda entrenar. No hay que olvidarse de donde uno viene. Mi familia me apoyó y acompañó siempre, con lluvia, con más de 40 grados de temperatura; siempre hicieron lo imposible par que yo pueda entrenar.
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Nico lleva apenas un par de semanas en la Academia, integrando la 5Ta división (a un paso de Reserva y a dos de Primera) y viviendo en una pensión donde hay cientos de chicos que también buscan transformar, a través del fútbol, su vida y la de su familia: "Hay chicos tucumanos, cordobeses, chaqueños. Yo soy el único futbolista de San Juan. La verdad es que es una linda experiencia, la pensión es hermosa y el club de brinda todo, hasta las cuatro comidas. Ahora lo importante es entrenar y mejorar para cumplir mi sueño".
Delantero y con físico y altura (1,85 metros) destacable para su corta edad, se forjó prácticamente en las inferiores del Azul de Villa Krause. Allí jugó de los 5 a los 16 años, cuando llevó sus goles al Pueblo Viejo. Si bien en sus primeros años como futbolista se desempeñó como defensor, el entrenador Rafael Velasco un día lo puso de nueve y desde entonces nunca más se movió de esa posición. Recuerda que en su debut como delantero marcó tres goles.
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En San Martín llegó a convertir en la Primera Local y en Cuarta División. Entrenó en varias ocasiones con el plantel que dirigía Andrés Yllana, pero nunca tuvo la chance de ir al banco en la Primera Nacional. En el medio, en su preparación también estuvo presente el Centro Integral de Entrenamiento, cuya entidad se encarga de mejorar, potenciar y perfeccionar el desarrollo deportivo infantojuvenil. Allí trabajó con Germán Salla, Federico Acevedo y Alberto Arrieta, quienes ya han exportado chicos a los principales clubes del fútbol argentino.
"Yo pasé muchas pruebas para llegar a donde estoy hoy. Me rechazaron de Huracán y San Lorenzo e incluso Racing también. Pero nunca me di por vencido, siempre salí adelante. Mucho tienen que ver los clubes por los que pasé: San Martín me ayudó de muchas maneras para formarme futbolísticamente. Ahora estoy feliz, la verdad es que no tengo palabras para describir lo que estoy viviendo. Estoy con ganas de entrar a la cancha y romperla", expresa Nico, un pibe con grandes ilusiones.
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